¿Qué recomendaciones hizo la UNESCO tras la inundación?
La Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura dio a conocer los resultados de la misión de evaluación realizada a principios de junio en nuestra ciudad.

Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Audionota: Romina Farías
Las inundaciones del 7 de marzo en Bahía Blanca, que causaron pérdidas humanas y daños significativos, llevaron a la UNESCO a una misión de evaluación de necesidades en colaboración con el gobierno argentino.
Esta visita, centrada en la integración de la ciencia en la prevención de desastres, evaluó los impactos en la infraestructura, especialmente en la Universidad Nacional del Sur (UNS) y el CONICET, donde los daños superaron los 13 millones de dólares y afectaron programas de investigación.
Las recomendaciones de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura incluyen la creación de sistemas de apoyo a la toma de decisiones, redes de monitoreo de aguas subterráneas y alertas tempranas, enfatizando un enfoque integrado de gestión hídrica y la resiliencia basada en el conocimiento local.
Se propusieron capacitaciones, intercambios académicos y la posibilidad de una nueva Cátedra UNESCO en la UNS, buscando recuperar capacidades de investigación y fortalecer la preparación ante futuros eventos climáticos extremos.
Precisamente, las lluvias extremas afectaron gravemente a la ciudad, generando una emergencia humanitaria sin precedentes y daños significativos a sus instituciones culturales y científicas, pilares esenciales de la vida comunitaria.
Para comprender a fondo las causas y consecuencias de las inundaciones, un equipo de especialistas en hidrología y políticas científicas de la UNESCO visitó Bahía entre el 9 y el 11 de junio.
La misión —coordinada con autoridades locales y académicas— marcó un paso relevante para fortalecer capacidades frente a eventos hidrológicos extremos. Formaron parte de la delegación expertos del Programa Hidrológico Intergubernamental (PHI) y del Programa Mundial de Evaluación de los Recursos Hídricos (WWAP) de la UNESCO, quienes fueron recibidos por autoridades municipales, el rectorado de la Universidad Nacional del Sur (UNS) y equipos técnicos locales.
Los daños materiales y científicos se estimaron en más de 13 millones de dólares, incluyendo la recuperación de 10.000 m² de infraestructura y la construcción de 4.000 m² de nuevas instalaciones.
En la UNS, además de los daños físicos, se interrumpieron 96 programas de investigación, se afectó a 106 estudiantes de doctorado y maestría, y se paralizaron colaboraciones con instituciones nacionales e internacionales.
“El objetivo de la misión fue evaluar los impactos potenciales de la inundación sobre el sistema de aguas subterráneas, los flujos superficiales y las infraestructuras urbanas y rurales”, explicó el geólogo Alberto Manganelli, director del Centro Regional para la Gestión de Aguas Subterráneas en América Latina y el Caribe (Centro de Categoría II de la UNESCO).
Durante la visita, el equipo mantuvo reuniones técnicas con grupos de la UNS y recorrió puntos críticos como las instalaciones universitarias, el arroyo Napostá y el Puente Canessa —zonas gravemente afectadas por la acumulación de sedimentos e inundaciones.
Los resultados
Como conclusión de la misión, los expertos del PHI y el WWAP de la UNESCO destacaron la urgencia de adoptar un enfoque más integrado y preventivo para la gestión del agua urbana.
Entre las principales recomendaciones figuran:
--La creación de un sistema de apoyo a la toma de decisiones mediante herramientas de modelado como WEAP y MODFLOW,
--El establecimiento de una red permanente de monitoreo de aguas subterráneas,
--El desarrollo de un sistema de alerta hidrológica temprana en tiempo real.
También se propusieron iniciativas de cooperación específicas, como:
--Capacitaciones técnicas en modelado hidrogeológico,
--Intercambios de conocimiento mediante seminarios web académicos,
--Publicación de un estudio comparado con experiencias en América Latina y Europa.
Estas acciones buscan fortalecer la resiliencia local, informar la planificación urbana y proteger la salud y los medios de vida de la población.
La misión subrayó además la necesidad de abordar la cuenca como un sistema socioambiental integrado.
En las zonas rurales, la restauración de ecosistemas y estrategias de conservación de suelos pueden reducir escorrentías y sostener la productividad agrícola.
En el ámbito urbano, se recomienda combinar soluciones basadas en la naturaleza con infraestructura gris adaptativa —como la mejora del Canal Aliviador Maldonado— para gestionar el agua pluvial, aumentar la biodiversidad, refrescar microclimas y mejorar los espacios públicos.
Las recomendaciones incluyen reparaciones urgentes al sistema de drenaje, remoción de sedimentos y una estrategia integral de gestión de cuenca que combine intervenciones estructurales y no estructurales.
Se destaca el papel estratégico de alianzas con instituciones como la UNS para crear plataformas de datos compartidos, realizar modelado predictivo y fortalecer capacidades técnicas. También se propone fomentar la educación comunitaria y estructuras de gobernanza conjunta para promover la corresponsabilidad.
El evento del 7 de marzo también expuso riesgos críticos para los recursos subterráneos. La hidrogeología local —compuesta por sedimentos estratificados y tres sistemas acuíferos principales— exige monitoreo post-inundación.
Aunque el acuífero freático superficial no suele utilizarse para consumo público, es muy vulnerable a contaminación por infiltración superficial durante eventos extremos, lo que genera preocupaciones respecto a la calidad del agua en pozos domésticos.
Más allá de la emergencia
Ernesto Fernández Polcuch, representante de UNESCO para la Argentina, señaló que el propósito de la misión fue ir más allá del diagnóstico técnico:
“Apuntamos no sólo a evaluar daños materiales, sino a pensar en la resiliencia y la prevención de futuros desastres climáticos”, dijo. “Esta misión también evalúa el impacto en los derechos culturales, científicos y educativos de la comunidad”.
“Trabajamos con las autoridades locales para promover una recuperación justa y resiliente, integrando la protección del patrimonio, la gestión del riesgo y la cohesión social”, agregó el Director de la Oficina Regional de la UNESCO.
También destacó los activos locales de Bahía Blanca.
“La ciudad cuenta con capacidades de investigación, tecnológicas, académicas y de gestión que facilitarán la cooperación con expertos internacionales”.
Entre los resultados más prometedores de la misión está la posibilidad de crear una nueva Cátedra UNESCO en la Universidad Nacional del Sur, que integre la hidrología, la ingeniería, la educación, la tecnología y la cultura para mejorar la gestión del riesgo hídrico en entornos urbanos y rurales.