Bahía Blanca | Domingo, 14 de diciembre

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Dos años después: Bahía y las huellas que dejó el temporal

El sábado 16 de diciembre de 2023 quedará en la memoria de los bahienses. A 24 meses de ese suceso, qué se hizo y qué queda por hacer.

No deja de ser llamativo pero es real: a pesar de lo agresivo y violento del temporal de lluvia y viento que castigó a nuestra ciudad la tarde del 16 de diciembre de 2023, sus consecuencias quedaron en parte opacadas por un suceso todavía más dramático como fue el de la inundación generada por las lluvias del 7 de marzo de 2024.

A dos años de aquel temporal, muchos espacios de la ciudad dan cuenta del suceso, en particular veredas, paseos, parques y plazas, que han perdido gran parte de su arbolado, luciendo hasta hoy un carácter descampado, más allá de las reposiciones realizadas con ejemplares que van ganando poco a poco presencia.

Si se toman algunos parámetros para comparar los dos sucesos, es posible que la inundación haya sido más dañina. Pero las escenas post apocalípticas del temporal, con miles y miles de árboles caídos, siguen generando un impacto emocional enorme. Hubo además un hecho puntual luctuoso, devastador: la caída de una pared en el club Bahiense del Norte costó la vida a 13 personas que presenciaban un festival de patín.

Fueron 30 minutos devastadores, cuando la intensa lluvia –cayeron 60 milímetros en pocas horas— volvió completamente vulnerable al arbolado urbano. Las ráfagas, que alcanzaron los 150 km/h, fueron demasiado para unos 20 mil árboles, que fueron arrancados de cuajo y cayeron sobre calles, veredas, automóviles y viviendas. 

Fuera de las víctimas humanas mencionadas, es un milagro que no haya habido más víctimas. De hecho, ante un panorama tan dantesco comenzaron a circular las versiones propias de este tipo de eventos: que había más fallecidos, que se ocultaba información, que los hospitales escondían cadáveres y las casas velatorias hacían inhumaciones a escondidas. 

Una consecuencia cierta fue la suspensión del servicio eléctrico en toda la ciudad, lo cual significó quedarse sin acceso a las redes, sin posibilidad de cargar celulares, con un panorama incierto sobre por cuánto tiempo se mantendría esa situación. 

Las estaciones de servicio, entre otros espacios, se veían desbordada de gente que concurría a cargar las baterías y había cola de gente con bidones para comprar combustible para sus generadores caseros. 

Han pasado dos años de un hito: muchos sucesos de la vida pública y personal de cada uno refieren a “antes o después del temporal”. Lo ocurrido tuvo consecuencias en el ánimo de la gente, generó sensaciones traumáticas e hizo que todo alerta meteorológico se convirtiera en señal de un nuevo desastre.

El presente

Mucho se ha hecho desde el temporal a la fecha, aunque vale aclarar que la inundación del 7 de marzo en muchos casos volvió a dañar lo reparado.

En el caso del servicio eléctrico, desde la empresa EDES señalaron a La Nueva. que “no hay obras vigentes” relacionadas con las afectaciones provocadas por el temporal. 

En los meses posteriores al hecho se recompuso el tendido de 6 mil metros de la red de distribución de baja tensión y 2.400 de la de media. Se repusieron además 1.900 postes de la red de baja y 450 de la de media y se repararon y repusieron 25 transformadores.

Otro punto delicado es la recomposición del arbolado. Un mes después del incidente el intendente Federico Susbielles presentó el Plan “Reverdecer Bahía”, con el objetivo de plantar 28 mil árboles en dos años. “El temporal generó estragos en la forestación pero trabajando con rigurosidad saldremos fortalecidos” aseguró.

La información suministrada por el municipio es que en estos dos años se han colocado 13 mil árboles en veredas, una cantidad similar a la de los ejemplares perdidos. Consultado personal del vivero Unipar Indupa, uno de los primeros en comprometer su apoyo a esta campaña, mencionó que ya entregó 9.500 ejemplares, la mayoría especies nativas, y que hay otros 3 mil disponibles en sus instalaciones para ser retirados por los vecinos interesados.

Muchos clubes afectados se han recuperado, con esfuerzo propio y gracias al aporte de varias empresas privadas. La mayoría reparó los daños, no sólo los generados por el temporal –en gran medida la voladura de cubiertas—sino también los generados por la inundación.

En Tiro Federal ocurrieron pérdidas en la sede y en el predio Jesús Fernández. Liniers repuso torres de iluminación y realizó arreglos en el complejo Zibecchi.

Olimpo reparó el edificio que ocupa su piscina, en calle Rodríguez, teniendo pendiente la recolocación de la pantalla derribada por el viento en la tribuna de calle Angel Brunel.

El club Estudiantes tiene en marcha la reconstrucción de la Cancha 3, sobre calle Ángel Brunel, un proyecto nuevo, que suma superficie y genera una fachada sobre esa calle. La obra está en marcha, aunque todavía queda mucho por hacer.

En Villa Mitre, en la sede y en el estadio de básquet se repusieron vidrios, se reparó el techo del salón social y del gimnasio. 

El Nacional reparó un paredón de la cancha de básquet y distintos daños en la quinta, al igual que los clubes Puerto Comercial y La Armonía.

Por último, algunos edificios de valor patrimonial afectados han sido reparados y otros todavía tienen pendiente sus reparaciones. El teatro Municipal, por caso, afectado en su cubierta, se reparó en parte aunque hoy se mantiene cerrado por los daños generados por la granizada de febrero 2025 y por la inundación de marzo.

El Palacio municipal resultó dañado en su frente y trabaja hoy en la elaboración de un proyecto para licitar a futuro la puesta en valor del mismo.

En el caso del Palacio de Tribunales se repararon las cubiertas y por estas horas salió a licitación el arreglo de las dos lucarnas, dañadas por el temporal y la granizada.

La iglesia Sagrado Corazón del Colegio Don Bosco, en calle Güemes al 100, sigue sin recuperar el remate de su torre, el cual debió ser retirado debido a la inestabilidad que presentaba. El mismo se encuentra en el patio del establecimiento y se espera en 2026 proceder a su recolocación.

En cuanto a viviendas particulares, muchas han sido reparadas a partir de la donación de materiales efectuadas por empresas y corralones locales, mientras que otras todavía tienen daños por reparar.

Final

En líneas generales los efectos del temporal de hace dos años han sido subsanados. No es simple tener un relevamiento exacto y preciso porque los mismos edificios afectados resultaron luego víctimas de la granizada de febrero y posteriormente por la inundación.

El intendente Federico Susbielles habló de un plazo de 15 años para recomponer la ciudad luego de estos eventos, con una inversión estimada de 500 mil millones de pesos.

Los recursos hasta hoy han sido aportados por empresas, por el estado municipal y provincial y, en menor medida, por Nación. 

Han sido tres situaciones dramáticas, devastadoras y sumamente dañinas, que han impulsado el uso repetido de la palabra “resiliencia”, para definir la capacidad de la ciudad para adaptarse y recuperarse de la adversidad, el trauma y la tragedia, resurgiendo de experiencias difíciles, manejando el dolor y aprendiendo de la experiencia para reconstruir la vida. En eso se está.