"Trump está en busca del tiempo perdido, pero en su horizonte aparece China"
El ingeniero Héctor Rafael Olea entrega una visión profunda sobre este momento crucial en la política internacional a partir de la nueva, y muy fuerte, irrupción del líder estadounidense.
"Donald Trump está en busca del tiempo perdido. Quiere volver a colocar a los Estados Unidos en el sitial que ocupó a fines de la Segunda Guerra Mundial, aunque de aquella época a ésta existen diferencias que son fundamentales. Por ejemplo, China", sostiene el ingeniero Héctor Rafael Olea.
Quien durante varios años fuera un prestigioso docente de la Universidad Nacional del Sur, la Universidad Tecnológica Nacional Facultad Regional Bahía Blanca y de la Escuela de Oficiales de la Armada, es un agudo analista de la política internacional.
Y bajo su mirada, la irrupción, nuevamente, de Donald Trump como líder mundial y los conflictos que por estas horas flagelan a buena parte del orden internacional, fueron temas a desarrollar en una charla en su casa en nuestra ciudad.
De hablar cansino, con un humor que se resiste a dejar de lado pese a las penumbras que surgen por estas horas en el plano internacional, este ingeniero en Física, Electrónica y Telecomunicaciones ya jubilado expresó su pensamiento sobre Trump y lo que viene.
-¿Interpreto que, según usted, Trump va por una especie de revival?
-Podríamos decir que es así, pero en su horizonte aparece China. A fines de la Segunda Guerra Mundial, Estados Unidos aumentó fuertemente su producción de bienes industriales hasta llegar a ocupar un 60 por ciento del total en el mundo. El período que va desde el fin de la guerra hasta principios de la década del ’70 fue una de las épocas de mayor expansión económica mundial. Entonces surge fuertemente China como un actor clave. Pues ese es un factor fundamental que Trump trata de evitar. Y cree que, en parte, lo va a lograr con la instrumentación de aranceles a las importaciones. Sucede que poner aranceles es síntoma de una economía débil. Una economía fuerte no pone aranceles. Compite.
"Fijar o aumentar aranceles tiene vuelo corto. A Trump le va a generar inflación. Porque, ¿quién paga los aranceles? El consumidor. La lógica indica eso. Entonces, ¿qué va a quedar como resultado? Al consumidor le va a quedar menos bienes para comprar y más caros".
-Sucede que con esta política, digamos, proteccionista, a Trump le fue bien en materia económica en su primer mandato. Y parece que va a acelerar en ese sentido. ¿Es así?
-El problema es más grave, más profundo tal vez. Los chinos fueron fortaleciendo el aparato productivo, mientras que hoy, Estados Unidos, tiene un aparato productivo endeble y no competitivo. Por eso Trump recurre a los aranceles. ¡Quiere volver a los autos a combustión interna y al petróleo! Diría que, en cierto modo, pretende retornar al siglo pasado para poder competir. En contrapartida, China, con la ruta de la seda, con su proyección internacional, con la enorme tarea que lleva a cabo su diplomacia, sigue en dirección ascendente. ¡Hay que ver cómo la diplomacia china teje redes en Asia, en África, en todos lados! Van como estableciendo relaciones de inserción con todo el mundo. Estados Unidos, todo lo contrario.
"Además, hay un tema que están haciendo los chinos, que tal vez no lo dimensionamos. Ellos pertenecen al BRICS junto a Brasil, Rusia, India y Sudáfrica. En este escenario, hay que tener en cuenta que los granjeros estadounidenses tienen un poder de lobby muy grande en el interior del país. Ven cómo los chinos están redirigiendo sus compras de alimentos a Brasil y a todos los que forman parte del BRICS, dejando de lado a Estados Unidos. Quizás, entonces, llegó la hora de negociar, que Trump tenga que negociar sí o sí con China".
-¿Advierte cierta subestimación de Trump hacia países de cierta envergadura? ¿Y ni hablar hacia los que componen el Cono Sur?
-Por supuesto. El problema entre América Latina y Estados Unidos tiene su historia. ¿Cómo se construyó el Canal de Panamá? Estados Unidos hizo que Panamá se sublevara a Colombia y se armara, así, un país nuevo para después ir a construir el canal. El canal que Trump quiere tomar ahora. No les tiene respeto. ¿Cuál era la doctrina de Theodore Roosevelt, la que llamaban la doctrina del Big Stick? "Habla suavemente y lleva un gran garrote detrás". Lo hizo con todo el Golfo de México, en Guatemala, en todos los países de América Central. En realidad, Estados Unidos lo manejó siempre así.
-¿En definitiva, lo de Trump no es algo nuevo?
-Para mí es volver a las fuentes. Me hace acordar mucho a Theodore Roosevelt.
-¿Y en este contexto cómo ubica a nuestro país?
-Tengamos en cuenta que Argentina tiene un líder como Javier Milei, también disruptivo, pero que en política económica es de alguna manera antagónico si analizamos la política proteccionista de Trump. Nuestro problema es que vendemos bienes primarios y, al desindustrializarnos más todavía, nos va a sobrar gente en el Conurbano a patadas, que es lo que le está pasando a México, con tremendas colas de gente buscando trabajo. Si a ello le suma las remesas de migrantes que están volviendo a ese país, México va a tener una mecha muy corta.
-¿Y qué va a pasar con esos 11 millones de inmigrantes, en principio ilegales, que Trump pretende echar a la fuerza?
-Más allá de haber arrancado con mucha fiereza, creo que no va a ser tan sencillo. El problema es el costo que esto pueda llegar a tener. Los van a tener que sacar de abajo de la cama. Y eso tiene un costo muy elevado, ciertamente. Ya lo estamos viendo. Esta fuerte disputa con el presidente colombiano Gustavo Petro, por ejemplo. Con la amenaza de una unión regional de países que le ponga un poco de freno a sus aspiraciones. Y en este escenario, si Trump quiere bajar los impuestos, ¿cómo lo va a lograr?
-Y más allá en el mapa, ¿qué puede ocurrir con el conflicto entre Ucrania y Rusia, con el futuro de Estados Unidos en la OTAN?
-Ahí la que va a pagar es Ucrania. Con Vladimir Putin van a cambiar figuritas, como ya ha pasado más de una vez. Trump va a arreglar con Putin a costa de Zelensky (Volodimir).
-El tema Medio Oriente también asoma como no sencillo de morigerar.
-El caso Israel y su incursión en Gaza tras la toma de rehenes por parte de Hamas ha llevado a que Estados Unidos, internacionalmente, quede un poco aislado, porque haber defendido la política de Benjamín Netanyahu contra los palestinos tiene su costo.
"Netanyahu me hace acordar a Leopoldo Galtieri, quien para escapar hacia adelante se peleó con los ingleses. Netanyahu hizo algo parecido. En vez de decir "que venga la señora Margaret Thatcher", como hizo Galtieri, se echó todos los árboles encima. Como primer ministro israelí no las tenía todas consigo en función del relativo grado de aceptación que tenía de su pueblo. Y de pronto aparece este desastre de Hamas, una guerra que de no tener el apoyo de los Estados Unidos se le tornaría insoportable ¿Cómo la sostiene? Cuesta mucho dinero todo esto.
"Ahora, ¿el verdadero problema en la mente de Netanyahu es Hamas, sus actos terroristas que están a la vista de todos, o, digamos, representa una excusa para seguir con esa política de expansión sobre Palestina? No es casual que haya terminado con Gaza y que ahora ponga la mirada en Cisjordania, que es la otra parte del territorio palestino".