Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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¿Cuál será el impacto en Bahía Blanca del gasoducto desde Vaca Muerta?

Pese a las dificultades que atraviesa el Tesoro Nacional, Alberto Fernández anunció el tendido de un gran ducto hasta Salliqueló y sur de Santa Fe para reducir importaciones. No pasa cerca de la ciudad, pero su relación es directa.

La última obra de este tipo fue en 1989

 

Adrián Luciani
aluciani@lanueva.com

   Poco más de 250 kilómetros separan a Bahía Blanca de la traza del futuro gasoducto troncal desde Vaca Muerta.

   Distancia suficiente como para pensar que se trata de una  obra que no tiene ni tendrá nada que ver con nuestra ciudad.

   Incluso, al tratarse de una inversión que estará enterrada, su no visibilidad ayudará a que pase desapercibida para la comunidad, sobre todo en una ciudad agobiada por otros problemas, como por ejemplo, la falta de agua.

   Sin embargo, el futuro gasoducto Tratayén – Salliqueló - San Jerónimo (sur de Santa Fe) es un proyecto que puede llegar a tener gran incidencia en el futuro local.

   En tal sentido, su concreción posibilitaría dos proyectos clave para Bahía Blanca: la expansión del Polo Petroquímico, hoy acotado por la falta de gas en los meses de invierno, y la exportación de Gas Natural Licuado (GNL) por el puerto.

   Ahora esos objetivos parecen una utopía en un país endeudado y con un riesgo país por las nubes, pero también es cierto que nunca el escenario fue propicio en la Argentina, ni siquiera a fines de los 60, cuando comenzó a ser ideado el complejo petroquímico, ni en 1981 cuando se inauguró la primera planta petroquímica, ni en 1989, cuando comenzó a operar el gasoducto Neuba II, por mencionar sólo algunos ejemplos.

   Ventajas

   ¿Pero cómo puede llegar a tener incidencia en Bahía Blanca un ducto que pasará a casi 300 kilómetros de distancia?

   La respuesta hay que buscarla en su relación con la red de gasoductos locales.

   Sabido es que a Bahía Blanca llegan desde el sur tres gasoductos (Neuba I, Neuba II y General San Martín), los cuales luego continúan hacia el norte hasta su interconexión en el anillo de GBA (CABA, AMBA).

   En ese esquema de transporte, según un informe del Enargas, este nuevo gasoducto troncal Tratayén, Salliqueló y sur de Santa Fe, liberará capacidad y aumentará el suministro en la ruta Neuquén–Bahía Blanca.

   Siendo que los tres gasoductos que nacen en Bahía Blanca llegan al anillo de GBA, arribar con el nuevo gasoducto a la Planta Compresora Saturno (Salliqueló) permitirá liberar capacidad y entregar más gas natural en toda la provincia de Buenos Aires.

   El relevamiento señaló que el nuevo ducto permitirá atender una demanda futura del Polo Petroquímico de 15 MMm3/diarios y en una etapa posterior podría habilitar la construcción de una planta de GNL con una demanda potencial de 16 MM m3/ diarios.

   Entre quienes vienen bregando por la ejecución de la obra se encuentra, además del Municipio y el Consorcio del Puerto, la Unión Industrial de Bahía Blanca.

   Su director ejecutivo, el ingeniero Ricardo Rabbione, señaló que para la entidad el gasoducto denominado Néstor Kirchner es una obra estratégica.

   Recordó que el 22 de septiembre le enviaron una carta al secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, con copia al presidente de la Nación, Alberto Fernández y al gobernador Axel Kiciloff, entre otros funcionarios donde se puso de manifiesto la importancia de ejecutar la traza Tratayén –Salliqueló.

   “Entendemos que, de realizarse esta primera etapa, es una muy buena noticia para la ciudad por varios aspectos”, puntualizó.

   En tal sentido, Rabbione mencionó que aprovecha la capacidad disponible de la infraestructura existente, tanto de TGS como de TGN.

   “Además, se ejecuta una obra que necesita el país para el desarrollo de Vaca Muerta, se puede empezar a pensar en una reducción gradual de los aportes de gas importado de Bolivia, por ejemplo, y contar también con una traza central estratégica que atraviesa nuestra provincia.

   “Además –continuó--, se lograría reemplazar el GNL importado y los combustibles líquidos en los puertos de Bahía Blanca y Escobar y se viabilizará el desarrollo petroquímico y de licuefacción local”.

   Rabbione destacó que la obra permitirá reforzar el suministro del Gran Buenos Aires y el Litoral con gas argentino y se asegurará la confiabilidad del suministro para la producción bahiense de GLP, al tiempo que se evitarán inversiones adicionales y se hará viable la exportación a Chile, Brasil y el mercado internacional de GNL.

   “Entendemos que el gasoducto Kirchner optimiza los recursos del país, posibilita el desarrollo industrial petroquímico y el crecimiento portuario en Bahía Blanca”, precisó Rabbione. 

¿Importante o imprescindible?

   Ahora bien, ¿hasta qué punto es determinante la concreción de este gasoducto para una futura ampliación del polo petroquímico?

   Varias fuentes consultadas en el sector, lejos de relativizar su importancia, destacaron la posibilidad de contar con más cantidad de gas, es decir, de un insumo básico para la industria.

   De todas maneras, dijeron que existen proyectos, por caso la construcción de otra planta por parte de Profertil, que no depende necesariamente de la realización del nuevo ducto hasta Salliqueló.

   “No es que sin un nuevo gasoducto la ampliación no se puede concretar, pero si se hace es una señal que el país crece en producción y transporte y eso facilita el proyecto de Profertil u otros que se quieran realizar”, enfatizaron.

   Sobre este punto, mucho más dependiente de la cañería a licitar aparece sin dudas la concreción de una o dos plantas de licuefacción de gas en Bahía Blanca.

   Este tipo de establecimientos consiste en instalaciones de variado tamaño para convertir el gas natural en gas natural licuado (GNL).

   En el caso local, la idea consiste en emplear el fluido proveniente de la Patagonia (no sólo de Vaca Muerta), para luego exportarlo mediante barcos metaneros.

   A poco más de un año que dejara el puerto local la barcaza de licuefacción “Tango”, alquilada por YPF y luego dada de baja por su estrepitoso fracaso, aún siguen vigentes los planes para instalar al menos una planta terrestre de GNL.

   La idea es impulsada por TGS y Excelerate Energy y según había señalado Gabriela Aguilar, CEO de esta última empresa, un año atrás, se pretende avanzar con un proyecto menos ambicioso al que en algún momento planteó YPF,  y cuyo costo es imposible de afrontar (4.000/5.000 millones de dólares).

   En este caso, el objetivo consiste en construir una planta on-shore escalable con módulos de 4 millones de m3 cada uno de capacidad, con una inversión de hasta u$s800 millones por cada uno, y que se puede ampliar hasta un total de 16 millones m3.

   El plan, que según pudo saberse, continúa vigente y a la espera de mejores horizontes económicos, apunta a dar una solución a la producción no consumida de gas en verano.

   Por eso se busca llevar adelante un proyecto modular, escalable, que no requiera demasiada capacidad de transporte y procesamiento en sus inicios.

   Días atrás el presidente de YPF, Pablo González, fue consultado sobre este tipo de alternativa, sobre todo porque, a diferencia de lo que sucedía un año atrás, cuando fue cancelado el contrato de la barcaza que producía GNL para exportar, ahora los precios mejoraron sustancialmente, hasta llegar a 30 dólares el millón de btu (unidad de medida).

   Sin embargo, el funcionario fue muy cauto en su respuesta.

   “Hoy no hay nada firme. Estuvimos viendo algunas empresas que ofrecen ese servicio. Los precios internacionales del gas licuado son interesantes pero todavía no hay nada concreto”.

   Mientras tanto, todo parece indicar que el próximo invierno volverá a hacerse presente en el puerto local un buque regasificador para compensar con GNL el faltante de gas, muchas veces motivado por la saturación de los gasoductos existentes.

   Cabe recordar que si bien desde el gobierno se publicó que en 2021 se hicieron importaciones de GNL por un total de u$s 1.100 millones, a esa cifra deben sumarse los costos portuarios y navieros.

   En tal sentido, pudo saberse que el Estado no sólo debió pagar por el gas que trajeron 56 buques metaneros a los puertos de Bahía Blanca y Escobar, sino también los costos portuarios y de los buques que generan este tipo de operaciones.

   Especialistas consultados señalaron que al valor dado a conocer oficialmente debe sumarse entre un 60 y un 70 por ciento más, como mínimo, lo que lleva la cifra a 1.700 millones de dólares.

   Incluso, si bien el Gobierno nacional estima que el Plan Gas.Ar permitirá en 2022 un ahorro de 3.100 millones de dólares en sustitución de importaciones, los precios internacionales en el hemisferio norte no anticipan un buen escenario para el próximo invierno argentino.

   De ahí la urgencia del secretario de Energía de la Nación, Darío Martínez, por licitar cuanto antes con al menos la primera etapa de gasoducto troncal centro (Tratayen – Salliqueló), buscando que pueda estar operativo en el invierno de 2023 y tras 12 o 15 meses de obra.

   Para la segunda etapa, Salliqueló – San Jerónimo, la idea de las petroleras es intentar entrar en un fideicomiso con el Estado para poder llevar adelante la obra.

   Los próximos meses serán claves, desde la secretaría de Energía saben que están en una carrera contrarreloj y Bahía Blanca se encuentra frente a una posibilidad que puede ser muy importante a mediano y largo plazo. 

   En definitiva, una chance productiva que hoy cuesta imaginar pero que muy pocas ciudades poseen.

Tiempo de revancha para una obra clave

   Aunque con algunos cambios, podría decirse que el proyecto del gasoducto Néstor Kirchner es el mismo que, obviamente con otro nombre, un par de años atrás impulsó la administración de Mauricio Macri.

   La obra fue anunciada a mediados de 2019 como parte de la tercera concesión de transporte de gas, bautizada Transportadora Gas del Centro (TGC), entre las redes de TGS y TGN

   La primera fecha de apertura de ofertas fue el 12 de septiembre de 2019, pero se postergó dos meses por pedido de algunas empresas. 

   Luego se pasó al 12 de noviembre, pero en plena crisis económica tras los resultados electorales que castigaron al gobierno y sin financiamiento, la licitación fue “pateada” para el 31 de marzo de 2020.

   A comienzos del año pasado la nueva administración dijo estar evaluando una traza más económica por Cardales, hasta que finalmente anunció que “la obra está suspendida”  y que faltaban estudios técnicos y económicos básicos.  

   A partir de allí comenzó a robustecerse la posibilidad de una traza alternativa, que evitaba la provincia de Buenos Aires para ir por La Pampa y Córdoba hasta Santa Fe.

   Finalmente, un mes antes de las elecciones del 14 de noviembre desde un sector del gobierno y sin financiación asegurada, se anunció la realización del proyecto y por la traza Tratayén – Salliqueló.

   La última palabra correspondió, el 25 de noviembre, al presidente Alberto Fernández, quien tras reunirse con Darío Martínez anunció el aumento de la partida presupuestaria correspondiente al primer tramo del proyecto en 400 millones de dólares.