Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Stephen Hawking: el hombre que prescindió de Dios

Mario R. Minervino

 

Leí libros de Stephen Hawking, fascinado por sus ideas sobre el origen del universo, los agujeros negros, el big bang y otras teorías relacionadas con el cosmos y algunos de los más grande de todos los misterios.

Desde Albert Einstein que no se producía un fenómeno cómo el de Hawking: un físico popular a partir de sus planteos e ideas sobre el tiempo, la vida y la creación.

Leer sus libros fue, en principio, abrir una puerta a la angustia, a intuir todo lo que se ignora dentro de un universo infinito.

Una de sus ideas más conmovedoras se refería a la creación del universo. Aceptada (y demostrada) la teoría de una gran explosión inicial (el Big Bang), la gran incógnita es saber como se generó esa singularidad, ese primer momento.

Las leyes de la física se verifican para un instante posterior, inmediato, a esa explosión, pero fallan en esa singularidad inicial. No se sabe porqué explotó ese punto de densidad infinita a millones de grados de temperatura.

La iglesia, hábil, se regocija con esa ignorancia y señala que ese fue el momento de la intervención de Dios. El preciso instante en que se hizo la luz.

Hawking aseguraba que no hacía falta ningún creador para producir esa explosión, que se podía prescindir sin mayores dramas de su protagonismo, que no había ningún Dios en el inicio de las cosas.

Pero además iba más allá: quería desentrañar qué hubo antes del Big Bang. Su respuesta a ese planteo fue temible: antes de eso era la nada: no existía siquiera el tiempo.

Ahora el hombre ha muerto. Dios, en quien no creía pero a quien nombraba en todas sus disertaciones y escritos, le dio casi 40 años adicionales de vida de la que los médicos especularon le quedaba por su enfermedad degenerativa.

Quizá quiso darle un oportunidad de acercarse un poco más sus secretos y silencio, al tiempo sin tiempo, a la (sin) razón de todo, al vértigo de la nada.