Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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El productor triguero bajo la lupa: el 35,1 % está en territorio bonaerense

Entre Buenos Aires, Santa Fe (26,7 %) y Córdoba (21,6 %) se aglutina el 83,5 % del área total. En superficie sembrada, la presencia del sudoeste bonaerense es significativa: cinco distritos están por encima de las 111.000 hectáreas (6,5 M/H en el país).

Producción fina en el SOB. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

   El 83,5 % del total de los productores de trigo de nuestro país están concentrados en sólo tres provincias: Buenos Aires, con el 35,1 %; Santa Fe, con el 26,7 % y Córdoba, con el 21,6 %.

   Así surge del reciente informe del Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA), un organismo creado en 2018, donde intervienen, entre otros, el Instituto Nacional de Semillas (INASE) y el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca de la Nación.

   Los datos corresponden a la campaña del cultivo de 2019/2020.

   En esa misma secuencia de tres grandes provincias productoras (la cuarta es Entre Ríos, que aporta el 7,9 % de los productores), Buenos Aires es el territorio donde se advierte el mayor número de hectáreas sembradas, con 2.321.075 y un porcentaje de 35,6 %.

   Luego siguen Córdoba, con 1.349.609 hectáreas, para un 20,7 % y Entre Ríos, con 1.213.148 hectáreas (18,6 %).

   Respecto de la provincia de Buenos Aires, el dato no es menor, ya que las referencias sitúan a cinco distritos —de los 12— del sudoeste bonaerense que han sembrado más de 111.000 hectáreas. Se trata de Coronel Dorrego, Coronel Pringles, Coronel Suárez, Adolfo Alsina y Tres Arroyos.

   También quedaron registrados tres que superaron —de acuerdo con el relevamiento realizado— las 65.000 hectáreas: Puan, Saavedra y Guaminí.

Trigo - Campaña 2019/2020 por superficie en hectáreas.

   Hasta las 34.600 hectáreas se implantaron en los partidos de Villarino y Patagones, en tanto que un tope promedio de 13.000 hectáreas se logró en los distritos de Bahía Blanca y Coronel Rosales.

En detalle

   En semilla y comercialización, para el estudio se consideró establecer la inclusión de la especie trigo en la obligatoriedad de comercialización de semilla clase fiscalizada, mediante la Resolución Nº 130/98, la que determina que la semilla se comercializa, con denominación obligatoria del cultivar, trazabilidad de la producción y garantía INASE, a partir del 1 de enero de 2000.

   En base a datos de la Dirección de Certificación del INASE y del Sistema de Información Simplificado Agrícola (SISA), se puede observar la evolución de la semilla fiscalizada producida en las últimas nueve campañas, en comparación con la superficie sembrada teórica equivalente a considerar el peso de los 1.000 granos (PMG) de la semilla convirtiendo, así, la cantidad de plantas en volumen de semillas por hectárea, según el tipo de variedad considerada.

   Para la campaña 2019/2020 la semilla clase fiscalizada certificada por el INASE cubriría alrededor del 31,72 % de la superficie sembrada con el cereal.

  La semilla fiscalizada utilizada desciende en las campañas 2012/13 y 2014/15 para comenzar a recuperarse hasta la campaña 2018/19.

   La baja en los valores de estas campañas se corresponde con las complicaciones meteorológicas de la época, conspirando contra el resultado final de cosecha.

   No obstante, el contexto internacional de las exportaciones de trigo —según el trabajo de SISA— es favorable, creciendo año a año el equivalente al total de exportaciones de la Argentina.

Los cultivares

   Para la campaña 2019-2020, los productores declararon en el SISA el uso de 349 cultivares diferentes de trigo.

   Entre las 10 primeras se acumula el 51,4 % de la superficie sembrada, y la variedad más utilizada es Algarrobo, inscripta en el Registro Nacional de Cultivares (RNC) en 2015.

   Algarrobo comprende el 18,89 % de la superficie sembrada declarada.

   Esta información se muestra de manera resumida para los principales cultivares respecto a la superficie de siembra y el detalle completo de las 349 variedades sembradas, según el origen de la semilla.

   Asimismo, se realizó un análisis de comparación con las variaciones totales de las primeras 10 de la campaña 2019-2020 respecto a las últimas cuatro campañas.

   Del trabajo se puede inferir que las variedades de semillas Basilio y Ceibo están en crecimiento constante de uso a través de las últimas cuatro campañas.

   Las variedades Klein Nutria, ACA 360 y Baguette 750 mantienen baja utilización, pero proporcionalmente de manera estable.

   La variedad de semillas Algarrobo ha sido la más utilizada y de mayor crecimiento en las campañas anteriores, habiendo descendido levemente en la campaña actual.

   En la campaña 2016/2017, las 10 primeras variedades de la campaña actual representaban sólo el 25,82 % de la superficie sembrada total.

   En cambio, en la campaña 2019/2020 este porcentaje es casi el doble: 51,40 % del total sembrado.

Sin propiedad

   También se llevó a cabo un análisis de comparación de las variedades con propiedad vigente y sin propiedad, con el fin de evaluar cuánto representan las últimas en el total de la producción de trigo.

   Del análisis se puede observar que los cultivares sin propiedad representan más del 45 % del total de los utilizados. Sin embargo, aportan apenas poco más del 7 % del total de la superficie sembrada.

   Asimismo, del análisis de la información se determinó que los cultivares con propiedad tienen una antigüedad promedio de menos de 9 años. En los casos de los cultivares sin propiedad, la antigüedad es de casi 26 años.

   También se destaca que los primeros 10 más utilizados tienen propiedad vigente y una superficie sembrada de 3.346.514 hectáreas, que representa el 51,40 % del total de hectáreas implantadas.

   En contraste, los 10 primeros sin propiedad tienen una superficie sembrada de 288.506 hectáreas, que representan apenas el 4,43 % del total sembrado.

   El cultivar más utilizado, de los que no tienen propiedad, es Ñandubay, con 62.384 hectáreas y apenas el 0,96 % de la superficie total sembrada.

De qué se trata

   El SISA es un régimen de información creado mediante la Resolución General Conjunta Nº 4.248/2018, que reemplazó a los registros y regímenes informativos vinculados a la actividad de producción y comercialización de granos y semillas en proceso de certificación (cereales y oleaginosas) y legumbres secas.

   Intervienen el Instituto Nacional de Semillas (INASE); la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP); el Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) y el ministerio de Agricultura, Ganadería y Pesca.

   A grandes rasgos, el SISA registra a los productores, intermediarios y comercializadores que formen parte de las cadenas de los cereales, oleaginosas y legumbres de declaración obligatoria.

   También compila a los predios donde se lleva adelante la producción y la superficie sembrada de los cultivos regulados, especificando el total sembrado de cada variedad, por el Módulo de Información Productiva.

   Además, deben ubicar la producción de acuerdo con la provincia y localidad donde se lleva adelante. Así, el SISA aportará la información del productor, superficie de cada variedad sembrada y la provincia y localidad donde se ubica su producción.

Nutrición y variedades

   Analizando las expectativas de trigo para el ciclo 2019/20, se estimaba —según SISA— que el área a sembrar podría ascender a 6,6 M/H, la tercer mayor superficie implantada con el cereal de las últimas 20 campañas.

   Esta expansión responde a un clima que se preveía favorable y a un escenario económico positivo, que brindó incentivos a los productores para un nuevo aumento tanto del área cómo de la inversión.

Aunque menores a los registrados en la campaña previa, los precios al productor de trigo continúan por encima del promedio de las últimas cinco campañas.

   Actualmente, la densidad de siembra promedio para el cultivo se ubica en 106 kilos de semilla por hectárea sembrada.

   En términos de manejo sanitario se espera un leve incremento para el uso de fungicidas: de un 3 a un 5 % en el volumen a aplicar.

   El cuidado sanitario en los cultivos de fina es un aspecto clave para determinar, no sólo el rendimiento final, sino también la calidad del grano a cosecha. Otros factores determinantes serán la correcta nutrición del cultivo y la variedad elegida a la siembra, además del contexto climático.