Qué dijo el comisionado de la NBA tras los casos de apuestas ilegales
El entrenador de los Portland Trail Blazers y el base de los Miami Heat fueron arrestados junto a otras 29 personas acusadas de participar en una red de apuestas clandestinas y manipulación de partidos.
La NBA atraviesa una de las mayores crisis de su historia luego de que el FBI detuviera al entrenador de los Portland Trail Blazers, Chauncey Billups, y al base de los Miami Heat, Terry Rozier, junto con otras 29 personas, acusadas de integrar una red de apuestas ilegales respaldada por la mafia.
El comisionado Adam Silver rompió el silencio y definió el episodio como un “comportamiento aberrante”, en medio de una investigación que sacude los cimientos de la liga más poderosa del planeta.
La polémica se centra en la presunta manipulación de un partido entre los Charlotte Hornets y los New Orleans Pelicans, disputado en 2023, que habría sido alterado para beneficiar apuestas ilegales y partidas clandestinas de póker.
Los fiscales federales incluyeron ese encuentro dentro de la lista de eventos sospechosos, tras detectar apuestas inusuales y posibles filtraciones de información privilegiada dentro del ecosistema de la NBA.
Durante una entrevista transmitida por Amazon Prime en pleno partido entre Boston Celtics y New York Knicks, Silver reconoció: “Mi reacción inicial fue que estaba profundamente perturbado. No hay nada más importante para la liga y sus aficionados que la integridad de la competición. Fue muy molesto”.
Estas palabras marcaron la primera referencia pública del dirigente al escándalo que amenaza con empañar la imagen del baloncesto estadounidense.
Silver explicó que la NBA ya había investigado el caso internamente tras recibir información calificada sobre apuestas ilícitas.
“Fue un comportamiento aberrante en torno a un partido en marzo de 2023. Los reguladores y las casas de apuestas nos informaron, y procedimos a investigar de forma transparente. Aunque se registraron apuestas inusuales, no hallamos pruebas concluyentes”, aseguró el dirigente.
Durante esa primera investigación, Rozier colaboró activamente, entregando su teléfono móvil y participando en entrevistas con la oficina central. Ante la falta de evidencia, se le permitió volver a jugar. Sin embargo, la reapertura de la causa judicial federal reavivó el escándalo y derivó en una licencia administrativa para el jugador.