Bahía Blanca | Domingo, 20 de julio

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La gran incógnita que ensombrece Pehuen Co: ¿Dónde está Andrea Esnaola?

En la villa balnearia, la lucha por la desaparición de Esnaola sigue igual que hace una década. Son las vecinas y activistas feministas las que hacen ruido para que el silencio no ahogue esa pregunta.

Foto: Archivo La Nueva.

Desde ahora, un signo de interrogación de color fucsia o violeta representa una incógnita terrible que persiste e inquieta en la localidad rosaleña de Pehuen Co: ¿Dónde está Andrea Esnaola?

Se trata de la mujer de 47 años que desapareció la tarde del 15 de julio de 2015, hace 10 años, sin rastros que le permitieran a la justicia determinar fehacientemente qué le pasó.

Aquel signo está fabricado con plástico por vecinas activistas feministas y emplazado en diferentes puntos de la villa balnearia, para darle cuerpo a una lucha que sigue; hay uno por cada año que falta Andrea, como recordatorio de que un sector de la comunidad no la olvida.

“Plantamos preguntas. ¡Que florezcan respuestas!”, exigen las integrantes de Sororas Pehuen Co y Bruja Brújula. Para honrar su memoria y para romper el silencio que diluye y naturaliza la desaparición de la mujer en tales circunstancias inexplicables, organizaron una intervención que contó con un sirenazo que resonó como un alarido, una batucada y una sesión de micrófono abierto.

“‘Vengan mujeres del sur, vengan mujeres del norte, vengan de todos los pueblos a crear otro horizonte!”, cantaron las integrantes del espacio Bruja Brújula, al ritmo de tambores.

Fue frente a la Escuela Provincial N° 18. En ese establecimiento ubicado en Villanueva casi Brown trabajaba Andrea como auxiliar de la educación. Y de ahí se fue a las 15:45, sin sus pertenencias, sin decir nada y sin volver. Tras la denuncia de su ausencia, se montó un operativo con rastrillajes por tierra, mar y aire. No tuvo éxito.

Pasó una década entera de nada, ni respuestas ni culpables —se lamentó una de las oradoras del acto—. Y el mensaje es atroz: no pasa nada si un día desapareces. Nada. No importa. Desde aquel día, todas nos volvimos Andrea.”

La falta de pruebas para avanzar en la investigación alimentaron cada año la incertidumbre de quienes la siguen buscando.

“Ni el Estado ni su familia. Somos nosotras las que nos preguntamos qué pasó con Andrea”, dijo otra vecina que habló durante la intervención.

La causa se archivó en 2020. El Sistema Federal de Búsqueda de Personas Desaparecidas y Extraviadas de Nación elaboró un perfil psicológico de Andrea Esnaola y concluyó que, por sus antecedentes personales y condiciones emocionales, la hipótesis más probable era la del suicidio impulsivo como forma de escape. Se destacó que atravesaba un cuadro depresivo, recibía tratamiento psiquiátrico, presentaba cierto grado de aislamiento social y había tenido un conflicto laboral reciente.

A pesar de algunas medidas adoptadas luego del peritaje, la causa no incorporó nuevos elementos que permitieran avanzar con una línea firme de investigación o identificar a posibles responsables.

Para las que la buscan, resulta increíble que no se sepa algo de su paradero. Si se accidentó fatalmente, se quitó la vida o la asesinaron, ¿dónde está el cuerpo?

“La arena no se la tragó, el mar no la devolvió”, repiten. Y se preguntan: ¿cualquiera puede desaparecer así y desvanecerse en el tiempo?