Bahía Blanca | Martes, 03 de octubre

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Una noche interminable y un día más por Boca

El presidente de la peña Boca Un Sentimiento contó cómo fue la previa y el partido ante River.

Fotos: gentileza Julio Alduvino y Depor

   El viernes 9 de noviembre salieron de Bahía a las 21 con una ilusión: ver a Boca en la final de la Copa Libertadores nada más y nada menos que ante River.

   El viaje fue una verdadera odisea.

   —La ruta era un desastre... Llegamos a Cañuelas y no se veía a tres metros. Pero nos decían que en Capital Federal no llovía — dice Julio Alduvino, quien preside la peña Boca Un Sentimiento.

   Cuando llegó la hora de ir a la cancha, no llovía. Diluviaba. Pero a esa altura poco importaba.

   Las 60 personas que llenaron el micro hicieron la cola y entraron a la cancha esperando la decisión de la Conmebol. ¿Se juega o no se juega? 

   Finalmente resolvieron que no: la pelota no rodaba y si el campo mejoraba, con suerte, se jugaba al día siguiente.

   Empapados de pies a cabeza, Julio y los otros hinchas empezaron a ordenar ideas. Primero consultaron a la empresa del micro si se podían quedar un día más. Les dijeron que sí, entonces comenzaron a resolver dónde quedarse. Lo cierto es que no todos contaban con suficiente dinero para una noche de hotel y algunos fueron a casas de familias.

   —Como sabíamos cómo iba a estar el tiempo, les dijimos a los que viajaban que lleven una muda de ropa. Algunos se cambiaron y otros la secaron.

   Julio pasó la noche entre la angustia y la ansiedad. Angustia porque en la ruta habían muerto cuatro hinchas "xeneizes", entre ellos el hijo de un amigo. Ansiedad por querer que se juegue y no tener que dejar a todos sin partido, como les había pasado en el Superclásico de 2010, cuando la lluvia impidió continuar y pegaron la vuelta a Bahía.

   —Los del interior hacemos un gran esfuerzo para viajar y cuando pasan estas cosas te pegan un cachetazo... Hacemos tantas cosas por los colores y no tomamos dimensión de lo que puede pasar —reflexiona Julio sobre el accidente de tránsito en Lobos.

   Por suerte el domingo fue muy distinto. Se despertó a las 6, miró por la ventana y respiró aliviado al ver que el tiempo había mejorado.

   Fue a la cancha temprano con su hija Fernanda, de 21 años, y juntos disfrutaron del partido desde la segunda bandeja. Siempre elige la tribuna de La Doce, es cábala.

    —Gritar un gol con un hijo no se compara con nada... Y el empate (2-2) fue justo: el primer tiempo fue de River y el segundo de Boca. Me quedó la última tapada de Armani...

   A pesar del sabor amargo por la última jugada de Darío Benedetto, Julio tiene confianza. Dice que nadie tiene ventaja: la serie está igualada y "Boca es un equipo copero".

   A menos de 10 días para la gran definición, el presidente de la peña no sabe qué hacer para pensar en otra cosa. Está ansioso. Quiere jugar ya. 

   Va a seguir el minuto a minuto desde su casa... Cábalas, muchas. Deseos, uno solo: levantar la Copa en el Monumental.

Se viene la Superfinal, quién la gana