Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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El palacio municipal: el atractivo Hôtel de Ville bahiense

Inspirado su diseño en el ayuntamiento de París, el edificio comunal de Alsina 65 fue construido entre 1905 y 1909.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Frente a la plaza Rivadavia, un tanto perdido entre los vecinos edificios en altura, luce sus formas barrocas el palacio Municipal, con su calidad de monumento histórico nacional.
La génesis del edificio data de 1903, cuando el intendente municipal, Rufino Rojas, hizo llegar al Concejo Deliberante su propuesta. 
"Por la altura a que ha llegado la ciudad, la atracción que tiene para el viajero obliga, exige, que la casa municipal esté en relación a los progresos", señaló . 
   Su iniciativa fue aceptada, aunque no que el edificio fuera diseñada por técnicos municipales sino que ameritaba un concurso. El proyecto elegido en 1904 pertenecía al estudio platense de  Ceferino Corti-Emilio Coutaret. Pocos después, Nicolás Pagano inició las obras. 
Por supuesto que también hubo críticas. El diario El Comercio, por caso, publicó: "Si la Municipalidad puede aventurarse en levantar un castillo oriental (un mueble de lujo inservible), podría solucionar otros problemas ".

El estilo
   El palacio municipal responde a los lineamientos arquitectónicos propios de la época, con visión puesta en estilos del pasado. 
   La fachada tiene presencia barroca, inspirado en elementos clásicos tratados con plasticidad y con una profusa ornamentación. 
   La organización se centra en la torre y los c uerpos laterales por sus cubiertas afrancesadas. Es simple encontrar inspiración en los ayuntamientos, llamados Hotel de Ville, de París o Lyon. El remate de la torre se completa con una pequeña cúpula y varias figuras míticas.

Los detalles
   Como detalles particulares, la propuesta original de Rojas se ubicaba en el centro de la plaza Rivadavia. 
Otra modificación fue retirar la escalera que se ubicaba en el hall central, reemplazada por otras ubicadas en lugares más escondidos y liberando el alguna vez llamado salón de los pasos perdidos.
   La inauguración del edificio no tuvo ceremonia. El lugar se fue ocupando de poco. Cuando lo ocuparon los primeros funcionarios, el edificio se había estrenado con un uso singular: montar la capilla ardiente del vecino y ex intendente municipal Ángel Brunel, fallecido a fines de 1909.