El SOB (en la visión de Aapresid): ¿por qué la coyuntura exige ser más conciente que nunca?
“La siembra directa llegó a ocupar una parte mayoritaria del área productiva, pero ahora estamos entre el 78 y el 80 %. Por eso debemos insistir respecto de los beneficios del cuidado del suelo”, dijo la Ing. Agr. Carolina Meiller.
Periodista. Círculo de Periodistas Deportivos de Bahía Blanca. Fue redactor de la revista Encestando (1985-2000). Desde 1987 trabaja en el diario La Nueva Provincia (hoy La Nueva.). Pasó por las secciones Deportes, La Región y La Ciudad, donde se desempeña actualmente. Está especializado en periodismo agropecuario desde 2001. Miembro de la Asociación Bonaerense de Periodistas Agropecuarios. Responsable de las páginas webs de la Asociación de Ganaderos (AGA) y de Abopa.
“El momento actual nos exige ser mucho más eficientes. En años anteriores, con devaluaciones y otras cuestiones macroeconómicas, el partido se jugaba de otra manera y, a veces, los números se enmascaraban. Pero hoy la situación nos demanda ser mejores en nuestro trabajo, en la producción y en cuantificar todo lo que hacemos. Este proceso de trabajar de manera más conciente y analizar el por qué de nuestras acciones es lo que nos ayudará a tomar buenas decisiones a largo plazo”.
Para la Ing. Agr. Carolina Meiller, secretaria de la comisión directiva; miembro del comité ejecutivo y flamante directora del Programa Prospectiva de la Asociación Argentina de Productores en Siembra Directa (Aapresid), se trata de un momento bisagra respecto de la sustentabilidad productiva en el país, en general, y en el sudoeste bonaerense en particular, considerando su opinión con el valor agregado de haber nacido en Pigüé, haber estudiado agronomía en la Universidad Nacional de Sur y ser productora agropecuaria en el mismo distrito de Saavedra.
“Naturalmente, la situación en el sudoeste bonaerense no escapa a lo que está ocurriendo en muchas partes del país”, añadió.
“La siembra directa llegó a alcanzar más del 95 % de la superficie de producción agrícola hace unos 10 o 12 años. Sin embargo, la estimación que manejamos hoy desde Aapresid es de un 78 u 80 %”, detalló.
“Esto se debe a que muchos productores se han apartado de la SD por diversas razones como, por ejemplo, por la necesidad de prácticas temporales para manejar situaciones complejas tales como malezas o cuestiones de rentabilidad”, comentó.
Meiller, en diálogo con La Nueva., también dijo que esta tendencia ha llevado a un aumento de la superficie trabajada con rastras y, por ende, a una disminución del uso de la SD.
—En el sudoeste bonaerense, donde existe un mix de agricultura y ganadería, ¿qué está haciendo Aapresid para insistir con la SD?
—Nosotros, afortunadamente, tenemos varias regionales activas en la zona, como son las de Bahía Blanca, que es muy importante, y la de Guaminí - Carhué, de la que formo parte. Son organizaciones que están trabajando activamente para alentar los sistemas de siembra directa y hacer que el productor entienda los beneficios de cuidar el suelo.
“Nadie nace sabiendo. Todos tenemos la oportunidad de equivocarnos para estar mejor preparados para los desafíos”.
“Hemos estudiado, y confirmado a través de trabajos científicos y colaboraciones con productores, la importancia de mantener la biología y la estructura del suelo. Y por eso cualquier implementación mecánica genera un disturbio que siempre tratamos de evitar. Por eso desde Aapresid dedicamos, de manera constante, a construir y compartir conocimiento para demostrar que existen otras formas de trabajar”.
—Durante mucho tiempo se analizó lo que sucedía del suelo para arriba, con el desarrollo de las plantas y demás, pero no tanto lo que ocurría del suelo hacia abajo. ¿Hoy existe una mayor conciencia del productor respecto de esto?
—Sí, creo que está comenzando a haber un conocimiento y algo más importante: una adaptación de ese conocimiento, ya que es fundamental que se aplique en el campo y en la producción.
“La tecnología ha sido clave para decodificar lo que sucede dentro del suelo, algo que antes era casi imposible. En este sentido, tenemos muchos estudios que nos han revelado que el suelo es un ecosistema impresionante que debe ser mantenido y cuidado.
“Este es el concepto más importante que promovemos desde la siembra directa: mantener el ecosistema del suelo para que pueda proporcionar las características necesarias para las plantas, ya que tiene una importancia enorme en el equilibrio entre la raíz y la producción aérea”.
—No es un buen dato que, de acuerdo con los registros de la mayoría de las empresas del sector, se analice sólo el 30 % del suelo productivo de la Argentina. ¿Cuál es la visión desde Apresid?
—Lo que hacemos es como en cualquier otra situación: necesitamos un dato inicial para saber dónde estamos parados, especialmente al comenzar las siembras de trigo o de cebada, que son los principales cultivos en nuestra zona. A esta altura es crucial conocer la situación del suelo para tomar decisiones a lo largo de todo el ciclo.
“Analizar el por qué de nuestras acciones es lo que nos ayudará a tomar buenas decisiones a largo plazo”.
“Conocer las características a través de un análisis, y empezar por la nutrición, que es algo más fácil de manejar, nos permite evaluar números, costos e insumos para asegurar la rentabilidad del cultivo. Nosotros procuramos que se tomen estos datos iniciales y que se entienda la lógica del ecosistema para lograr un mejor producto final”.
—¿Esto tiene que ver con una cuestión generacional, lo que llevaría a una resolución más rápida hacia el futuro?
—Sí, creo que hay mucha tecnología disponible hoy que nos ayuda a esa corrección. Todo lo relacionado con el análisis de mapas, imágenes satelitales y plataformas nos está ayudando a hacer más eficiente nuestro trabajo. Esta es una mirada a largo plazo, ya que es lo que nos permitirá construir una mejor producción en el futuro”.
—¿Hay jóvenes dispuestos a esto?
—Sí, absolutamente. Lo pudimos apreciar en nuestro reciente congreso en La Rural. Las estadísticas del año pasado, por caso, mostraron que entre el 45 y el 50 % de los asistentes tienen menos de 40 años. Esto nos obliga a posicionarnos pensando en ellos y en el futuro; y a dejarlos hacer.
“A veces, quienes tenemos más experiencia tendemos a no escuchar las opiniones de los jóvenes o a criticar su forma de trabajar. Sin embargo, ellos hoy tienen la capacidad de pensar más allá de los criterios preestablecidos”.
—¿Aun con eventuales errores?
—¡Aun con eventuales errores! Hay que permitirlo. ¿Cuántos de nosotros cometimos errores y así fuimos aprendiendo? Una de los temas que se habló en el acto de apertura del congreso es el significado del código abierto, que fue el lema elegido. Código abierto implica que uno reconoce sus errores y aprende de ellos.
“En este proceso de recomponerse, ser resiliente a los cambios y readaptarse, eso es fundamental. Nadie nace sabiendo y todos tenemos la oportunidad de equivocarnos para estar mejor preparados para los desafíos”.
—La ventaja de ellos son las herramientas actuales, distintas a las de otras generaciones…
—Exacto, las herramientas, los conceptos y la velocidad de los procesos son diferentes. La inmediatez es asombrosa. Antes teníamos más tiempo para procesar la información, pero hoy está disponible desde el minuto cero y al minuto uno ya tenés que tomar decisiones sobre qué hacer con ella. Los jóvenes tienen una capacidad que nosotros no tenemos de manera innata, porque sólo la fuimos adquiriendo a lo largo del tiempo”.
Algo personal
Carolina Meiller nació en Pigüé y es hija de Alberto Meiller (jefe comunal del partido de Saavedra entre los años 1995-1999) y de María Teresa González. Tiene dos hermanas mayores (Marina y Guillermina) y un hermano menor (Andrés).
Estudió en el Colegio Niño Jesús de Pigüé y egresó como ingeniera agrónoma en la Universidad Nacional del Sur (1994).
Tras recibirse, con su pareja, el Ing. Agr. Gustavo Churín (de Médanos) por razones de trabajo vivieron en Bahía Blanca y en Buenos Aires. Hace 20 años retornaron a la cabecera saavedrense.
A poco de llegar, Meiller trabajó en el campo de su padre y en otros proyectos afines. Actualmente, se desempeña en el área Negocios Campo de IF Ingeniería en Fertilizantes y administran unas 3.500 hectáreas de producción mixta en la región.
Con Churín son padres de Fernando (26), quien oportunamente se marchó a los Estados Unidos con una beca por deporte (fútbol, en la MidAmerica Nazarene University de Kansas) y, tras egresar de allí con el título en administración de empresas, decidió quedarse a trabajar en cuestiones afines a su carrera.
También de Francisca (23), quien estudia arquitectura en Bahía Blanca, y de Florencia (19), quien está en segundo año en Park University, de la NAIA, los Estados Unidos, con una beca de vóleibol.
La participación de Meiller en Aapresid se inició —como asociada— en 2014. Desde entonces ocupó distintos roles en la comisión directiva hasta 2019, año en que debió pausar sus actividades por razones de salud. Tras la pandemia, y luego de su recuperación, retomó la actividad en la entidad y, tras el congreso de este agosto en La Rural, asumió como directora adjunta del Programa Prospectiva, además de continuar como prosecretaria de la comisión directiva e integrante del comité ejecutivo.