Incriminaron a los acusados, aunque hubo contradicciones
Las hermanas Jésica y Natalia Gorordo, que para la época del homicidio de Federico Margiotta (13) eran adolescentes, reconocieron ayer haber tomado parte de la "fiesta negra" en la cual el menor habría hallado terrible muerte después de ser violado y comprometieron a los acusados Jorge Alberto Fabrizio (58) y Pedro Arturo Martínez (40) con el caso, aunque cayeron en múltiples contradicciones y sembraron más dudas que certezas.
María Verónica Morales, otra de las supuestas asistentes al encuentro, negó haber tomado parte del mismo y de ningún otro acontecimiento similar, luego de reconocer que es prima de Claudia Morales, hija de Fabrizio.
La sexta jornada del juicio, la más importante hasta ahora, se vivió a sala llena, dada la expectativa generada, y con un palpable ambiente de tensión, teniendo en cuenta el tenor de las declaraciones.
En el inicio, el Tribunal en lo Criminal Nº 3 rechazó el planteo de los fiscales Christian Long y Olga Herro, de evitar la publicidad de los testimonios citados y sólo lo aceptó en el caso de uno de identidad reservada --un hombre que, cuando era menor, habría sido víctima de una violación por parte de Fabrizio--, del cual, finalmente, se desistió, porque no quería declarar ya que, según anunció Herro, había recibido amenazas.
Luego se consideró inoportuno un pedido de los defensores Sebastián y Juan José Martínez (letrados de Martínez) de exclusión probatoria de los testimonios de las hermanas Gorordo y de Morales, ya que acusaron a la fiscalía de haber mantenido contacto con ellas el lunes y de haberlas trasladado desde Coronel Pringles con la DDI, aunque la parte opositora sostuvo que sólo se las protegió.
El debate continuará hoy, con más prueba testimonial ofrecida por las defensas y posiblemente mañana o el viernes se pronuncien los alegatos.
Las imputaciones
Mientras María Verónica Morales aseguró no haber tomado parte de la comentada "fiesta" en la cual habría fallecido el chico, a fines de agosto de 2002, en una quinta de Coronel Pringles, las hermanas Gorordo sí lo reconocieron y también ubicaron a la otra testigo en el lugar.
Jésica y Natalia admitieron que la invitación partió de Pedro Martínez, un día que lo observaron sobre su camión, frente al depósito de verduras, cuando supuestamente golpeaba a Federico con un palo.
La primera declaró que, ya en la quinta, se quedó a un lado del menor, al que veía "decaído" y sin palabras y que lo obligaron a tomar vino con pastillas.
Agregó que su hermana, Fabrizio, Martínez, Morales y "una tal Mónica", así como otra persona "alta, pelada y mayor", que llegó después en bicicleta, mantenían relaciones sexuales.
Dijo que le quiso "sacar información" a Federico de lo que sucedía pero no obtuvo respuestas, que después vio cuando al menor lo ultrajaba Martínez y que luego de retirarlas de la quinta y hacerlas ascender a la combi con la que habían llegado, los acusados estuvieron diez minutos más adentro y salieron arrastrando al chico. Reconoció que tuvo la impresión de que Federico estaba muerto, aunque aclaró que "no vio cuando lo mataron".
Acerca de su cambio de versión --en 2003 y 2004 mencionó que no estuvo en la "fiesta" y sí lo hizo en 2005 ante el doctor Long--, Jésica respondió que en la última entrevista "no podía más" y que antes calló por temor, sensación que también dijo experimentar su hermana.
Natalia, en lo sustancial, sindicó a Martínez y a Fabrizio como quienes abusaron sexualmente de la víctima y le sumergieron la cabeza en un estanque de la quinta, lindero a un molino, "cuatro veces", mientras el chico "gritaba".
Lágrimas en sus ojos interrumpieron su relato en más de una oportunidad, hasta que concluidas las consultas, rompió en llanto y debió ser asistida.
Las imprecisiones
A los sucesivos cambios que sufrieron sus anteriores declaraciones en la instrucción sumarial, los testimonios de Jésica y Natalia Gorordo se vieron enmarcados, ayer, por reiteradas contradicciones entre uno y otro, especialmente en cuanto a detalles del relato respecto de lo ocurrido aquella fatídica noche:
* Jésica dijo que Federico Margiotta fue con ellas en la combi hacia la quinta, mientras que su hermana primero lo negó, aunque después lo reconoció.
* Natalia negó haber recibido dinero después de abandonar la quinta, aunque Jésica aseguró que a su hermana y a Verónica les entregaron 100 pesos por los "servicios" y aparentemente para mantener silencio.
* Jésica estimó que la "fiesta" se realizó cuatro días antes de la aparición del cadáver (el 27 de agosto de 2002), aunque Natalia dijo que la reunión no fue el día de su cumpleaños (23 de agosto). A su vez, la primera manifestó que pudo haber sido un día de semana y la restante, que habría sido un sábado.
* Natalia afirmó que en el encuentro bebieron cerveza y vino que había en una botella, pero su hermana afirmó que el vino se encontraba en una damajuana.
* Jésica aseguró que la quinta contaba sólo con una habitación, en la cual se habrían armado las tres parejas --entre ellas su hermana-- para mantener relaciones sexuales, mientras que Natalia expresó que existían tres habitaciones y dijo no recordar haber mantenido relaciones íntimas. Esta última tampoco pudo memorizar si en el lugar había un farol a querosén, que su hermana sí dijo haber visto.
* No hubo precisión en cuanto a los participantes. Jésica habló de "una tal Mónica" y su hermana no la mencionó, aunque sí a Sorriba, pese a que la primera expresó que no recordaba si este hombre había estado.
* Jésica aseveró que no vio la pileta en el predio, mientras que Natalia confirmó haber observado la secuencia de la supuesta asfixia por sumersión de Margiotta en el estanque y que junto a ella estaban su hermana y María Verónica Morales.
* Natalia prefirió no responder si había sido novia de Pedro Martínez, aunque admitió haber mantenido relaciones sexuales con él en dos ocasiones anteriores. Su hermana, en tanto, señaló que fue novia del procesado.
"Por qué me metiste a mi"
A pedido de las defensas, Jésica Gorordo se sometió a un careo con los dos imputados, en los cuales las partes se mantuvieron en sus posturas.
"Por qué me metiste a mi", le recriminó desde un principio Fabrizio, quien consideró que su historia era "inventada", a lo cual la joven respondió "estoy diciendo la verdad". El hombre volvió a cargar y manifestó que en el relato de la testigo había "más de 40 contradicciones".
Martínez, por su lado, le preguntó de dónde lo conocía y cuántas veces habían hablado, para recalcar que la de ayer era "la primera vez que hablo con ella", aunque la chica lo negó y manifestó que pasaba seguido por su negocio.
"Por qué motivo te metería, no sé cómo pueden decir eso", sostuvo Jésica, con tono angustiado.
Después se intentó repetir la medida entre Fabrizio y su hermana Natalia, aunque la inestabilidad emocional de la testigo impidió, al menos en principio, la confrontación.
En los minutos finales de la audiencia sí se concretó el careo y ambos mantuvieron sus dichos.
A la afirmación del comerciante sospechado de que la joven mentía, ésta le respondía "usted estuvo ahí", en referencia a la presunta "fiesta" en que habría muerto Margiotta.
Otros testigos de la jornada
En la víspera también prestaron declaración el ex comisario Ramón Omar Córdoba, quien fuera jefe de la comisaría de Coronel Pringles entre mediados y fines de 2004, que realizó algunas averiguaciones del caso pero no pudo avanzar, según dijo, por disposición de la fiscal actuante entonces en el caso, Claudia Lorenzo.
Dijo que la instructora consideró que no era "viable" tomarle declaración a las menores que luego fueron la clave de la acusación y reconoció que su personal "no era colaborador" en esta causa, salvo el suboficial Fabián Moraga.
"Había mucho miedo o recelo hasta del mismo personal policial", reconoció.
Francisco Decaso, entre otros amigos de Fabrizio que declararon ayer, admitió que se realizaban asados en "el taller de Ezeiza" y calificó al imputado como "una persona normal, como cualquier otro".
La periodista pringlense María Rosa Luna confirmó que un colega suyo, Miguel Agulla, con quien realizó una entrevista encubierta con Natalia Gorordo, entregó la cinta de la grabación a la familia de Fabrizio. Dijo que no sabía con qué propósito lo hizo, aunque no descartó que se la haya "vendido".
"Me extrañó su solidaridad repentina", manifestó, en relación al otro cronista.
La docente María Edith Gorza recordó un incidente que tuvo con Pedro Martínez hace más de 13 años, en la estación La Tacuarita, cuando ella, a las 7 de la mañana, se dirigía hacia Bahía Blanca, a un casamiento, y el imputado la quiso "avanzar" y trató de darle un beso, de manera sorpresiva.
De todas maneras, la testigo consideró que se había tratado de una acción típica de un joven --en ese entonces Martínez tendría unos 27 años--, después de una noche en la cual pudo haber tomado alguna copa.
Aclaró que conocía al acusado y dijo que tenía "un gran corazón".
En principio se escuchó a María Soledad Arévalo, quien recibió el comentario de los participantes de la "fiesta" de Jésica Gorordo y lo comunicó a un policía.
Al igual que las otras declarantes, la testigo --con un bebé en sus brazos-- admitió sentirse atemorizada.
"Soy madre de cinco hijos y tengo miedo que después venga el problema, no por mí, porque tengo la conciencia tranquila, sino por mi familia", expresó.
Cruces. En medio de la maratónica audiencia de la víspera, que contó con la sala absolutamente colmada, dada la expectativa generada, se produjeron varios cruces entre la fiscal Olga Herro y los defensores de Martínez, aunque el más llamativo se originó cuando el doctor Sebastián Martínez le recriminó a Herro "ponerle cara" a la testigo Jésica Gorordo. La fiscal levantó el tono de su voz y le respondió "acá hay un solo payaso, que es el señor defensor..." La situación valió la advertencia de sanción de parte del juez Pablo Soumoulou. La tensión también se palpó fuera de la sala, donde, según algunos comentarios, las testigos clave podrían haber recibido alguna intimidación.