Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Fruet y Cabrera: en la cancha, en la vida, para siempre

Dos estrellas del basquetbol bahiense.

Mario Minervino / mminervino@lanueva.com

   Hace 54 años, en octubre de 1965, se enfrentaron una vez más los equipos de Estudiantes y Olimpo, un clásico del básquetbol local, con Atilio Fruet y Alberto Cabrera en cancha.
   No era una final. Pero la puja se había instalado en la afición como sólo este clásico pudo hacerlo. Era la octava fecha de la primera rueda del certamen bahiense y ambos llegaban invictos. El partido fue en cancha de Bahiense Juniors, descubierta, con tableros de madera, piso de baldosa, luces modestas, viento a discreción y puro espíritu amateur.
   A las 22.23, los árbitros José Piña y Jorge Tognini lanzaron la pelota al aire. 
Carlos Danussi y Emilio Raineri en el banco albo; Néstor Radivoy y José Cuadrado en el aurinegro. Iniciales de Estudiantes: Cabrera, Omar Storti, René Giménez, Eduardo Dignani y Atilio Larrañaga. En Olimpo: Fruet, José Ignacio De Lizaso, Norberto Tomás, Roberto Requi y Oscar Poloni.
   “Arrancó muy bien Estudiantes y amagó arrasar con arribos claros y libres. Pero fue un espejismo que duró cinco minutos”, señaló al día siguiente este diario.
 ¿Hasta cuándo duró ese espejismo? “Bastó que esa máquina de jugar básquetbol que se llama Fruet concretara envíos para desbaratarlo”. 
   A Lito se sumó “Patito” Tomás, mientras del otro lado empujaba Dignani y goleaba “Beto”. Primer tiempo ajustado, 29 a 27 para Olimpo.
   La segunda parte fue gol a gol. Pero dos “jugadores colosales” --De Lizaso y Requi-- postergaron a Estudiantes. 
   Sin ignorar un detalle reflejado por el cronista: “Los muchos que vieron a Fruet tendrán abundante material para narrarles a sus nietos”. Ganó Olimpo, 67 a 60. Terminado el encuentro, Fruet (22 puntos) y Cabrera (23) se dieron un abrazo tan fuerte “que pareció que se pegarían las camisetas...”. 
   No pareció. Se pegaron. Para siempre.