Bahía Blanca | Sabado, 27 de abril

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"Se trató de un homicidio sádico y de gran crueldad"

La asfixia mecánica por estrangulación a lazo provocada por sus agresores --más allá de las heridas cortantes padecidas en su cuerpo--, fue el acto que aceleró y provocó el deceso de Claudio Blythman, de 35 años, según sostuvo en la víspera el doctor Humberto Luis Fortunato Adalberti, quien realizó el examen autopsial sobre el cadáver del ex gerente del BBVA Banco Francés, hecho al que calificó como de características sádicas.
Miguel Ockier, a través de su defensora, manifestó intenciones de declarar. (Rodrigo García-LNP)


 La asfixia mecánica por estrangulación a lazo provocada por sus agresores --más allá de las heridas cortantes padecidas en su cuerpo--, fue el acto que aceleró y provocó el deceso de Claudio Blythman, de 35 años, según sostuvo en la víspera el doctor Humberto Luis Fortunato Adalberti, quien realizó el examen autopsial sobre el cadáver del ex gerente del BBVA Banco Francés, hecho al que calificó como de características sádicas.


 El profesional, quien hasta diciembre del año pasado se desempeñó como integrante de la Policía Científica y examinó el cuerpo, mencionó que el agredido sufrió entre 26 y 27 heridas cortantes y punzocortantes, a las que calificó como vitales, realizadas por un elemento filoso y cortante.


 Estas precisiones, Adalberti las mencionó en el marco de otra jornada del juicio oral y público, en la causa por homicidio en el que aparecen como imputados Daniel Ernesto Miño (20) y Miguel Angel Ockier (21), quienes a través de los abogados defensores manifestaron sus pretensiones de declarar hoy.


 Adalberti dijo que al llegar a la vivienda de Kennedy 536, donde vivía Blythman, lo halló en una de las habitaciones de la casa, tendido boca abajo, con los brazos hacia atrás y atados con una cinta, además de una bolsa de nylon en su cabeza.


 El médico señaló que arribó a la escena del crimen alrededor de las 8.30 del 25 de mayo de 2002 y que la muerte podría datar de entre cuatro y cinco horas antes.


 Acerca de la manera en que fue reducida la víctima, explicó que, teniendo en cuenta su contextura física, deben haberlo maniatado entre dos o tres personas, sin poder precisar cuántas de ellas pudieron haber realizado las lesiones cortantes.


 En relación al horrendo crimen, señaló, de manera clara, que el fallecido no presentaba marcas de haber practicado algún tipo de defensa, por lo que dedujo que las heridas le fueron realizadas en su totalidad estando boca abajo y atado.


 Por otra parte, al no localizarse restos hemáticos móviles, como se lo denomina técnicamente, precisó que la mortal agresión a Blythman fue iniciada y consumada en el interior de la misma habitación.

"Fue torturado". El doctor Adalberti no dudó en opinar que el homicidio resultó una muestra clara de sadismo por parte de los asesinos.




 "A la víctima no le propinaron un golpe que la desmayara o le provocara inconsciencia, por lo que fue torturada con las lesiones que se le produjeron. A la vista de los elementos hallados, se trató de un homicidio tipo sádico y de gran crueldad desde el primer momento", refirió ante el tribunal y las partes litigantes.


 El médico aseguró que las heridas propinadas al fallecido no eran mortales, por lo que la asfixia mecánica provocada por la bolsa que le pusieron en su cabeza decretó su deceso en un lapso estimado entre los 3 y 8 minutos.


 "Entre las heridas, registraba una en la región posterior del tórax, la que le provocó una lesión en la pleura y, consecuentemente, una hemorragia interna", comentó.


 Hablando en el campo hipotético, ante una pregunta de la doctora Claudia Fortunatti, defensora oficial de Ockier, Adalberti finalizó su testimonio afirmando que en el caso de no haber sufrido la asfixia provocada por sus agresores, y de haber sido auxiliado a tiempo por alguien, Blythman, pese a las heridas recibidas, podría haber llegado a salvar su vida.

Otro testimonio. En el inicio de la jornada, minutos antes de las 11, un primo segundo de Daniel Miño --en cuya vivienda se habrían hallado las llaves del automóvil Peugeot 206 perteneciente a la víctima--, mencionó que al dialogar sobre el tema del crimen, éste habría asegurado no tener nada que ver con el homicidio, al mismo tiempo de reconocer que solamente participó en el robo.




 Jorge Luis Espinoza, quien se domicilia en Ignacio Pirovano 39, a pocos metros del domicilio del imputado, explicó al Tribunal que la noche en que la policía halló en su barrio el automóvil, se encontraba durmiendo en su casa junto a "Juanchi" Miño, hermano del acusado.


 Mencionó haber visto que el acusado tenía una mancha de sangre en la campera y que éste le dijo que era producto de una pelea que había tenido y que tras esto le dijo que se acostara a dormir allí, para al día siguiente irse a trabajar junto a "Juanchi".


 Luego dijo que a la mañana siguiente, Ockier y otra persona estuvieron en el lugar buscando a Miño y que, incluso, los invitó a tomar unos mates mientras aguardaban la hora en que pasaba el colectivo.


 También relató que al hablar con Daniel Miño del tema, del que se había enterado por televisión, el joven le dijo que no tenía nada que ver, que había ido a "ganar" (refiriéndose a robar), pero que él no lo había matado.


 Finalmente aseguró no saber si su primo conocía a Blythman y, al mismo tiempo, Espinoza reconoció que él había tenido un encuentro con el ex gerente del banco mucho tiempo antes (cuatro años), en la plaza Lavalle, cuando en una oportunidad la víctima le habría ofrecido dinero a cambio de prácticas sexuales.

Los imputados quieren declarar




 Luego de los testimonios brindados por el matrimonio Espinoza, padres de Jorge Luis, que se desarrollaron entre las 16.58 y las 17.53, la doctora Claudia Fortunatti manifestó que su asistido, Miguel Angel Ockier, solicitaba prestar declaración indagatoria, pero deseaba cumplimentar esa acto cuando se reanudara el juicio.


 Los dichos del matrimonio Espinoza, salvo matices, resultaron coincidentes. No demostraron tener mayor conocimiento de los hechos que el puesto de manifiesto por su hijo en la declaración prestada durante mediodía.


 "Por el extenso y tedioso transcurso de la jornada, a lo que sumo que mi asistido no se encuentra en sus mejores condiciones físicas para contestar, pido que su declaración sea tomada mañana (por hoy) en la reanudación del juicio", peticionó la doctora Fortunatti.


 Ante esa solicitud, el tribunal requirió la conformidad del fiscal, doctor Pedro Munguía.


 "Si (Ockier) está descompuesto, la solicitud me parece razonable. Ante los derechos que expresa la defensora, no encuentro problemas en dar mi conformidad, con la advertencia que necesitaré que se prolongue el lapso para presentar mi alegato. Recién hablábamos de racionalidad y anticipó que tengo innumerables circunstancias para citar, por lo que será extenso, y los tiempos entre la declaración pueden ser estrechos", prometió el fiscal.


 Ante esta circunstancia, a las 17.59, el doctor Raúl Guillermo López Camelo, presidente del cuerpo judicial que también componen los doctores Daniela Fabiana Castaño y Pablo Hernán Soumoulou, decretó un cuarto intermedio por espacio de diez minutos que terminó prolongándose hasta las 18.36, cuando anunció que permitiría que Ockier declare en la mañana de hoy.


 Inmediatamente, el doctor Daniel Castro, defensor particular de Daniel Miño, informó que su asistido también estaba dispuesto a prestar declaración.


 Ante esta novedad, López Camelo lo consultó sobre si desarrollaría el acto indagatorio inmediatamente, circunstancia que la defensa desechó, por lo que su declaración será tomada, también en la mañana de hoy, luego de la versión de Ockier.


 A su vez, quedó determinado que una vez concluida las indagatorias se hará lugar a los respectivos alegatos, estipulándose que la reanudación del juicio se concretará a las 8.


 
Declaró Trobbiani. Finalmente, a primera hora de la tarde de ayer, prestó declaración José Luis Trobbiani, considerado testigo clave del caso, quien no se había presentado cuando debía, en la audiencia del martes. El padrastro del menor que también habría tomado parte en el aberrante caso, confirmó sus dichos de primera instancia, respecto del secuestro en su domicilio del barrio de Villa Floresta de los elementos robados en la casa de Claudio Blythman. Los dichos de Trobbiani fueron determinantes para encauzar la investigación que terminó con el arresto del adolescente, Ockier y Miño.