Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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El millonario paso urbano que le dará otro perfil a Bahía Blanca

La obra vial del Sesquicentenario y El Cholo es la más relevante en la historia de la ciudad. La inversión ya supera los $ 3.400 millones.

Vista de los trabajos desde la zona alta de la RN 33. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@lanueva.com

  Once puentes (algunos de 47 metros y 600 metros de largo; uno de tres niveles) en poco más de 11 kilómetros. Inversión (a este marzo) de 3.433.248.341,83 pesos. Autopista de hormigón con control total de accesos. Seis pasarelas peatonales y 1.500 luminarias. Se trata de la obra vial más trascendente en la historia del distrito: el Paso Urbano por Bahía Blanca.

  Con una concreción del 6,5 % al cabo de un año, los trabajos han ido cambiando la fisonomía del primer tramo de la ruta nacional 33, que se inicia a unos 800 metros al noreste del paraje El Cholo, donde se encuentran la ruta nacional 3 y el Camino Sesquicentenario, por un total de 6,7 kilómetros.

   También, en el otro segmento en que se divide la obra, se prevé la autopista de la ruta nacional 3 que rodea a Bahía Blanca, por una extensión de 3.496 metros. El enlace entre los dos tramos es de 888 metros, para un total de 11,082 kilómetros.

Desvíos por trabajos en el puente 3, entre las calles Castelli y Vieytes.

   El proyecto incluye los puentes sobre las vías a Neuquén y otro complejo intercambiador con el Sesquicentenario, a la altura de El Cholo, que será de tres niveles.

   “La obra del Sesquicentenario es con dos calzadas por cada sentido de circulación, más las colectoras a cada lado y todas pavimentadas con hormigón por el alto tránsito e intersecciones a distinto nivel, tanto en la ruta nacional 35 como en los puentes de las calles Alem, Zelarrayán y Castelli”, explicó Silvio Maraschín, supervisor de obra —por Vialidad Nacional— del Paso Urbano por Bahía Blanca.

   “Es decir, no habrá ningún cartel que diga: 'Ceda el paso'; ni líneas de frenado. Será una autopista muy ágil y, en especial, segura. Podría decirse que se tratará de una mini General Paz”, agregó.

Trabajos de selección de suelo.

   “Los retornos son por los puentes, tal como sucede en las autopistas que vemos en Buenos Aires”, insistió el supervisor adjunto Javier Berardo.

   “El intercambiador de El Cholo tiene ramas directas, ya que no hay un 'rulo' para acceder, donde los ingresos son de tránsito lento. Ahora, por la vía ferroviaria y demás, se resolvieron radios amplios y velocidades más altas, como para que transite un camión pesado a 60 kilómetros. Algo impensado hoy”, agregó Maraschín.

   En su totalidad, la obra insumirá un movimiento de suelo de un millón de metros cúbicos, en tanto que se prevé la utilización de 150.000 m3 de hormigón.

Uno de los dos terraplenes a la altura de la vía a Neuquén.

   Las condiciones del Sesquicentenario —hacia la rotonda de Bosque Alto— han obligado a un mayor esfuerzo a fin de reducir las pendientes para los vehículos pesados, una situación de imposible resolución por el estado actual de la ruta.

  “La pendiente quedará en el 3,5 %, algo que podrá resolver cualquier vehículo cargado sin perder velocidad y haciendo, incluso, más fluido el tránsito”, dijo.

   “Por eso en la zona de la FISA se ha bajado tanto el terreno”, agregó —por su parte— Gustavo Torres, el director del Distrito IX de Vialidad Nacional.

Torres (izq.), Maraschín, Berardo y Cicerone, con la vista del puente 3.

   El puente más avanzado en construcción es el número 3, ubicado entre las calles Castelli y Vieytes donde, inclusive, ya se desvió la ruta original de asfalto.

  Los puentes 1 y 2 están en la rotonda de Bosque Alto, viniendo de la RN 33; otros cuatro se encuentran en el Sesquicentenario y los últimos cinco en la intersección de tres niveles de El Cholo. Para los once puentes se prevén instalar más de 300 pilotes y más de 300 vigas, así como las denominadas escamas para los accesos verticales a los puentes.

   La obra está a cargo de una UTE conformada por Centro Construcciones SA, Tecnopisos SA y Esuco SA. Al momento de adjudicación de la obra, el costo era de 1.888.715.096,21 pesos.

   En este momento, el número de empleados afectados en forma directa es de 130, pero se descuenta que, en otros períodos de avance de obra, se requieran alrededor de 400 personas.

  Una vez concluida, la autopista obligará a la incorporación de una cultura de tránsito inusual para esta región, toda vez que los actuales (peligrosos) ingresos para determinadas empresas de servicios, organismos, comercios, instituciones y colegios deberán trastrocarse por otros más seguros, ordenados y veloces, aunque un poco más extensos.

   En la obra del Paso Urbano por Bahía Blanca también trabajan, por Vialidad Nacional, el coordinador Sergio Cicerone; el topógrafo Fernando Navas y el laboratorista Juan Pablo Cabrera, quien es el responsable de los controles de suelo y de resistencia de la tierra compactada y del hormigón.

El laboratorista Juan Pablo Cabrera, en plena tarea sobre hormigón.

   El transporte público siempre transitará por colectoras, que tendrán sus correspondientes veredas, al tiempo que los puentes peatonales complementarán los cruces de autopista. Uno de ellos, por ejemplo, está a la altura de la Escuela Primaria Nº 26 Provincia de Tucumán.

  Si bien el plazo total de obra se había estipulado en 24 meses, es improbable que pueda concluirse no antes de tres años.

El obrador de la UTE está en la rotonda hacia Bosque Alto.

  El movimiento de suelo se hace, en gran parte, con compensación longitudinal. “Más del 70 % del volumen del terraplén se resuelve en forma interna con los distintos movimientos de un sitio hacia otro”, sostuvo Berardo.

   “En cuanto a mensuras y expropiaciones, hubo que realizar la intervención de vértices, así como en otros sitios que se usarán y que, hoy, son espacios públicos. En total, fueron doce mensuras”, dijo Maraschín.

Los terraplenes sobre la RN 3 sur. / Foto: Vialidad Nacional.

   Torres destacó, justamente respecto de la tarea de mensura y de expropiación, el aporte fundamental de funcionarios del área de Viviendas y Desarrollo Social de la municipalidad local.

   “¿Qué es lo más complejo en una obra de estas características? La coordinación y la logística. Es difícil trabajar con semejante inversión en tan poco espacio. Las intervenciones que se deben hacer de los servicios esenciales, que se suman al tránsito permanente, que no se puede interrumpir, son las que ponen las condiciones”, sostuvo Maraschín.

   “La luz, el gas, la red de agua, las fibras ópticas y los colectores cloacales, por citar algunos, son servicios susceptibles de modificación de traza. Además, algunos pasarán a instalación subterránea por las exigencias de autopista”, explicó.

Silvio Maraschín, supervisor de obra por Vialidad Nacional.

   El Paso Urbano por Bahía Blanca es complementario de la autopista de la RN 33, que se realiza entre los kilómetros 8,65 (rotonda de Bosque Alto) hasta el 41, apenas pasando García del Río.

   Esta obra ya superó el 9 % de concreción, tiene un presupuesto de 2.540.472.252,57 millones de pesos y es una de las más importantes de la historia vial de la región.

Comparan obras de Vidal y Scioli

   El gobierno de María Eugenia Vidal aseguró esta semana que en sus 3 años y medio de mandato se hicieron más kilómetros de ruta de los que realizó el exgobernador Daniel Scioli en 8 años. Cambiemos sostuvo que bajo la gestión de Vidal ya se rehabilitaron unos 4.400 kilómetros de ruta, contra 3.100 kilómetros durante las dos administraciones de Scioli.

   Uno de los arreglos que llevó adelante la actual gobernadora, en el caso puntual de Bahía Blanca, es la obra de la autopista que va desde la rotonda de Bosque Alto hasta la calle Córdoba, 200 metros antes de llegar al cruce con La Carrindanga.