Bahía Blanca | Viernes, 19 de abril

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Lo real, eso políticamente incorrecto

El confort se paga y cuanto más confortable se quiere vivir más dinero es preciso desembolsar. Otra verdad: cuando hay poco de algo y mucha demanda es más caro que cuando hay mucho de algo y poca demanda. Una más: si quiero cuidar un recurso tengo que ahorrarlo.

Todas obviedades. Incómodas, hasta imperativas, pero obviedades de las cuales es imposible escapar como de la ley de gravedad.

El tema es que de pronto, lo políticamente correcto en la Argentina ni siquiera respeta la intransigencia de lo obvio o, dicho de otra forma, la verdad es políticamente incorrecta. Un desastre en la lógica de los discursos que termina en un desastres en la lógica de las cosas, como ocurre con el mercado energéticos, por estos días.

Probablemente habrán sido demasiados años de oír la ficción de que los deseos se deben imponer a la realidad o, directamente, que los deseos, por el solo hecho de ser expresados, deben crean realidad. Una visión adolescente de la vida que, tarde o temprano, entra en crisis, como entra en crisis por definición la vida de los adolescentes cuando se topan con que la realidad es muchísimo menos amable que quienes les han dicho a todo que sí para dejarlos contentos.

-- Pa, subí la calefa que quiero andar descalza y en musculosa.

-- Hacen dos grados bajo cero, es invierno...

-- Pero quiero...

Respuesta políticamente correcta:

-- Tenés razón, tus deseos deben ser respetados por el solo hecho de formar parte del subcolectivo “preadolescente argentina”. Después de todo, te merecés andar así en tu casa porque querés andar así en tu casa.

Respuesta de la realidad.

-- ¡Nena, abrigate y no dejes todas las luces encendidas que se me va el sueldo en servicios!

Por supuesto, la tentación adolescente es general. Por ejemplo:

-- Hay que achicar el déficit. Eliminen los subsidios a las tarifas.

Respuesta políticamente correcta (en la lógica de un gobierno).

-- Sí, señor presidente (o ministro), de inmediato. Es una gran medida, ya que se sincera la economía.

Respuesta de la realidad.

-- La gente tiene salarios bajos en relación al costo real de las tarifas. No pueden pagarlas. Hagamos cuentas y veamos cómo lo vamos haciendo.

Por eso vivir y gobernar tienen la misma rutina, una vez que se entra en la vida adulta o en el gobierno. Adecuar los deseos a la realidad, mientras se intenta con esfuerzo y paciencia que la realidad se vaya aproximando a nuestros deseos.

Pensar que es posible otra manera es capricho, cosa de chicos.