La sombra y la bolsa de dormir, para un descanso placentero

Redacción de La Nueva.

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Franco Pignol / fpignol@lanueva.com

   Un árbol cerca de los médanos, al menos un tamarisco, puede parecer insignificante, aunque resulta vital para quien anda buscando un poco de alivio en el medio del verano.

   Si alguna vez fuiste a pasar unos días en carpa sabrás de la importancia de la sombra. Armarla cerca de algún árbol de copa generosa es sinónimo de bienestar. Sobre todo en esas mañanas de enero, cuando el sol asoma pasando las 5 de la madrugada y la temperatura interior comienza a aumentar.

   En esos casos, no sólo es necesario contar con una buena ventilación, sino también prestarle de antemano mucha atención a qué tipo de bolsa de dormir utilizaremos. No es lo mismo una bolsa preparada específicamente para resistir las bajas temperaturas de alta montaña que una pensada para pasar un fin de semana de enero en la costa.

   Aquí van algunas ideas para que tengas en cuenta antes de encarar tus próximas vacaciones en el camping, sobre todo para que tengas un sueño bien placentero.

   Existen básicamente tres tipos de bolsas de dormir que se realizan con los siguientes materiales.

Las de algodón

   Son las más pesadas que existen. Son las menos recomendables. Sobre todo si te vas a dormir a la montaña, excepto que vayas y vuelvas en helicóptero. Si se llegan a apelmazar es muy difícil descompactarlas.

Las de pluma o plumón

   Es la que más conserva el calor. Suelen mezclar un 90% de plumón y un 10% de pluma, pero también las hay en un 50%. Es de origen natural y muy rendidor. Su desventaja es que suelen ser las más caras y si se humedecen suelen tardar bastante en secarse.

Las sintéticas

   Es un producto no natural (fibra de poliéster) con rendimiento similar al plumón. Son más económicas que las de pluma/plumón y tardan menos en secarse. No se comprime tanto como las anteriores y son un poquito más pesadas.