Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Andrea del Boca sí nos hace llorar

Andrea del Boca debe ser una de las personas que más hicieron llorar a los Argentinos; y lo sigue haciendo.

Gracias al desinteresado aporte del kirchnerismo, la actriz, que durante la “década actuada” pasó de aplaudida a aplaudidora desaforada, dejó las telenovelas para incursionar en los últimos días en el género del suspenso con una miniserie: La productora.

Interpreta allí, justamente, a una vieja actriz de telenovela que se entrega con candidez a las filas de una organización extraña y sospechosa liderada por una gran simuladora (que de eso se trata la actuación), a quien la niña actriz de Papá Corazón se somete con tal grado de devoción que al cabo de unas pocas escenas debería -en la imaginación de los guionistas, al menos- despertar dudas en muchos espectadores.

Es el centro de la trama: ¿la heroína ha sido cooptada por esa líder carismática de múltiples caras y millones o, por el contrario, es ella la que está actuando un personaje para aprovecharse y comer de las migas que se caen de la inconmensurable mesa de la malvada principal?

En la idea original, el público, en este punto, no debería saber qué pensar y la miniserie ganaría en suspenso, al estilo de Homeland, cuando nadie puede apostar con certeza si el sargento Brody es verdaderamente un héroe rescatado de los talibanes o, por el contrario, se ha convertido al Islam y está dispuesto a hacerse estallar en el corazón de la Casa Blanca.

En el caso de la miniserie La productora, una grieta dividiría a la audiencia: de un lado, estarían quienes creyeran que efectivamente Del Boca es una cándida actriz comprometida; del otro, quienes no dudaran que esa expresión de inocencia que habita el inconsciente de dos generaciones de argentinos está armada con la mezcla de los rasgos de villanos tales como De Vido, Moreno, Jaime, Báez y algunos otros. Y la duda arrastraría la historia.

Por supuesto, la incursión de Andrea del Boca en el suspenso fue un fracaso. El final era demasiado cantado y la tira jamás vio la luz. Ahora estarían escribiendo una segunda versión, más del tipo culebrón, donde nuestra heroína se la pasaría llorando para evitar que un despiadado fiscal la mande presa. Habrá que ver la suerte que corren la tira y ella.