Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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¿Por qué no biciturismo?

Los paseos en bicicleta, de duración y dificultad variada, entre bosques andino patagónicos, lagos y montañas, por caminos que se adentran en un parque nacional o cruzan una comunidad mapuche, figuran entre las propuestas de San Martín de los Andes para este otoño que avanza. Desde esa villa neuquina surgen diversos circuitos para quienes quieran descubrir las bellezas naturales de la zona a fuerza de pedal.





Los paseos en bicicleta, de duración y dificultad variada, entre bosques andino patagónicos, lagos y montañas, por caminos que se adentran en un parque nacional o cruzan una comunidad mapuche, figuran entre las propuestas de San Martín de los Andes para este otoño que avanza.














 Desde esa villa neuquina surgen diversos circuitos para quienes quieran descubrir las bellezas naturales de la zona a fuerza de pedal.


 A diferencia de las exigentes competencias ciclísticas que también se organizan por esos escarpados terrenos, esta propuesta llama a bicicletear por simple placer y el premio será llenarse los pulmones del aire puro de la región, oir el canto de los pájaros o del agua al correr y maravillarse con sus paisajes.


 La ruta de los Siete Lagos, uno de los circuitos más famosos de la zona por sus atractivos, se convirtió también en un paseos de gran demanda en el biciturismo.


 Con tramos de asfalto y de ripio, el camino entre San Martín de los Andes y Villa La Angostura, por el que se accede a los lagos Lácar, Correntoso, Escondido, Espejo, Falkner, Machónico y Villarino, se puede recorrer en una excursión de cuatro días.


 Este circuito no demanda mucha exigencia, salvo en los tramos de salida de los lagos Lácar y Correntoso, y presenta su primer sector para acampar en cercanías del Falkner y el Villarino, donde hay cámpings agrestes, con parrilla y sanitarios, lo mismo que -más adelante- junto al Espejo.


 Si el tiempo alcanza para una salida más breve, el ciclista tiene la opción del Circuito Arrayán, por la antigua traza del camino que llevaba a los Siete Lagos, un trayecto de baja dificultad que se puede realizar en una jornada.


 En este marco de tiempo y dificultad también figura el Circuito de la Pampa de Trompul, por el que es posible conocer la comunidad mapuche Curruhuinca.


 En caso de recorrer circuitos que atraviesen comunidades indígenas, se recomienda no desviar por caminos internos sin averiguar si son propiedad privada ni traspasar senderos cerrados al paso.


 Otros puntos cercanos a la ciudad a los que se puede acceder en el día en bicicleta son los balnearios de Catritre y Quila Quina, sobre el lago Lácar, también por la Ruta de los Siete Lagos.




 Un poco más allá.


 Si la intención es concretar un desafío de mayor dificultad, por esta misma ruta y luego de pasar los accesos a los mencionados balnearios, se puede transitar el camino al Cerro Chapelco, que está pavimentado y es en constante subida.


 Tras dejar atrás los desvíos hacia esas playas y ascender tres kilómetros más, se llegará al Mirador del Pil Pil, un lugar ideal para descansar y disfrutar de una vista panorámica del valle del arroyo del mismo nombre y los cerros circundantes.


 Desde allí, otro kilómetro más de pedalear en subida lleva al empalme con la ruta provincial 19, de ripio, que conduce al famoso centro de esquí.


 El Parque Nacional Lanín también ofrece a los ciclistas numerosos circuitos, la mayoría poco transitados e ideales para disfrutar de la naturaleza casi en soledad.


 En este caso, las autoridades del parque recomiendan, antes de emprender una travesía en su jurisdicción, acercarse a la delegación más cercana de guardaparques para conocer el estado de los caminos e informar la cantidad de personas que realiza la excursión, el recorrido planeado y la fecha de salida.


 La bicicletas ideales son las de montaña (moutanin bike), cuya dureza y sistema de cambios brindan seguridad y permiten regular el esfuerzo del paseante en subidas y bajadas.


 Cada uno puede llevar su propia bicicleta o alquilarla en la ciudad, donde hay, al menos, una decena de locales de renta y también se organizan paseos con guías, grupales e individuales.


 Los guías son expertos que saben qué circuito es el adecuado según edad y estado físico del visitante y también están al tanto del estado de los caminos y las condiciones climáticas por devenir.



Buenos consejos








 Entre los consejos que los guías dan a quienes quieran disfrutar de un paseo en bicicleta figuran:


 * Conocer el nivel de exigencia que se enfrenta en cada circuito, el que --en caso de ir sin guía-- lo pueden aportar pobladores locales o guardaparques.


 * Si la bicicleta es propia, revisar cada parte antes de emprender la excursión, para asegurar que esté en óptimas condiciones.


 * Para mayor seguridad, siempre se debe viajar con casco y llevar elementos reflectantes o de colores vivos para ser visible con anticipación en las rutas, durante el día, y luces, si la excursión continúa en horario nocturno.


Si el tiempo alcanza para una salida más breve, el ciclista tiene la opción del Circuito Arrayán, por la antigua traza del camino que llevaba a los Siete Lagos, un trayecto de baja dificultad que se puede realizar en una jornada.


EN DOS TRAZOS

Dorados

DAVID ROLDAN
droldan@lanueva.com

















 Las cuatro estaciones permiten que tanto San Martín de los Andes, como otras poblaciones que faldean la precordillera, tengan un aspecto diferentes y, por qué no, contrastante.


 De un extremo al otro, podemos pasar, en pocos meses, del blanco absoluto que suele cubrir no sólo las cumbres, sino, a veces, cualquier rincón de esta población a una imagen multicolor cuando las flores fluyen como las mariposas.


 Siempre queda al descubierto, el azul intenso y cambiante, del lácar que permanentemente besa con sus aguas la arena gruesa que antecede a la costanera.


 En San Martín de los Andes uno puede optar por pasar excelentes minivacaciones en cualquier momento del año y nunca podrá retornar pensando que la pasó mal.


 Porque al entorno natural, siempre puede agregarse, como un excelente complemento, la tranquilidad de la vida cotidiana, el buen alojamiento, la excelente gastronomía y una amplia variedad de servicios que están dispuestos no sólo para atender al visitante, sino para convocarlo para un próximo retorno.


 Más allá de los afectos, que, por lógica, constituyen un imán para cualquiera, considero que San Martín de los Andes es un lugar soñado por cualquier persona que busca refugio en las lejanías de las grandes ciudades.


 Allí podrá cobijarse en medio de las montañas milenarias teñidas, en esta época, de una amplísima gama de dorados que nunca alcanzan la monotonía.


 Los primeros pasos de este otoño ya acentúan esa tonalidad y el sol brillante del mediodía y las primeras horas de la tarde aún tienen la suficiente calidez como para hacernos olvidar que muy pronto, el frío se adueñará de todo.


 Tiempos, los actuales, como para caminar junto a algún rosal que nos muestra alguna flor perezosa o para, a bordo de una bicicleta, marcharnos por cualquier sendero descubriendo espacios maravillosos.


 Dorados otoñales. Dorados imperdibles. Simplemente... dorados.