Bahía Blanca | Domingo, 20 de julio

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Tuning, algo más que un cuestión de snobismo

Durante 2003 la pasión por el tuning generó el movimiento de más de 3 millones de pesos en la Argentina. En los casos más extremos, las modificaciones y la colocación de accesorios en los vehículos llegó a superar en más de 10 veces el valor de mercado del automóvil en su versión estándar.


 Durante 2003 la pasión por el tuning generó el movimiento de más de 3 millones de pesos en la Argentina.


 En los casos más extremos, las modificaciones y la colocación de accesorios en los vehículos llegó a superar en más de 10 veces el valor de mercado del automóvil en su versión estándar.


 Importadores, distribuidores, fabricantes de componentes, comerciantes, especialistas en diseño automotriz y gráfico, mecánicos, chapistas, instaladores de audio, tapiceros y electricistas comparten con distinta suerte una parte de este "pastel" que sigue reuniendo adeptos en todo el país, y donde la creatividad y la estridencia, aparecen como rasgos principales.


 Marcelo Berdoy, titular de Sham`s, conocida firma dedicada al tuning de Capital Federal, destacó en diálogo con "La Nueva Provincia" que "la actividad está creciendo rápidamente y registrando valores de facturación nunca antes vistos en el país, aunque su escala dista demasiado de la existente en países como Estados Unidos o Canadá".


 Si bien las automotrices comenzaron a incluir algún modelo tuneado dentro de su gama de producción, Berdoy sostuvo que "las terminales no suelen apoyar la actividad, porque advierten que sus desarrollos de ingeniería son modificados y adaptados al gusto personal", explicó.


 El tuning o la personalización de vehículos, como suele denominarse para hacer más comprensible el término, consiste en la modificación técnica, estética, mecánica y del confort de un automóvil fabricado en serie.


 Sus protagonistas lo consideran el "arte" de mejorar el estado original del automóvil, mediante la incorporación de componentes mecánicos y accesorios que permitan alcanzar mayores prestaciones y mejor rendimiento.


 Como veta comercial, el tuning tuvo la virtud de aportar una brisa de aire fresco a otras actividades conexas.


 Para Sergio González, titular de Dase, empresa dedicada desde hace más de 10 años en la ciudad a la personalización de vehículos, la actividad se constituyó en su principal fuente de ingresos, al margen de su oficio de chapista.


 En tanto, José Luis Sapun, oriundo de la Capital Federal, reparte tiempo e ingresos entre la mecánica y la personalización de vehículos.


 Admite aún así, que "el tuning es económicamente más rentable y brinda más satisfacciones que la mecánica".


 También la venta de accesorios creció gracias a la aparición en el mercado de esta nueva actividad.


  Según Gustavo Orea, comerciante del ramo, "la demanda viene aumentando en forma sostenida, fundamentalmente impulsada por los más jóvenes".

Detalles del trabajo. Según Berdoy, "la definición de tuning es muy amplia, y puede abarcar desde un BMW con 20.000 dólares encima, hasta un Fiat Uno con calcos" para establecer una diferencia de costos.




 La variedad y calidad de los elementos que se agregan o reemplazan es inimaginable.


 Al respecto, González destacó que sus "obras" se caracterizan por ser completamente artesanales.


 "Es por ello que por hacer un paragolpes cobro 600 pesos y lo termino no antes de una semana", ejemplificó.


  Los tuners coinciden en que el audio es el ítem más costoso en cualquier presupuesto. Los valores pueden trepar hasta $8.000 por un equipo de audio, y 2.000 pesos por los reproductores y pantallas de DVD.

El abanico de la demanda. La actividad tiene diferentes matices, según Berdoy están "quienes compran un auto y le introducen modificaciones leves, y aquellos que siempre buscan diferenciarse para poder competir".




 Así se tienen ejemplos como los de un Fiat 600 "tuneado" (González) con equipamiento superior a los 23.000 pesos, o un Volkswagen Senda personalizado (Sapun), que suma más de $20.000 en accesorios.


 Si bien nadie desdeñaría un trabajo de importancia, experimentados referentes del sector como, por ejemplo, Norberto Viganó, titular de Fiave Auto Styling, interpretan que el negocio se mantiene gracias a la gran cantidad de vehículos que hacen pequeñas modificaciones.


 "Habitualmente quien personaliza su auto dispone de un presupuesto limitado, por ello es común que la incorporación de accesorios y modificaciones sea gradual", acotó Berdoy.


  "El mayor desafío para la creatividad de los tuners argentinos es satisfacer los requerimientos de los clientes (que se referencian en programas televisivos y publicaciones extranjeras) con la menor capacidad económica y de insumos con que generalmente se cuenta", explicó Sapun.

La importancia de exponer. Las exposiciones y competencias son el objetivo de aquellos que hacen del tuning su hobbie.




 Aunque por lo general se trata de vehículos valuados en más de 40.000 pesos, la actividad no ha logrado aún un nivel aceptable de profesionalización.


 "Normalmente se compite por un trofeo" destacó Raúl Salcedo, organizador de la Sportuning 2004, la primera Expo Tuning realizada en noviembre de 2004 en Bahía Blanca.


 Durante su diálogo con "La Nueva Provincia" Salcedo indicó que "a diferencia de lo que muchos piensan, en estos casos es muy difícil lograr una ganancia".


 La Sportuning 2004 convocó a unos 5.000 espectadores durante un fin de semana, y se expusieron 33 vehículos (7 de Bahía Blanca y 26 foráneos.

La senda del tuning
Cuáles son las reformas habituales, ubicadas por orden de importancia:

1. Espoiler (trasero, delantero)
2. Zócalos
2. Espejos y tomas de aire en el capot
4. Alerón
5. Cambio de color de la carrocería
6. Ploteo
7. Reformas interiores
8. Equipo de sonido