El Museo de Ciencias Naturales, una visita obligada en cualquier momento del año

Redacción de La Nueva.

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   Monte Hermoso es mucho más que sol, playa y atardeceres inolvidables. En cada rincón del balneario se puede descubrir una nueva opción para que grandes y chicos disfruten, y pasen momentos inolvidables. Para los amantes de la ciencia, el lugar indicado es el Museo Vicente Di Martino, que se encuentra junto al palacio municipal, detrás de la feria de artesanos.

   Para calmar sus ansias de conocimiento, hasta allí se fueron Mariana García y Diego Minich, para que el encargado del lugar Maximiliano Retamozo les contara qué se puede hallar allí y qué se puede hacer.

   “Aquí se puede encontrar todo sobre la parte natural de Monte Hermoso, con una muestra permanente de las eras geológicas y que termina justamente con las huellas humanas de 7 mil años de antigüedad que se encuentran en la playa, donde desde hace años venimos llevando a cabo visitas guiadas”, contó.

   “Por suerte, la gente se engancha siempre con estas cosas y en la actualidad siempre estamos con los cupos completos”, añadió el museólogo.

   En ese sentido, recordó que la institución comenzó a funcionar el 21 de septiembre de 1977 y que siempre contó con la colaboración de los vecinos montehermoseños.

   “Hay que pensar que Vicente Di Martino vino desde Mar del Plata y recayó acá pensando que este era el Monte Hermoso del que hablaba Darwin en 1833, cuando ese es -en realidad- el sitio conocido como Farola Monte Hermoso”, comentó.

Para realizar las visitas guiadas, es necesario inscribirse previamente en el museo: todos los días de 8 a 14 y de 18 a 24.

   Allí, en medio de una riqueza paleontológica impensada, en 1991 la marea dejó al descubierto huellas humanas en la playa, cercanas al hoy Complejo Americano. 

   “Todo ese lugar es hoy un sitio protegido de la provincia de Buenos Aires, creado en 2004 para resguardar a esas huellas de unos 7 mil años de antigüedad”, dijo Retamozo.

   También destacó la presencia del scelidoterio “Salvatore”, que -junto con el hallazgo de sus huellas y una fuerte movilización de los montehermoseños- permitió que hoy el museo se ubique en el lugar donde se encuentra