Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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Agustín Padovani, con ritmo propio en el puerto bahiense

Su papá, Raúl Padovani, brilló en los 70 en el programa Música en Libertad y llegó a grabar varias películas, compartiendo cartelera con Luis Sandrini y Angel Magaña.

Por Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Agustín Pablo Fernando Padovani es ingeniero civil (UBA). Este año cumple 31 años y desde agosto de 2019 vive en nuestra ciudad, luego de ingresar en el área de Dragado y Balizamiento del Consorcio de Gestión del puerto bahiense.

   Su papá, Raúl Padovani, brilló en los 70 en el programa Música en Libertad y llegó a grabar varias películas, compartiendo cartelera con Luis Sandrini y Angel Magaña.

   La cuarentena encuentra a Agustín en un departamento céntrico de la ciudad, con Sofía, su compañera, y Rufina, una perra Beagle de cinco años.

   Encantado con su puesto en el puerto, cómodo con la ciudad y agradecido del trato que recibe de los bahienses, Agustín se entusiasma con el futuro del puerto y cree que cada año se intensificará la relación con la ciudad y su gente.

La experiencia

   Agustín gestiona y supervisa tareas de dragado y señalización en el canal de acceso al puerto bahiense.

   “Trabajé cuatro años en Hidrovía, empresa que se encarga de ese tipo de trabajo en los canales del Río de la Plata y Río Paraná. También tengo un posgrado de Ingeniería Portuaria”. 

   Precisamente un compañero de ese posgrado fue el nexo para lograr la vacante en el puerto local.

   Tanto la mamá como el papá de Agustín eran adolescentes cuando en 1970 se sumaron al elenco de Música en Libertad, un programa de música beat donde un grupo de chicos y chicas bailaban y hacían la mímica de temas musicales del momento. Fue un éxito sin precedentes que excedió esa propuesta. Ninguno de los tres hijos del matrimonio sintió atracción por el mundo artístico.

   “Siempre me gustaron los números y me interesaron las obras de gran tamaño, cómo era posible construir semejantes monstruos y que se mantuvieran en pie. Ingeniería civil me pareció una excelente carrera, muy sacrificada y que sin la ayuda de mis viejos tal vez me habría quedado en el camino".

   A Agustín le gusta Bahía Blanca, le sienta.

   “Para el estilo de vida que llevo estoy muy a gusto. Vivo en un departamento del centro, que busqué porque me dijeron que significaba estar cerca de todo. En comparación al barrio de Palermo, donde vivía, lo sigo encontrando muy tranquilo. Claramente me ayuda ser una persona tranquila, que disfruta más de ir al parque a tomar mate que pasear a un shopping”.

   El trabajo en el puerto le gusta muchísimo.

   “El ambiente portuario es un mundo distinto y fascinante. Me fui metiendo de a poco. Veo al Puerto con un potencial de crecimiento impresionante, hay una visión muy clara de quiénes somos, dónde estamos parados y a dónde queremos llegar”.

   No cree que Bahía Blanca viva de espaldas al mar.

   “Al menos desde el Consorcio pensamos en un crecimiento integrando a la sociedad y al medioambiente, un desarrollo sustentable, como lo hacen los principales puertos del mundo”.

   Tampoco encontró al bahiense “cerrado o conservador”.

   “Puede haber un prejuicio cuando se los denota de esa manera, la gente que he conocido me ha abierto sus brazos y brindado su afecto”.

   Agustín es fanático de salir a correr y del fútbol de los lunes con sus compañeros (“hay buen nivel y a veces se pone picante”), ha ido a Monte un par de veces y también a las sierras.

   El aislamiento llegó, como para todos, de manera imprevista.

   “Parecía algo lejano, que nunca llegaría pero en pocos días nos cambió la vida. Fue difícil al principio, con la ansiedad y la incertidumbre de cuánto duraría. Ahora estoy tranquilo, haciendo el esfuerzo por amoldarme y ponerle onda al día a día. Con Sofía nos llevamos excelente y nos complementamos y agradecemos tener salud y trabajo. Creo va a ser necesario establecer prioridades e ir levantando la cuarentena, para eso va a ser clave que la sociedad acate las medidas con responsabilidad y solidaridad”.

Mi papá

   “Nunca tuve inquietud por lo artístico, aunque siempre estuve vinculado a ese ambiente por mi papá, quién se dedica a la producción de espectáculos. Un recuerdo imborrable es cuando me hizo subir al escenario y participar en una de las canciones del recital de Michael Jackson en River, 1993, quien al finalizar el tema me alzó en brazos. Tengo la imagen de la gente enloquecida en el campo grabada en mis ojos”, rememoró Agustín.

   Y añadió: "Desde que tengo memoria la gente me pregunta `¿Vos sos hijo de Raúl Padovani?'. Dado el parecido que tengo a mi viejo, no puedo decir que no. Muchísimos se acuerdan de él, de Música en Libertad y el furor que fue. Es un lindo recuerdo que tienen, se nota que marcaron una época con felicidad. Por eso tomo con alegría cada vez que sale el tema, ser el “hijo de”, y  siempre termino en una charla con risas de por medio".

   "Desde que vivo acá vino a visitarme una vez. Lo más común es que yo vaya. Ya va a llegar el día en que pueda viajar más días y, quien dice, ir juntos a Avellaneda a ver a “La Academia”, club del que me hizo hincha desde la cuna".

   "Me gusta mucho el rock internacional, soy fanático del guitarrista Slash, muy distinto a lo que hacía mi papá. Igualmente creo aquella música fue furor y marcó tendencia en los ´70. Cuando hago zapping y veo en el canal Volver que están pasando alguna de sus películas me las quedo mirando".

"Nunca le ha pesado ser el hijo de"

   Raúl Padovani vive en Buenos Aires y es productor artístico. Trabajó casi 20 años en el mundo de la televisión y el cine. Su último trabajo con Juan Carlos Calabró. En los 70 también brilló como cantante. Su hit Una Noche Excepcional, compuesto por Palito Ortega, vendió miles de discos.

   Tanto de Agustín como de sus otros dos hijos tiene un orgullo enorme, por sus profesionales y porque son, dijo, “buena gente”.

   “Cada cual eligió lo que le gustaba. Con la mamá le dimos las herramientas para que sepan manejarse en la vida, estamos muy conformes con lo que hicieron”, señala a La Nueva.

   Sabe que Agustín está muy contento con su trabajo y con vivir en Bahía Blanca. 

   “Tiene un trabajo bárbaro y es una persona muy tranquila a la cual Bahía Blanca le cae fenómeno. Yo he ido una vez a visitarlo pero muchas veces a Bahía, la primera vez en 1971, a cantar”, recuerda.

   “Nunca ha sentido algo especial con ser el hijo de, al contrario. Creo que está orgulloso de sus papás, porque en general la gente nos recuerda con mucho cariño y quizás también le hemos ayudado a abrir algunas puertas, eso es bueno y nos pone contentos”.