Una moda de adolescentes que empieza a preocupar en Bahía
Alarma en el sistema sanitario local por el aumento del vapeo entre jóvenes. Aunque la promoción, venta y distribución del cigarrillo electrónico es ilegal, el consumo va en aumento.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Aunque los vapeadores están prohibidos desde el 2011, es muy común observar a muchas personas en nuestra ciudad -–por lo general jóvenes-- utilizándolos como una alternativa más "segura" al cigarrillo tradicional.
Precisamente, los diseños coloridos y sabores frutales atraen a la población juvenil, pero ocultan graves riesgos para la salud.
Hace pocos días atrás, la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP) alertó a la comunidad por el incremento del consumo de vapeo (cigarrillo electrónico).
No solo porque su promoción, venta y distribución es ilegal, sino por los incontables riesgos que puede llegar a causar en el organismo.
Esta realidad genera preocupación entre especialistas y autoridades sanitarias de nuestra ciudad, quienes advierten que el inicio del consumo a edades tempranas incrementa exponencialmente los riesgos para la salud y la posibilidad de desarrollar adicciones en el futuro cercano.
Los médicos explicaron que los vapeadores contienen nicotina y otras sustancias tan o más perjudiciales que el cigarrillo clásico, responsable de millones de muertes anuales en el mundo.
El problema, advirtieron, radica también en que estos dispositivos han logrado instalar la idea de que son menos perjudiciales para la salud que los cigarrillos traidicionales, lo cual representa una percepción errónea y peligrosa.
“Claramente es tan o más nocivo que el tabaco inhalado en forma usual. Y por la moda o el desconocimiento cada vez se usa a edades más tempranas”, reconoció el doctor Fernando Piumatti, jefe de Neumonología del Hospital Interzonal Penna.
Muchos desconocen que el uso, la venta y la publicidad de cigarrillos electrónicos están prohibidos desde 2011 por la disposición 3090/2011, y que además en 2023 se reforzó con la resolución 565/2023 que prohíbe también su importación.
“Hay un estudio realizado hace unos pocos años en CABA en el que se muestra que casi la mitad de los adolescentes encuestados (en escuelas secundarias) estarían dispuestos a probarlos. Lamentablemente, está bastante arraigado lo falsamente seguro que es para la salud. En nuestro medio está sumamente instaurado en reuniones o fiestas grupales y también se los empieza a ver en los colegios”, manifestó Juan Ditondo, pediatra bahiense especializado en neumonología.
El problema
La OMS advirtió que en Argentina el 17% de la población adulta es fumadora: compartimos la prevalencia más alta de América Latina con Chile (también 17%) y Uruguay (16%), mientras que otros países de la región están por debajo del 10%, como Brasil (9%), México (8%) y Colombia (5%).
Pero el que aparece hoy como uno de los principales problemas en relación al consumo de tabaco, no está identificado en el reporte: el uso de vapeadores.
Más allá de la prohibición, el uso existe y está en alza, en especial en los más jóvenes.
Así lo advirtió recientemente la Sociedad Argentina de Pediatría (SAP), que alertó que, a diferencia de los adultos, quienes recurren a los vapeadores para dejar el cigarrillo común, en los adolescentes ocurre todo lo contrario: el vapeo es la puerta de entrada al consumo.
La SAP recordó que la última encuesta nacional sobre consumo de tabaco de 2018 mostró que el 7% de los adolescentes argentinos usaban estos dispositivos, pero que otro relevamiento realizado en 2023 en estudiantes secundarios de escuelas públicas de Capital Federal había elevado ese porcentaje al 8%.
“En los últimos años, se ha observado un aumento significativo en el uso de estos dispositivos liberadores de nicotina, la sustancia adictiva por excelencia que genera la dependencia al tabaco. Los cigarrillos electrónicos, de los que existen decenas de modelos y marcas, funcionan con una batería que genera calor. Esta energía calienta una solución líquida colocada en un receptáculo hasta lograr su volatilización (una especie de humo o niebla), la cual es inhalada por la boca mediante una boquilla, llegando a los pulmones como en el acto de fumar”, explicó la SAP.
Y remarcó que esa solución para vapear contiene sustancias cancerígenas como el formaldehído, entre otros ingredientes que en muchos casos son desconocidos.
“No está aprobado su uso como terapia para abandonar el tabaquismo. La moda de tener un Vaper y la ignorancia en el tema generan una tranquilidad de que no es “malo”, cuando cuando es todo lo contrario. Claramente falta una gran campaña de difusión. El combo de desconocimiento y las modas son la combinación perfecta para su uso desde temprana edad”, opinó Piumatti.
“Por otro lado hay toda una industria que hace sentir que son inocuos, de sabores agradables y sobre todo con una variedad de colores y diseños que los hace sumamente atractivos a los jóvenes y adolescentes”, amplió Ditondo.
Los factores
Entre los principales factores que explican este fenómeno, se encuentran diversas influencias socioculturales que afectan de manera directa a los adolescentes.
La baja autoestima, la falta de prácticas deportivas y la exposición frecuente a contextos sociales como fiestas, son elementos clave.
A esto se suma la influencia de pares fumadores, especialmente si se trata del mejor amigo o del grupo cercano. La presencia de padres o familiares fumadores en el hogar también cumple un rol determinante, ya que normaliza la conducta y disminuye las barreras de prevención.
Estas dinámicas familiares y sociales crean un entorno propicio para que los jóvenes naturalicen el consumo desde temprana edad.
“En los adolescentes, el vapeo es la puerta de entrada al consumo. En los estudios de poblaciones en otros países, luego de un tiempo de iniciado el uso de cigarrillos electrónicos, casi la mitad, incorpora el consumo de cigarrillos tradicionales”, manifestó Ditondo.
La doctora Silvia Cabrerizo, pediatra y toxicóloga de la SAP, explicó que, además de saborizantes atractivos para los adolescentes como frutales, chicle, chocolate, vainilla, menta o bebidas tipo cola, estos dispositivos suelen contener sustancias potencialmente cancerígenas, como propilenglicol, diacetilo, glicerina vegetal, acroleína y formaldehido. Asimismo, muchos ingredientes son desconocidos o no se han testeado sus efectos al ser inhalados.
“Las estrategias inteligentes del marketing de las tabacaleras han direccionado sus ventas al público joven, al que es conveniente iniciar en la adicción (las estadísticas de consumo de tabaco convencional van en descenso en los últimos 30 años), por lo que el packaging y las efectivas acciones para su venta están especialmente diseñadas para atraer al público joven”.
Síntomas y riesgos
El principal y gran problema de la nicotina es que se trata de una sustancia altamente adictiva.
“En formas inhaladas (vapeo o cigarrillos), puede irritar los pulmones y contribuir a enfermedades respiratorias. Y también genera enfermedades a nivel cardiovascular, neoplasias en todo el organismo, envejecimiento de la piel y varias más”, explicó Piumatti.
Y amplió: “Ya está descripta una patología/síndrome que se denomina EVALI (enfermedad pulmonar asociada al uso de vapeadores), que presenta síntomas como dificultad para respirar, tos, dolor torácico, fiebre, náuseas y puede ser grave e incluso mortal”.
Ditondo opinó que las lesiones que provocan están directamente relacionados al nivel y tiempo de consumo.
“El daño crónico seguramente lo veremos con el paso del tiempo, como con todos los productos cancerígenos que se ingieren. Sobre todo, en este caso con la nicotina, si bien existe unos cuantos mas que son cancerígenos. Pero sí se pueden ver enfermedades agudas específicas”.
Y agregó: “Por ejemplo, la intoxicación accidental con la ingestión del liquido del vapeador, que puede tener concentraciones altas de nicotina. Por otro lado existe una enfermedad severa y potencialmente mortal similar a una “neumonía grave” llamada injuria pulmonar aguda por vaporizadores”.
No hay que olvidar que algunos dispositivos liberan plomo, níquel o estaño al calentarse.
“Hay que tener en cuenta que muchos efectos del vapeo a largo plazo todavía se están investigando, ya que es una práctica relativamente nueva, pero si es importante remarcar que ya se han documentado daños reales y graves, especialmente en jóvenes”.
También aparecieron casos de quemaduras locales por el mal funcionamiento del dispositivo.
“En Bahía no hemos tenido casos severos todavía en adolescentes. Pero sí el empeoramiento del asma en población joven que comenzó a utilizarlos sin saber las contraindicaciones”, dio Ditondo.
¿Cómo se previene?
Para prevenir el consumo de tabaco a edad temprana, es necesario aplicar estrategias integrales que combinen regulaciones estrictas con acciones educativas. Algunas medidas efectivas incluyen el aumento del precio del tabaco, la restricción del acceso por edad, la prohibición de la publicidad en medios masivos y la realización de campañas informativas dirigidas a jóvenes. Asimismo, resulta esencial fomentar entornos libres de humo y brindar programas de apoyo a quienes ya han comenzado a fumar.
“La nicotina, al inicio del consumo, genera unas reacciones cerebrales relacionadas con el placer. Esto hace que se desee seguir consumiendo. En el caso de los cigarrillos electrónicos está favorecido por el buen sabor, cosa que no tienen los tradicionales. Con el paso del tiempo se transforma en adicción”, explicó Ditondo.
En primera instancia, en los adolescentes, al no estar completamente desarrollada la corteza cerebral altera el aprendizaje, el estado de ánimo y el manejo de los impulsos.
“Mas tarde, en la vida adulta, aparece lo que todos sabemos: cáncer, enfermedad pulmonar crónica y enfermedades cardiovasculares”, amplió.
Por ello, la prevención debe empezar en el hogar y continuar en la escuela y en la comunidad, creando una red que proteja a los adolescentes de la exposición temprana.
“Las probabilidades de que los adolescentes que consumen productos con nicotina desarrollen una adicción a largo plazo son significativamente altas. Estudios recientes indican que el cerebro en desarrollo es especialmente vulnerable a sustancias adictivas, y que el consumo temprano actúa como una puerta de entrada hacia otras conductas problemáticas”, sumó el doctor Ricardo Daniel Tapia (MN 155873-MP 4288), especialista en Medicina Familiar.
Y añadió: “El uso regular de tabaco durante la adolescencia está relacionado con un mayor riesgo de dependencia en la adultez y puede afectar la vida social, académica y emocional del individuo. Además, los daños acumulativos en el cuerpo suelen ser más severos cuando la exposición comienza desde edades más tempranas”.
A largo plazo, el objetivo debe ser lograr una disminución sostenida en los índices de consumo adolescente a través de políticas públicas, educación y concientización. Reducir la normalización del hábito en la sociedad es clave para cambiar la percepción que los jóvenes tienen sobre fumar.
Solo con un compromiso conjunto de familias, escuelas, profesionales de la salud y gobiernos, será posible revertir esta tendencia que amenaza la salud de miles de adolescentes argentinos.
Actualmente existe un activo comercio ilegal, especialmente a través de canales electrónicos, por los que los jóvenes acceden fácilmente a estos productos.
Las soluciones para vapear se presentan en miles de sabores tentadores para este grupo etario, como frutas, chicle, chocolate, vainilla, menta, bebidas cola, entre otros.
De hecho, existen en el mercado líquidos para vapear con distintas concentraciones de CBD y/o THC, principios activos del cannabis.
"Vapear cannabis puede provocar los mismos efectos nocivos que fumarlo", alertó la Sociedad de Pediatría.
“Los adolescentes que vapean pueden volverse adictos más rápidamente que aquellos que fuman cigarrillos, ya que las soluciones pueden contener concentraciones mayores de nicotina. Además, tienen mayor probabilidad de iniciarse en el consumo de cigarrillos convencionales (uso dual) o pasar al consumo de otras sustancias”, detalló el documento de la SAP.
Y dejó un dato más para resaltar la importancia de la prevención: “El 80% de quienes se inician en el hábito de fumar lo hacen antes de los 18 años”.
Sandra Barria, prosecretaria del Comité Nacional de Neumonología de la SAP, apuntó: “no debemos perder de vista tampoco que la maduración del cerebro se alcanza recién a los 25 años, por lo que la exposición a este tipo de sustancias puede generar adicción y provocar daños irreversibles. También influye negativamente en el aprendizaje, en la memoria y en el poder de atención. Ocho de cada 10 fumadores se iniciaron en el tabaquismo antes de los 18 años”.