Bahía Blanca | Jueves, 18 de abril

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Natty: divina entre los humanos

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   Es evidente que este espacio es para ella, hay tanto para expresar que es difícil priorizar los temas. ¿Analizar su biografía? ¿Describir cómo fue ese llamado que convirtió su vida? Todo resulta escaso ante lo inmenso.

   ¿Cómo evocar a Natty? ¿Cómo abordar la vida de un ser de luz? Siento que no dimensionamos la magnitud de su obra, de su ejemplo.

   Vivimos en una sociedad con un individualismo feroz donde se vende la ropa que no usamos y entregar un paquete de fideos nos convence de que hemos cumplido con quien tiene necesidades.

   Se ignora al prójimo, en nombre de lo caritativo hasta se lo humilla y la solidaridad entendida como sentimiento o actitud de unidad en base a objetivos e intereses comunes, es decir ayudar a cambio de nada en función de aquello de lo que se considera bueno, es una excepción.

   Y es ahí donde radica tal vez lo que caracterizó a Natty, ese sentimiento o acción que para muchos es poco frecuente para ella fue lo cotidiano, eso que para muchos es extraordinario para ella fue lo habitual.

   Natty excede a las palabras, a los homenajes, a las publicaciones. Alimentar 7000 personas por día, curar y asistir enfermos, internarse en geografías complejas soportando climas adversos y ser una más entre las comunidades aborígenes para brindarles un poco de dignidad es solo una parte de su impresionante tarea.

   ¿Qué analizar de Natty cuando no se trató de un viaje, de una temporada, de una ayuda humanitaria ante una catástrofe sino que se trató de poner el alma y el cuerpo durante más de 50 años, dedicándose a los otros de forma sostenida?

   Y a veces, la Psicología que está hecha de palabras, se queda sin palabras ante lo magnífico.

   Quienes profesan la religión católica saben de qué se trata el concepto de santidad. Conocen la biografía de algún santo o santa porque también ellos se ponen de moda, hasta algunos tienen prensa en su día y cuanto más lejano en el tiempo pareciera hasta más heroico

   Con Natty siento que tuvimos el privilegio de conocer “en persona” a una santa, pues tuvo una manera de vivir, de estar, de hablar, de interpretar la realidad, de comprometerse, de entregarse y de obrar milagros que es inusual.

   La muerte siempre impacta, duele, entristece, y aunque para algunos seguramente está junto a Dios, estamos de duelo, estamos de duelo junto a aquellas comunidades que se conmueven de forma silenciosa.

   Y nos despedimos de Natty así, sin estridencias, pero con un profundo sentimiento porque aunque la muerte es inexorable duele y nos interpela; siempre digo que cuando alguien muere no solo se pierde esa vida sino que nosotros también perdemos…

   Incomparable, única, extraordinaria, las palabras se agotan ante lo inmenso y no es casual que San Francisco de Asís dijera “lo que haces puede ser el único sermón que algunas personas escuchen hoy” ya que consideraba que los actos valen más que las palabras.

   Tal vez las palabras no alcanzan porque la vida de Natty fue una sucesión de actos. Que descanses en paz y me despido con las palabras que me decías al final de cada charla: “Paz y Bien”.