Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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El tren: esa costumbre que sigue vigente

Antes que el automóvil, que el avión y que los ómnibus, existió el tren. El ferrocarril fue responsable directo de dar a la Revolución Industrial su principal herramienta para atender el crecimiento de producción y modificar la forma de viajar de las personas.
 
Creado para atender la demanda de cargas, pronto se adaptó también al transporte de pasajeros. Las distancias entre ciudades, hasta entonces cubiertas en varias jornadas a caballo, se modificaron de manera radical y el mundo poco a poco estableció otra manera de conectarse.
 
En Bahía Blanca, el servicio de trenes se habilitó en 1884 -hace 135 años-, cuando la empresa de capitales británicos del Ferrocarril del Sud extendió sus rieles, por entonces detenidos en Azul, hasta el muelle que la misma firma construyó en la zona del puerto.
 
Quedó así liberada al uso público la línea entre nuestra ciudad y Plaza Constitución, con decenas de paradas intermedias y, al poco tiempo, una gran cantidad de ramales que fueron vinculando toda la provincia.
 
Durante décadas el ferrocarril fue el medio de transporte por excelencia. Pasó mucho tiempo hasta que se construyeron las primeras rutas, la mayoría de ellas (curiosamente) paralelas a las vías del tren, y el transporte automotor fue avanzando sobre ese mercado.
 
Luego comenzó la decadencia. Primero una política errática con las empresas concesionarias, luego la estatización, luego la desinversión, luego el abandono, luego el vandalismo. El tren, uno de los medios de transporte más ventajosos en el mundo, prácticamente desapareció del territorio.
 
Por estas horas, la crisis ha puesto nuevamente en escena el servicio entre nuestra ciudad y Constitución. Por su menor costo de pasaje -el 50% del ómnibus- y porque con un cambio mínimo, la incorporación de una formación china, ha sido capaz de brindar el lógico confort y la posibilidad de asegurar el cumplimiento de los horarios.
 
Pero además esta mejora ha generado una conducta más adecuada por parte de los usuarios. Los trenes se mantienen en buenas condiciones. Hay servicio de comida, tienen luces y baños adecuados. 
 
Sin duda es una prestación que hay que seguir fortaleciendo, incluso para sumar más servicios y disparidad de horarios.