Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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Familia, identidad y pasión: Boca, según tres hinchas bahienses

Foto: lanueva.com

   Familia, identidad y pasión. Así describen a Boca Luciano, Pablo y Julio, tres boquenses de Bahía que llevan el corazón pintado de azul y oro.

   —Boca es familia. Mi papá, mi abuelo, mis hijos, mi mujer, mis suegros, todos somos de Boca y compartimos el sentimiento —dice Luciano Tamargo, de 36 años.

   Muchos le dicen que tiene que dejar que sus hijos elijan de qué equipo quieren ser, pero él anhela compartir con ellos en la hinchada xeneize.


La familia de Luciano

   Está como muchos dirían, "enfermo": no usa nada que sea rojo y en su casa nada es de ese color.

   Un domingo de Superclásico, la esposa le puso a su hija un vestido rojo y blanco para un cumpleaños.

   —Vos me estás cargando —le dijo Luciano, y la nena terminó yendo con uno azul.

   Pablo Di Cianni, de 32, dice que Boca es identidad.

   —O sos hincha y te sentís identificado con el equipo, o no sos nada —explica.


Pablo yendo a un partido

   En su casa siempre se respiró fútbol. Su abuelo y su papá eran fanáticos y eso, cuenta, se le hizo carne.

   Al igual que Luciano y Pablo, Julio Alduvino, de 55, tuvo a su familia como puntapié inicial de su fanatismo. Él dice que Boca es pasión.


Julio y su hija, yendo a un partido

  Julio tenía 6 años cuando vio por primera vez la Bombonera en 1970. Ahí comenzó todo.

   Los tres llevan el amor por Boca a flor de piel y también coinciden en un gran pilar: en su debut viendo un partido en el Templo, Boca no perdió.

   Luciano tenía 21 cuando "debutó" nada más y nada menos que en un Superclásico junto a su papá y su hermano en 1997. El encuentro terminó con un 3 a 2.

   —Recuerdo cómo lloré ese día, es algo que me va a quedar para toda la vida —cuenta.


Julio y Luciano, yendo a ver un partido

   Por su parte, el primer partido de Pablo en su "Templo" fue en el Torneo Apetura 2003, del cual Boca fue campeón, cuando tenía 18.

   Se trató de una disputa entre el xeneize y Olimpo que terminó con un empate 1 a 1.

   Y Julio tenía 11 cuando fue a ver al azul y oro ante Rosario Central en 1974, que finalizó con un 2 a 1.

   Los tres son parte de la Peña Boca Un Sentimiento de Bahía. De hecho Julio es quien la preside.

   En ese espacio no solo se encargan de llevar bahienses a los partidos que Boca juega de local, sino también a la acción solidaria.

   —Cuando alguien necesita donantes de sangre, la peña está ahí para conseguirla —ejemplifica su presidente.

   También ayudan en hogares, hospitales, comedores y se comprometen con casos particulares de niños que necesitan una mano.

La Bombonera y la Copa Libertadores

   En La Boca está la Bombonera, templo de los xeneizes desde 1940.

   —Se te sale el corazón por la garganta cuando entrás, es mística —coinciden.


Luciano en la Bombonera

   Allí se disputará este sábado el partido de ida por la final de la Copa Libertadores entre Boca y su eterno rival River, un evento histórico para el mundo del deporte.

   Luciano, Pablo y Julio irán sin dudas a alentar al xeneize.

   Están nerviosos, quieren que el equipo gane y se lleve la séptima Libertadores, pero saben que no es fácil.


Julio en la Bombonera

   Ellos hacen una salvedad. La hinchada va alentar de principio a fin, como lo hace en cada partido sin importar el resultado.

   —La Bombonera late, siempre late y parece que se viene abajo— asegura Pablo.

   Los tres palpitan el partido y se mezcla su sentimiento de pasión con el amor al club: para ellos no importa quién gane o pierda, para ellos lo que importa es Boca.

Se viene la Superfinal, quién la gana