Bahía Blanca | Lunes, 30 de junio

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Scioli y su herencia más pesada, Aníbal

En la elección para gobernador de la provincia de Buenos Aires, no hay segunda vuelta. ¿Que esto todo el mundo lo sabe? Sí, pero tal vez sea bueno recordarlo.

Es que, por ejemplo, puede pasar que el domingo 25 a la noche, o en los primeros minutos del 26, nos enteremos de que Daniel Scioli deberá enfrentar un balotaje, pero que aun así sus votos terminaron arrastrando a Aníbal Fernández un poco sobre María Eugenia Vidal, y adiós. No hay otra chance para votar. Si pasa eso, Aníbal Fernández terminaría siendo electo gobernador de la provincia de Buenos Aires, por supuesto, gracias a los votos de Scioli, porque, francamente, ¿quién podría votar por él y solo por él?

Ya sé. Usted está pensando en los mismos votantes puros de Aníbal que yo, me doy cuenta. Pero la mayoría de esos en los que estamos pensando usted y yo no votan tanto acá como en otros países más al norte (¿Colombia, México?). Igual, pongámosle que esos sean votos propios. Lo cierto es que, aunque cada vez ese "colectivo riesgoso" (por llamarlo de alguna manera), es más grandes en la Argentina, no creo que hagan todavía una diferencia electoral. Sí, claro, una diferencia vital. Te mandan un sicario y chau vida, pero no electoral.

De manera tal que Scioli, el mismo 26 a la madrugada puede dejar una herencia en la provincia mucho peor que la que ya deja por su propio "mérito" de gobierno.

Imaginemos una balanza: en uno de sus platos todas las rutas provinciales destruidas, las escuelas vaciadas, la educación pública colapsada, la Justicia ídem, la inseguridad disparada, los servicios públicos inoperantes y todo el resto de lo que no anda en Buenos Aires, y en el otro plato, Aníbal, gobernador. ¿Cuál diría usted que es la herencia más pesada que dejaría Daniel? Para pensarlo, ¿no?

De todas formas, no todo está perdido. Mejor dicho, sí esta perdido en cuanto a los destrozos de gestión. Ahora, en cuanto, a Aníbal, un tipo simpático sin duda, todavía es posible cortar por lo sano.