Bahía Blanca | Sabado, 20 de abril

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“La gran pandemia de gripe aún está por llegar”: por qué el rol de los veterinarios es cada vez más importante

Los desafíos y las oportunidades sobre las enfermedades zoonóticas emergentes y reemergentes los planteaba el Dr. Lonnie J. King, de Michigan State, en 2004. La duda es sobre si aún estamos a tiempo de revertir el proceso. ¿Y cómo?

Los mercados de venta de animales salvajes de China han quedado expuestos como los culpables de la pandemia actual. / Fotos: Archivo La Nueva.

Guillermo D. Rueda / grueda@la nueva.com

   Para el Dr. Lonnie J. King, de la Facultad de Veterinaria de la Universidad del Estado de Michigan, East Lansing, de los Estados Unidos, La confluencia de las cuestiones sanitarias humanas con las que atañen a los animales no es nada nuevo para los veterinarios y demás responsables de la sanidad animal.

   “Pero el alcance, la escala y el impacto mundial de las zoonosis actualmente no tiene parangón en la historia”, agregó.

   La declaración corresponde a la 72 sesión general del Comité General de la OIE (Organización Mundial de la Sanidad Mundial) desarrolada en París, Francia, entre el 23 y 24 de mayo de… 2004.

   “La aparición, reaparición y propagación de estas amenazas microbianas dependen de una compleja serie de factores. La convergencia de varios de ellos puede crear un entorno tal que las enfermedades infecciosas podrían surgir y mantenerse en la sociedad”, agregó.

Dr. Lonnie J. King, de Michigan State.

   También dijo que la interacción creciente entre los animales, domésticos o salvajes, y los seres humanos es un factor crítico y progresivamente importante en la dinámica de las enfermedades emergentes y la transmisión de los agentes patógenos zoonóticos.

   Diseñó un modelo de convergencia que organiza los factores potenciales en una serie de ámbitos, desde factores socioeconómicos y biológicos; ecológicos y ambientales y la interfaz entre los animales domésticos, la fauna salvaje y los humanos.

   “Todos los factores específicos de aparición corresponden a uno de estos ámbitos y juntos forman un medio complejo y que se modifica continuamente lo que, a su vez, favorece las modificaciones en la dinámica animal-humanomicrobio”, añadió.

   El doctor King indicó que los factores críticos son la adaptación y el cambio de los microbios, la susceptibilidad del hospedador, el clima y las condiciones meteorólogicas, los cambios en los ecosistemas, la demografía y las poblaciones, incluidas las cuestiones relativas a la fauna salvaje y los animales exóticos.

   También el desarrollo económico y el uso de la tierra; el comercio internacional y los viajes; la tecnología y la industria, la reducción de los servicios o infraestructuras de sanidad pública y animal; la pobreza y las desigualdades sociales, la guerra y los desplazamientos forzosos; la falta de voluntad política y la intención dolosa.

   “Es de sobra conocida la capacidad evolutiva del virus de la gripe, que consigue que aparezcan nuevas cepas todos los años, provocando así epidemias anuales en personas y aves”, explicó.

   “Muchos agentes patógenos han desarrollado nuevos mecanismos para intercambiar o incorporar material genético nuevo en sus genomas que pueden alterar su capacidad de supervivencia y su virulencia”, añadió.

El hospedador

   El Dr. King dijo que, con el crecimiento de la población humana, han aparecido dos grupos de hospedadores cuyos sistemas inmunitarios son defectuosos.

   “En los países desarrollados, los adelantos de la ciencia, la medicina y la tecnología han provocado un aumento del número de personas con problemas inmunitarios. La abrumadora multiplicación de los casos de SIDA1 y VIH2 en el mundo derivó en un aumento de las zoonosis y una reaparición de las infecciones latentes”, comentó.

   “Además, en muchos de estos países, la cohorte de población que crece más rápido es la de los mayores de 60 años. Esta población será probablemente más y, como la población mundial crecerá desproporcionadamente más rápido en los países menos desarrollados, los agentes de las enfermedades infecciosas seguirán haciendo estragos”, afirmó.

   “En las partes del mundo donde los sistemas de producción ganadera y aviaria están creciendo rápidamente, cada vez hay más animales hacinados, lo que favorece la diseminación de los patógenos. En los sistemas productivos donde se crían obteniendo la máxima producción, poblaciones enteras de animales genéticamente similares son especialmente susceptibles a la introducción de nuevos patógenos”, aseveró

La globalización

   El Dr. King señaló, en aquella ponencia de 2004 en París, que la propagación de los virus de la gripe es un fenómeno generalizado que afecta tanto a las poblaciones humanas, como de aves y animales en general, a veces sólo a una y otras veces como resultado del contacto de unas con otras.

   “Muchos expertos en enfermedades infecciosas piensan que la gran pandemia de gripe está aún por llegar y que, sin duda, se definirá por una transferencia genética que implicará a numerosas especies”, predijo.

   “La capacidad de los agentes patógenos para saltar de especie e infectar a hospedadores múltiples es una adaptación ingeniosa que los ayuda a sobrevivir. Se estima que hasta un 60 % de los patógenos humanos se encuentran en numerosas especies y que, quizás, hasta un 80 % de los patógenos animales pueden infectar a otras especies de animales”, detalló King.

   “A medida que las poblaciones humanas crecen, y también lo hacen las poblaciones de animales salvajes o domésticos, las interacciones entre ellas también se multiplican. Así, es probable que se den más casos de patógenos que salten la frontera entre especies”, relató.

¿Por qué la fauna salvaje?

   “Los animales salvajes pueden ser uno de los puntos de origen importantes en la transmisión de las enfermedades infecciosas a los animales domésticos y los humanos”, sostuvo el Dr. King.

   “Al expandirse las poblaciones humanas, los lugares de esparcimiento y los cambios en los ecosistemas y el hábitat de la fauna salvaje, se multiplican también los puntos de contacto entre estos grupos pero, sin embargo, también parece que desconocemos las enfermedades de los animales salvajes y que no disponemos de estrategias preventivas para ellas”, agregó.

   “Cada vez hay más relación entre la fauna salvaje y las zoonosis emergentes, lo que tiene implicaciones serias. Las poblaciones de animales salvajes puede ser reservorios de patógenos que representan una amenaza para los animales y los humanos y las enfermedades de la fauna salvaje amenazan gravemente la conservación de la diversidad mundial”, comentó.

“Es un reto y una oportunidad”

   “La salud pública era considerada hasta hace poco como un área de la sanidad vinculada directamente a la medicina humana, quedando relegada la intervención de la medicina veterinaria a los casos de enfermedades transmisibles al hombre a partir de los animales (zoonosis)”, dijo el médico veterinario Ignacio Alvarez.

   “Pero, en las últimas décadas y debido a múltiples acontecimientos ocurridos a nivel mundial, se ha puesto de manifiesto el verdadero rol que la medicina veterinaria tiene en la salud pública. Si bien las interacciones entre salud humana y animal no son una novedad, el alcance, la magnitud y las repercusiones mundiales que enfrentamos en esta pandemia, sin precedentes históricos, nos da la oportunidad de generar una visión más integral sobre el concepto de salud pública”, agregó.

   Alvarez sostuvo que, bajo el lema Una sola salud, se realiza un enfoque de relación directa entre la salud humana, la salud animal y el medio ambiente, donde la Organización Mundial de la Salud (OMS) aboga por una visión única entre la salud humana y animal.

Ignacio Alvarez, médico veterinario.

   “Esto genera un reto y una gran oportunidad para hacer valer el papel de la profesión frente a la sociedad”, aseguró Alvarez, en diálogo con La Nueva.

  Dos datos son claves en este planteo: la Organización Mundial de Sanidad Animal (OIE) reveló que el 60 % de las enfermedades humanas infecciosas son zoonóticas y que al menos un 75 % de las enfermedades infecciosas emergentes del ser humano son de origen animal.

   “Debemos tener presente que la lucha contra cualquier enfermedad será mucho más fácil si comenzamos por la identificación o eliminación del agente patógeno en su fuente animal”, recordó.

   “Esto pone de manifiesto que el rol del veterinario debe dejar de ser entendido como el de aquel que sólo cura animales para entenderse como una pieza fundamental para preservar la salud pública”, indicó.

   También dijo que los veterinarios poseen una extensa lista de incumbencias profesionales que van más allá de la típica clínica veterinaria. Entre ellas, el control en la seguridad alimenticia, el estudio de enfermedades zoonóticas y su erradicación, la biodiversidad, los trabajos de laboratorio y la investigación, el desempeño en el campo agroindustrial, el cuidado del medioambiente, la formación y capacitación de personal idóneo para cuestiones de salud pública, específicamente vinculadas con las ciencias veterinarias.

   “En los últimos días, y bajo una catarata de noticias relacionadas a la situación del coronavirus en el mundo, han sido publicadas dos noticias que reflejan el protagonismo de la medicina veterinaria”, explicó.

   “La primera, el llamado de colaboración de la Dirección General de Salud Pública de Madrid a los veterinarios de esa ciudad para cumplir labores de diagnóstico del COVID-19, análisis de laboratorio y funciones similares para las que los veterinarios, como profesionales sanitarios, estamos perfectamente calificados. Y la segunda noticia es que nada más ni nada menos que la representante de la OMS en Argentina, e integrante clave del equipo de consulta del Gobierno nacional frente a la pandemia es una veterinaria: la Dra. Maureen Birmingham”, aclaró Alvarez.

Dra. Maureen Birmingham, de la OMS.

   “Uno de los principales retos de nuestra profesión en cuanto a salud pública, al igual que todas las profesiones sanitarias, son las resistencias a los antibióticos que han desarrollado muchas bacterias”, comentó.

   “Esto ha provocado que enfermedades que antes se curaban de forma relativamente sencilla, ahora resultan mortales o muy difíciles de sanar, simplemente, porque las bacterias se han hecho resistentes a los antibióticos que antes tenían efecto”, agregó.

   “Se estima que 700.000 personas mueren al año por resistencia de antibióticos en el mundo y que, para 2050 según la OMS, será la primera causa de muerte en el mundo. Las cada vez más exigentes normativas de bienestar animal que, por fortuna, exigen los mercados también están llevando a un replanteo en la formación y ejecución de la profesión”, dijo.

   Alvarez sostuvo que, indudablemente, el impacto de la globalización, la industrialización, la reestructuración de sectores rurales y los cambios en los hábitos de consumo actuales deberá traer aparejado, también, profundos cambios en la forma de abordar la prevención de las enfermedades.

   “Es inevitable que, en las próximas décadas, el mundo continúe experimentando la aparición de nuevas enfermedades humanas y animales. Resulta indispensable, entonces, que esta visión integral que se plantea se realice en todos los estratos posibles. Estos cambios no podrán lograrse si no es mediante la puesta en marcha de políticas que busquen que el conjunto de actores trabajen conjuntamente y a largo plazo. Es decir, contribuyan a pensar y trabajar en Una sola salud”, explicó.