Con la nueva reforma, los hogares pagarán más por la luz y las empresas menos
La modificación del esquema eléctrico redefine los precios mayoristas y reduce los subsidios, con un impacto mayor sobre los usuarios residenciales durante el verano.
Las familias argentinas enfrentarán facturas de electricidad más altas que los sectores industriales y comerciales durante los meses de verano.
La diferencia surge de los cambios introducidos por la reforma eléctrica del Gobierno nacional, que modificó la forma en que se determinan los precios y los contratos de abastecimiento en el mercado mayorista.
Según la Resolución 434/2025 de la Secretaría de Energía, vigente desde noviembre, el costo del megavatio-hora (MWh) para los usuarios residenciales se ubica entre 56.054 y 58.281 pesos. En cambio, los grandes usuarios no residenciales —industrias y comercios— pagarán entre 47.310 y 51.633 pesos, dependiendo de la franja horaria y del tipo de contrato con la distribuidora. Este esquema rige en todo el país y se mantendrá, al menos, hasta el 30 de abril de 2026.
Durante noviembre, los hogares registraron subas en sus facturas de entre 3,4 % y 4,1 %, mientras que la mayoría de las empresas tuvo ajustes menores o incluso reducciones. Algunos sectores industriales llegaron a una baja del 10,3 %.
Especialistas explican que las diferencias responden a la combinación de fuentes que abastecen a cada tipo de usuario. Los hogares reciben una mezcla más estable y costosa, que incluye energía renovable, nuclear e hidroeléctrica, mientras que las industrias y los comercios acceden a un volumen mayor de energía spot, aquella que se compra y vende en el día según la oferta y la demanda.
"El usuario residencial paga más porque su energía proviene de una combinación más cara y menos volátil. En cambio, los grandes consumidores pueden aprovechar precios más bajos en el mercado spot", detalló una fuente del sector.
Este cambio deriva también de la Resolución 400/2025, que redefine la asignación de energía y avanza en la eliminación gradual de los subsidios generalizados.
El gas natural, principal insumo de la generación térmica, influye de manera clave en la estructura de costos. En verano, su valor ronda 1 dólar por millón de BTU, pero en invierno puede escalar hasta 20 dólares por la demanda de calefacción. Esta variación estacional explica por qué las tarifas residenciales subirán más en verano, mientras que la industria pagará más en invierno, cuando la generación térmica se encarece.
El objetivo es reducir el gasto en subsidios y desregular el mercado eléctrico, en línea con la política de equilibrio fiscal del Gobierno. La Secretaría de Energía señaló que se busca "introducir señales de precios más precisas" y volver a un sistema más competitivo, donde la demanda negocie directamente con los generadores, como ocurrió en los años ‘90.
Durante la última década, la centralización de las operaciones a través de CAMMESA había permitido sostener subsidios cruzados entre tipos de usuarios. La reforma actual mantiene protecciones para los sectores vulnerables, pero promueve que los grandes consumidores gestionen contratos de suministro propios.
De acuerdo con la consultora Economía y Energía (EyE), en 2025 los hogares de altos ingresos afrontaron cerca del 85 % del costo real de generación, mientras que los de ingresos medios y bajos pagaron sólo el 57 % y 38 %, respectivamente. Esta brecha evidencia la magnitud de los subsidios aún vigentes y la presión oficial por reducirlos.
Los mayores aumentos recaen sobre los niveles 2 y 3 de la segmentación —usuarios de ingresos bajos y medios—, que sufren el retiro escalonado de subsidios. En cambio, los hogares de mayores ingresos experimentaron ajustes más leves, en parte por la revaluación del peso frente al dólar.
Las facturas de noviembre son las primeras en reflejar el nuevo esquema, con aumentos superiores al promedio previo a las elecciones, que era del 2 % mensual. Se espera que las actualizaciones continúen en los próximos meses, atadas al precio de los combustibles y al avance del programa de recorte de subsidios.
Con la implementación plena del modelo estacional, el sistema eléctrico argentino se encamina a un esquema más abierto y competitivo, pero también más exigente para los hogares en materia de costos. (Infobae)