Conclusiones de un incierto desenlace electoral
La columna semanal del corresponsal de La Nueva en la capital de la provincia.
Con distintas urgencias, la política bonaerense ingresó en la cuenta regresiva de cara a la definición de una elección de renovación parcial legislativa difícil de predecir, ya que se vota en ocho secciones electorales en las que se reparten los 135 municipios.
Es que probablemente como no pocos presagian puede darse que aquella fuerza política que gane en las “seccionales” no sea la misma que gane en el conteo total de votos del escrutinio general.
Uno de los grandes interrogantes es si en la provincia se puede repetir el fenómeno de ausentismo social que se reflejó en otras elecciones realizadas este año. No es casual, que tanto el oficialismo bonaerense como las demás fuerzas de la oposición hayan reforzado la convocatoria al electorado frente al desinterés que se percibe en una población más inquieta por el contexto económico que por sufragar en una elección legislativa que casi no tuvo propuestas de relevancia.
El clima de polarización electoral entre la coalición del kirchnerismo de Fuerza Patria y los violetas de La Libertad Avanza que nacionalizó la campaña, no dejó casi lugar a otros temas de interés en la agenda bonaerense.
De un lado, la administración de Axel Kicillof repitió su slogan de "ponerle un límite" al modelo de ajuste económico del presidente Javier Milei en las urnas. Del otro, los libertarios, junto a sus socios amarillos del PRO, machacaron con insistencia su lema de "Kirchnerismo nunca más" bajo la promesa de “pintar de violeta” el mapa bonaerense.
Claramente ambos ejes discursivos dejaron sabor a nada frente al apetito social por encontrar respuestas a otras problemáticas puntuales, como la estructural crisis de inseguridad o la necesidad de reactivar la obra pública, la cuestión salarial y potenciar las posibilidades de empleo.
Pero durante un año electoral donde se polemizó sobre las “reelecciones indefinidas” a través del voto democrático, quedó dando vueltas una perla de la campaña política.
No habría que descartar una propuesta pidiendo reabrir el debate para propiciar una reforma de la Constitución bonaerense, -vigente desde los tiempos de Eduardo Duhalde, en 1994- para impulsar una mayor autonomía municipal, entre otras variantes sociales y políticas.
La idea llegó de la mano del intendente platense Julio Alak y habría recibido el apoyo de la tropa kicillofista en inmediaciones del Salón Dorado, ubicado en el primer piso de la Casa de Gobierno de calle 6. Pero para llegar a eso habrá que darle tiempo al tiempo.
Durante largos meses, el gobernador defendió su jugada de desdoblar las elecciones legislativas en la Provincia cuestionada por el ala dura del kirchnerismo y el cristinismo de La Cámpora, que siempre prefirió que se realizarán junto a los comicios nacionales previstos para el 26 de octubre próximo.
Kicillof y un nutrido grupo de intendentes peronistas con peso territorial decidieron en este caso, poner en el centro de la escena política la relevancia de cada una de las ocho secciones electorales en las que se divide la Provincia de Buenos Aires.
Ahora bien, el resultado de la elección del 7S puede ser concluyente para el mandatario provincial ya que, de acuerdo a los guarismos que obtenga Fuerza Patria, se determinará si sale fortalecido, o no, para afrontar con músculo político las discusiones internas del peronismo que se han agudizado durante el último tiempo.
La sensación térmica indica que la pulseada doméstica con La Cámpora -que tiene línea directa con la mesa chica que rodea a la expresidenta Cristina Kirchner en prisión domiciliaria- es una soga a punto de cortarse después de tantos tironeos, más allá de la forzada y temporal unidad electoral que tuvó como artesano a Sergio Massa.
Al margen de está cuestión puntual, Kicillof necesita garantizar su gobernabilidad y poder consolidar los bloques oficialistas en ambas cámaras, que le permitan aprobar normativas clave en la Legislatura durante sus últimos dos años al frente de la siempre compleja administración bonaerense.
Por la vereda opuesta, la coyuntura económica y las denuncias de corrupción por presuntos pedidos de coimas que golpeó de lleno los cimientos de los libertarios de la Casa Rosada en medio de la apatía que enfrenta la sociedad podrían nivelar la disputa electoral en algunas secciones electorales consideradas decisivas. En algunos casos, la torpeza propia hace tanto daño como el adversario. Por eso, la elección adquiere relevancia nacional.
Ante ese paisaje, la cúpula partidaria de La Libertad Avanza salió a decir que la elección bonaerense debería medirse “por la cantidad de secciones ganadas” y no por la sumatoria global de votos.
En realidad, la mejor manera de determinar un vencedor será determinar cómo queda la composición de las cámaras. Quien logre "llenar" la mayor cantidad de bancas en las cámaras de senadores y diputados será quien realmente ocupe un lugar destacado en la foto de los ganadores del día después de la votación legislativa.
El principal desafío de LLA pasa por intentar amortiguar cualquier posible, impacto político, en caso de un eventual retroceso general en la Provincia, aunque también saben que un resultado desfavorable puede ser interpretado por los analistas como una “fallida primera vuelta electoral” antes de la carrera nacional de octubre.