Fuerte inversión de Nación en los proyectos de dos investigadores bahienses sobre COVID-19

Redacción de La Nueva.

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Por Mauro Giovannini / mgiovannini@lanueva.com

   La Agencia de Promoción de la Investigación, el Desarrollo Tecnológico y la Innovación (Agencia I+D+i) lanzó una convocatoria extraordinaria en el marco de la Unidad Coronavirus COVID-19 y recibió más de 900 proyectos de todo el país.

   Tras una selección llevada a cabo por una Comisión Ad Hoc, 64 iniciativas fueron aprobadas para recibir, cada una, la suma máxima de 100.000 dólares desde el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación. Dos de ellas, fueron propuestas por bahienses.

   Se trata de Verónica Lassalle, investigadora perteneciente al Instituto de Química del Sur (CONICET-UNS), y Pablo Mandolesi, doctor en Ingeniería (UNS).

    “Es un gusto que el proyecto haya sido seleccionado, pero en realidad la ciudad está llena de gente que habitualmente recibe subsidios. De más está decir que al recibirlo nos es mucho más simple y correcta la forma de desarrollar lo que estamos haciendo”, advirtió el ingeniero electrónico.

   Por su parte, Lassalle admitió que “haber sido seleccionada representa una motivación adicional, asimilo la ciencia como mi estilo de vida. Somos un grupo íntegramente femenino que siempre se ha dedicado a investigar temas que de alguna manera tengan llegada a la comunidad y a la solución de algún problema”.

Mandolesi: "Monitoreo Simplificado de Pacientes en Situación de Internación Masiva"

   “Con este proyecto se busca poder dar asistencia al personal sanitario cuando tengan, si es que existe, una situación masiva de internación. El objetivo es reducir la exposición de los médicos y enfermeros al COVID-19 tratando de que todos los parámetros de supervisión sean gestionados desde una sala donde haya monitores y se puedan ver todos los parámetros vitales básicos. Además, permite aumentar la capacidad de seguimiento de cada personal porque una persona puede estar midiendo y supervisando un conjunto de gente y, si todos están instrumentados, puede supervisar a un grupo mucho más grande”, contó Mandolesi.

   La elección del tema, aseguró el ingeniero, fue grupal y no personal. 

   “Con gente de Bahía que está relacionada a la bioingeniería y a la ingeniería electrónica empezamos a ver qué podíamos hacer afín a nuestra profesión, sobre todo a la ingeniería de base y dijimos de hacer algo que permita mejorar el control de los pacientes. Nos pusimos en contacto con médicos reconocidos, les pareció que era una muy buena opción. Siendo de utilidad, decidimos llevarlo adelante”, señaló.

   El equipo mide cuatro parámetros: oxígeno en sangre, temperatura corporal, ritmo cardíaco y ritmo respiratorio. Esos parámetros son enviados por wifi a un dispositivo central que permite llevar adelante a los médicos el seguimiento de los pacientes.

   “El diseño de la electrónica ya está prácticamente hecho. Vamos a comprar los componentes y empezar a montar la prueba de campo. La parte mecánica, que también es muy importante porque tiene que poder limpiarse y desinfectarse para estar en un ambiente con tanta contaminación, se está terminando de ajustar. Así que supongo que en las próximas dos o tres semanas ya tendremos varios de los equipos para empezar a hacer las pruebas de campo”, informó.

   “Luego hay que hacer la fabricación en caso de necesitar un volumen más grande. Cuando hablo de la prueba de campo es en un ambiente equivalente al que va a ser utilizado y con la supervisión médica y no trabajando con casos de fantasía como hacemos nosotros en el laboratorio”, sostuvo.

Lassalle: "Desarrollo de geles, films y recubrimientos poliméricos para la elaboración de materiales de protección y de inactivación del COVID-19 de distintas superficies"

   “El proyecto se basa en utilizar un polímero natural que originalmente tiene propiedades antivirales y modificarlo a partir de la incorporación de nanopartículas inorgánicas para potenciar dichos efectos. A partir de una tesis de mis becarias veníamos estudiando este polímero y, cuando se suscitó la pandemia, empezamos a profundizar. Encontramos artículos recientes que decían que este polímero tenía una actividad antiviral comprobada para varios tipos de coronavirus”, relató Lassalle.

   “Como trabajamos en materiales, la idea es que la forma final sea con films para que se puedan usar como recubrimiento para distintos tipos de telas que se destinarían a la confección de indumentaria para protección personal; no solo para trabajadores de la salud sino extendido a la comunidad”, agregó.

   En principio, se trabajaría en la confección de barbijos, ambos, guantes y ropa en general, por lo que se pusieron en contacto con una empresa textil de Pigüé que aceptó participar en el proyecto.

   “Tuvimos que preparar la convocatoria en menos de diez días. Hicimos un cronograma y estimamos que en los primeros cuatro meses vamos a tener el material preparado a nivel laboratorio, con ensayos y pruebas necesarias para probar su estabilidad en condiciones comparables a las que se va a someter cuando se realicen los procesos en la fábrica textil”, indicó la investigadora.

   El paso siguiente serán los ensayos virales, estimado a partir de alrededor de cinco o seis meses de iniciado el proyecto. A continuación vendrá la etapa de escala piloto de los mejores materiales y los ensayos en la fábrica textil.

   “La idea sería —continuó— que a los doce meses ya deberíamos estar en la fase de producción. Siempre si todo va tal cual lo planificado, aunque en investigación solemos tener inconvenientes”.

   “No se trata de materiales descartables, sino que el virus se fija e inactiva en el material que nosotros preparamos y este material puede regenerarse y volverse a utilizar. Es interesante desde el punto de vista de los costos”, completó.

   A continuación, el listado de las propuestas presentadas y recibidas: