El correo en obra
Un edificio clave de la historia local, ubicado en la llamada "manzana fiscal"
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
Hace 105 años, en mayo de 1920, se comenzó a construir el Palacio de Correos y Telégrafos en la esquina de Moreno y Vicente López.
Desde principios del siglo XX la ciudad reclamaba una sede adecuada para una institución clave en materia de comunicación que venía ocupando viviendas completamente inadecuadas.
El terreno elegido era parte de la manzana nacional o fiscal, propiedad del estado nacional y una de las cuatro en que quedó divida la manzana fundacional, donde en 1828 se montó el fuerte.
Ese año ese espacio estaba ocupado por los dos edificios del banco Nación, el de avenida Colón y Estomba, que sería cedido el año siguiente a la Aduana, y el de Estomba y Moreno, en obra.
La ejecución del correo fue posible gracias a la gestión del diputado nacional Valentín Vergara, vecino de nuestra ciudad, ex intendente municipal y que en 1926 asumiría la gobernación de la provincia.
Ese mes de mayo de 1920 llegó a la ciudad el ingeniero Luis Ochogavía, quien dio las primeras instrucciones para la nivelación del terreno y la excavación de cimientos.
La obra, se mencionó entonces, era de un costo “muy elevado” y a criterio de muchos la suma disponible cubriría “una pequeña parte del total”, por lo cual se alentaba a los legisladores a continuar gestionando “recursos en block ó partidas sucesivas”.
La idea era que las obras se llevaran a cabo de “un modo seguro y continuado”, tomando como ejemplo el vecino banco Nación, iniciado en 2017 y casi terminado.
Lo cierto es que la construcción se demoró más de lo previsto, con momentos de incertidumbre y paralización hasta que a principios de 1926 fue entregado a la Dirección General de Correos.
Pasaron dos años más hasta que, finalmente, quedara inaugurado en octubre de 1928. Allí funciona hasta el presente, en un edificio en regular estado y necesitado de adecuaciones.