Preocupante análisis: aumenta el trabajo en negro y ya supera al formal
Los empleados en blanco ya son menos de la mitad del total de trabajadores. Según un informe del INDEC, en el segundo trimestre de 2025 sólo alcanzaron el 49%.
Recibido en 1993, acumula 28 años de trayectoria en el periodismo local. Ex jefe de la sección Deportes y La Ciudad y actual secretario de Redacción de La Nueva. Ex profesor de los dos institutos de Periodismo de la ciudad. Especialista en temas deportivos, sociales y gremiales.
Un informe del Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC) contradice las postulaciones del presidente Javier Milei respecto del supuesto crecimiento sostenido en la generación de empleo.
Al contrario: los datos muestran que el mercado laboral en nuestri país es cada vez menos estable, con un 51% de puestos de trabajo que se reparten entre cuentapropistas -muchos de los cuales son empleados encubiertos- y trabajadores informales o en negro, no registrados en el sistema.
Las cifras aparecen en el informe denominado “Cuenta de generación del ingreso e insumo de mano de obra” correspondiente al segundo trimestre de 2025.
Allí se refleja que en el segundo trimestre de este año año se registraron 22.536.000 puestos de trabajo totales y que los trabajadores registrados, incluyendo el sector privado y el público, son 11.122.000.
En tanto, los asalariados no registrados (en negro) son 5.566.000 y los cuentapropistas son 5.848.000. Si se suman estas dos modalidades de empleo son 11.414.000. O sea, representan el 51% del total de puestos de trabajo.
Los más perjudicados
Según el INDEC, los empleados de comercio están entre los más perjudicados por el trabajo en negro.
El fenómeno de precarización crece y no es algo reciente: en el mismo trimestre de 2016 -cuando recién comenzaba la gestión presidencial de Mauricio Macri– los asalariados no registrados y cuentapropistas representaban el 47%.
Si la comparación se realiza con 2023, el informe cuenta 58 mil empleos registrados menos, mientras que, en cambio, aumentaron en 175 mil los puestos de trabajo en negro y en 175 mil los cuentapropistas.
Empleo en negro
En lo que respecta puntualmente al empleo en negro, la estadística la lidera el personal de casas particulares (1.107.589), que representa el 20% del total de los informales.
Le siguen los 1.035.626 de empleados de comercio minorista y mayorista, los de la construcción (610.967) y los 517.996 de agricultura y ganadería.
En el caso de los cuentapropistas -ya sean reales o empleados encubiertos-, encabezan los trabajadores de comercio (1.868.544), del sector de construcción (818.125) y la industria manufacturera (773.976).
Flexibilización: ¿sí o no?
En cuanto a la búsqueda de una solución al problema, hay visiones diametralmente opuestas: del lado del Gobierno se habla de una flexibilización laboral que equipare derechos quitándoselos a los trabajadores registrados.
Por caso, el ministro Federico Sturzenegger y el vocero Manuel Adorni hablaron de jornadas laborales de 12 horas, eliminación de indemnizaciones, horas extra y protección sindical- para que así muchos de los que hoy están en negro puedan pasar a estar en blanco.
Por el contrario, desde muchos sectores sindicales y también políticos insisten con la necesidad de acortar la jornada laboral (hoy establecida en un máximo de 48 horas semanales, es decir, 8 horas seis días a la semana o 9 horas y 36 minutos cinco días por semana) para aumentar los puestos disponibles, y encarar una política de registro masiva.
Legisladores de Unión por la Patria de extracción sindical, como el diputado Mario Manrique, referente de SMATA, han respaldado proyectos para reducir la carga horaria.
Otro diputado, el bancario Sergio Palazzo, presentó una iniciativa al respecto. Para el bloque peronista es clave afinar los instrumentos de control a los empresarios.
El diputado nacional y secretario general de la CTA, Hugo Yasky, también impulsó propuestas para reducir la jornada de 48 a 40 horas semanales sin que se disminuya el salario.
Por su parte, el Frente de Izquierda propone reducir la jornada laboral a 6 horas y 5 días a la semana, con un salario mínimo equivalente a la canasta familiar y el reparto de las horas de trabajo entre ocupados y desocupados.
“Si la reducción de la jornada se aplicara a las 12 mil grandes empresas se podría crear un millón de puestos de trabajo”, dicen en la coalición.