Epecuén bajo el agua, a 40 años del peor de los finales posibles.
Imprevisión, corrupción, indiferencia, inoperancia. Fueron algunas de las varias causas de la inundación.
Corrupción, ignorancia, dejadez, inacción. Son algunas de las palabras que pueden utilizarse para explicar y entender porque hace 40 años la localidad de Epecuén quedó debajo de las aguas de La Encadenadas.
El pueblo de 1.500 habitantes que tenía al turismo como modo de vida estaba siempre al borde a la catástrofe. Un terraplén de cinco metros de altura era su única defensa para contener el agua.
Una página oscura rodea la gestión de la Dirección Hidráulica Provincial, que poco y nada hizo para evitar el penoso final y que además jamás rindió cuentas del uso que le dio a millones de pesos destinados a proteger a esta ciudad mediante la construcción de sistemas de drenaje.
La respuesta de porqué se llegó a semejante final no es simple. Fue una combinación de factores naturales y humanos.
Por un lado, un pueblo creado en los límites de una laguna, ocupando tierras que naturalmente el agua buscaría ocupar en tiempos de crecidas.
El canal Ameghino, construido en la década de 1970 en época de sequía para llevar agua a las encadenadas alteró el equilibrio natural y cuando las lluvias se normalizaron el canal siguió abierto. En lugar de desconectarlo se gastaron recursos en elevar terraplenes.
Las autoridades locales y provinciales no tomaron las medidas preventivas adecuadas a medida que el nivel del lago aumentaba. Leer las declaraciones de funcionarios de la época da cuenta de la poca seriedad con que fue considerada la posibilidad de una inundación.
En noviembre de 1985 el muro de contención colapsó y el agua ingresó al pueblo, que en pocas semanas quedó siete metros debajo del agua. Sus habitantes debieron dejar todos sus bienes, no hubo tiempo para nada. La tragedia dejó devastación física y cicatrices profundas en la comunidad.
A 40 años de los hechos, Epecuén un recordatorio de la importancia de la planificación, la inversión en infraestructura y la acción preventiva frente a desastres naturales.
El agua se ha retirado hace tiempo de la villa y sus ruinas, blancas y fantasmales, han generado una nueva posibilidad turística. Pero lo ocurrido no debe ser olvidado sino reforzar la responsabilidad de dar respuestas adecuadas a toda población vulnerable.