Bahía Blanca | Miércoles, 24 de abril

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Creso versus la Revolución Francesa

"Eso es republicanismo. Lejano del republicanismo de cotillón que “resiste” en Argentina apoyando a los 13 Cresos con banderazos."

   Vélez Sarsfield, en su Código Civil, describe el derecho de propiedad como un derecho  cuyo titular puede, incluso, degradarlo. Era la concepción liberal. Hasta que surgieron las encíclicas proclamando la función social de la propiedad: “poseersela en privado, disfrutársela en común”. Antesala de la justicia social del “peronismo  inicial”, nada que ver  con los peronosporáceas que después lo licuaron hasta hacerle perder identidad. Por algo el entonces matrimonio presidencial fueron ordenados “hermanos terciarios franciscanos”. 

   El derecho de propiedad  no es un derecho natural sino un derecho derivado (Tomás de Aquino en La Sorbona). Ahora resulta que Alberto -en lugar de echarle guante al contrabando de divisas que hacen las agroexportadoras y otras más, el oro que sale a toneladas por la Patagonia por miles de millones de dólares sobrefacturando importaciones o subfacturando exportaciones- prefirió obligar a los Creso de hoy al pago de un aporte solidario. 

   Las fortunas de estos “Cresos”con tesoros de Karun redivivos, en general salieron de la teta del Estado prostibulario. El ápice, con el “domador de reposeras”, dejó arcas vaciadas de dólares fugados por la mafia calabresa, la “ndrangheta” del tío “Antonio”. No es una “originalidad”  de Cristina, de Grabois o de Pérsico, sino de la Revolución Francesa. 

   Para los Republicanos de 1789/93 -ver la Declaración de los Derechos del Hombre, artículo 7-, “el derecho de propiedad esta limitado por los derechos del otro” (no por la propiedad del otro), “no es un derecho primario sino secundario”, “no puede perjudicar los derechos del prójimo, cuyo principal derecho es el de la conservación”.

   Anejando: “La sociedad esta obligada a proveer a la subsistencia de todos sus miembros, sea procurándoles trabajo o garantizándoles medios de subsistencia a quienes no están en condiciones de trabajar” (vg. la mitad de la población bajo niveles de pobreza; 250.000 pymes cerradas; 50.000 millones de dólares “tirados a la marchanta como manteca al techo”), “la ayuda indispensable a quien carece de lo necesario es una deuda de quien posee lo superfluo: a la ley corresponde establecer de qué  manera debe pagarse esta deuda” (Artículos 10 y 11); “cuando se violan los derechos del pueblo, para el pueblo y para cada porción del pueblo, la insurrección es el mas sagrado de los derechos y el más indispensable de los deberes” (Artículo 29); “quien oprime a una nación, se declara enemigo de todas” (Artículo 36) y “los que ejecutan esas políticas” -injerencismo y anulación del derecho a la autodeterminación de los pueblos, como hace EE.UU. con Venezuela- deben ser perseguidos por todos como asesinos y bandoleros rebeldes”(Art 37). Firman Mirabeau y Robespierre. 

   Eso es republicanismo. Lejano del republicanismo de cotillón que “resiste” en Argentina apoyando a los 13 Cresos con banderazos. Los mismos que se reían del año jubilar del Papa en 2000 (“perdonar las deudas del tercer mundo”, más la modificación del Padre Nuestro con la versión original griega-aramea: “Anula nuestras deudas así como nosotros las anulamos a nuestros deudores”). 
Ahora, la “Fratelli tutti” para los que “tienen hambre de cercanía”, engrosando la fila de “los exiliados” del festín de los corruptos.