De cara a 2028: el bicentenario nos necesita unidos
Esta oportunidad que nos brinda el calendario, ya debiera estar produciendo acciones políticas, sociales y económicas para que los bahienses mostremos lo que somos y a donde queremos llegar.
A tres años de que se conmemore el Bicentenario de Bahía Blanca, se observa con cierta preocupación la apatía que ante tan importante efeméride, y no menos importante oportunidad para poner definitivamente a la ciudad en el mapa nacional e internacional, se observa en las instituciones, organismos de gobierno y población en general.
Esta oportunidad que nos brinda el calendario, ya debiera estar produciendo acciones políticas, sociales y económicas para que los bahienses mostremos lo que somos y a donde queremos llegar, aún con el peso de las adversidades sufridas por dos eventos climáticos de notable ferocidad en el último tiempo.
Pero hay que mirar hacia adelante, volver a pensar con grandeza, mostrar las ambiciones genuinas al proyectar lo que será la Bahía Blanca del futuro.
El último movimiento de una Bahía Blanca unida en pos de un objetivo claro, se produjo hace 54 años.
En marzo de 1971, el movimiento "Bahía Blanca de pie" reunió a las 162 entidades que la conformaban en dependencias de la Corporación del Comercio y la Industria de nuestra ciudad, para delinear los pasos a seguir buscando que el presidente de la nación, Agustín Lanusse, confirmara definitivamente que el Polo Petroquímico se instalaría en nuestra ciudad.
Y se logró. En noviembre de 1972, la ciudad veía el inicio de las obras. Ya finalizado el dique Paso de las Piedras, y con el inicio en 1979 de la Central Termoeléctrica Luis Piedrabuena, Bahía Blanca, con su puerto de aguas profundas, que en 1988 comenzaba a profundizarse a 45 pies, y en 1993, lograba la autonomía portuaria, comenzaría el despegue de este Puerto que nos ubica en el mapa mundial.
Paralelamente comenzaba otra etapa social y económica de Bahía Blanca, definitivamente en tránsito de agroganadera a industrial.
Pero a partir de allí, por circunstancias que habría que indagar, nunca más surgieron proyectos de grandeza, pese a las ventajas estratégicas que ofrece la ciudad, una ciudad que debe considerarse universitaria, con 3 centros nacionales y una provincial, un centro regional de excelencia en salud, conectada a todo el país por rieles o carreteras, nodo energético nacional y el puerto multipropósito más estratégico del país.
Hay infraestructura, hay conocimiento. Sólo falta que recuperemos el espíritu de grandeza y que nos unamos para volver a refundar la ciudad.
Tuvimos tres eventos catástrofe en menos de 2 años, que ya nos dan una oportunidad de ver, al menos, las fallas estructurales que debe revisar la nueva ciudad. Es una línea de trabajo para los urbanistas.
El Bicentenario en particular debiera contemplar, más allá de este proyecto refundador, una serie de eventos científicos, culturales, deportivos y sociales de alcance internacional a lo largo de todo el año 2028. Sólo cada 200 años se nos da esta oportunidad.
¿Comenzamos?