Bahía Blanca | Sabado, 18 de octubre

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UNS: accesibilidad y sustentabilidad, las claves de la nueva Biblioteca Central

“La obra busca proveer un horizonte visual, contacto con la naturaleza, iluminación natural y ventilación”, dijo la Arq. Lorena Giqueaux. Se realizará con $ 220 M aportados por tres universidades nacionales.

La Arq. Lorena Giqueaux es la autora del proyecto a realizarse en la UNS. / Fotos: Rodrigo García-La Nueva.

“Un componente central del diseño es la accesibilidad y la humanización del espacio exterior”, dijo la Arq. Lorena Giqueaux, quien trabaja con la Dirección General de Construcciones, que depende de la Subsecretaría Técnica y Transformación Digital de la Universidad Nacional del Sur, al detallar el proyecto de rehabilitación de espacios afectados por las inundaciones del último 7 de marzo.

La obra fue anunciada la última semana por el rectorado de la UNS, con la intención de recuperar una parte de los subsuelos de Avda. Alem 1.253 que funcionaban como depósito de la Biblioteca Central, fuertemente afectados por la tragedia del 7M, enfocándose en la accesibilidad y en la creación de un patio —“más amable”, consideró Giqueaux— para los estudiantes.

El proyecto puede concretarse por el aporte de 220 millones de pesos realizado por las universidades nacionales de Mar del Plata, del Litoral y de Misiones.

“Esto surge tras la inundación que destruyó lo que estaba acopiado en el depósito de la Biblioteca Central. El espacio se encuentra debajo del cuerpo central de la universidad, en Alem 1253, específicamente bajo la escalinata y el sector de la columnata”, añadió.

“Estructuralmente, el edificio no sufrió daños y es lo suficientemente sólido para resistir un fenómeno de estas características. Sin embargo, el rector y la secretaría técnica me convocaron para generar una propuesta, ya que al ser un subsuelo existe la posibilidad de que se genere otra inundación”, sostuvo Giqueaux, en diálogo con La Nueva.

“La idea es trasladar el depósito de la biblioteca a otro lugar y reutilizar los espacios que quedaron abandonados para un nuevo uso”, dijo.

—¿Cuál será ese nuevo uso en el subsuelo?

—Para una sala de estudios. Ya existe un proyecto similar mío que se inauguró en el campus tras la pandemia. El espacio no será de lectura tan solemne y silencioso como el que está en la planta baja del edificio, sino más dinámico, activo y diseñado para que los estudiantes puedan sentarse a estudiar permitiendo, incluso, trabajos grupales. Aclaro: no se admitirá música.

—Al ser un espacio subterráneo, o semisubterráneo, supone desafíos técnicos en cuanto al acceso…

—Exacto. El único acceso actual es una escalera muy reducida, ya que se trataba de un depósito y las condiciones arquitectónicas del edificio no permiten generar otro ingreso directo. Por lo tanto, la propuesta requiere que se realice por el patio. Esta necesidad también garantiza los medios de salida necesarios para atender razones de seguridad y de salud.

—¿Se hará un nuevo patio?

—Sí. El patio no ha sido un sitio que incluya a los alumnos, ya que se los observaba sentados en escalinatas, en pasillos o en cualquier lugarcito que les daba albergue. Mi propuesta atiende a la necesidad de que el espacio exterior al aula también sea un lugar donde el alumno se sienta integrado.

—¿Cómo se logra hacerlo para cumplir con los requisitos técnicos?

—Para garantizar la accesibilidad, que es una premisa fundamental, es necesario instalar una rampa para que una persona con limitaciones motrices pueda llegar a un nivel que está a un metro y medio debajo del que corresponde al patio. Debido al porcentaje máximo de pendiente, la rampa necesita un desarrollo lineal muy extenso. Manejamos todo el proyecto para que el sector se vuelva más amable, combinando la necesidad técnica de la rampa con la de habitabilidad y de encuentro para mejorar el estudio. Se busca proveer un horizonte visual, contacto con la naturaleza, buena iluminación natural y ventilación.

—¿Cuáles son los próximos pasos?

—Recientemente se presentó la primera propuesta. Se estudió técnicamente, es factible y está documentada, incluyendo un cómputo previo para establecer ciertos parámetros de inversión que son admisibles y reales.

“Ahora necesitamos un par de meses más para llevar la documentación al nivel técnico de licitación, incluyendo planos estructurales y de instalaciones más específicos, así como el pliego escrito”.

—¿Cuándo se estima que podría comenzar la obra?

—Por un tema del receso de verano entiendo que la licitación no se podrá subir hasta, aproximadamente, el mes de febrero venidero. Según lo conversado extraoficialmente, ya que la palabra oficial la tienen las secretarías general y técnica, la obra podría estar empezando a principios del año lectivo.

—¿Cuál es el plazo estimado?

—Alrededor de cuatro meses. El trabajo de la sala de lectura en el subsuelo es muy sencillo, dinámico y se arma en pocos meses. El patio, en cambio, es bastante más complejo porque requiere mucho movimiento de suelo y tierra. Si todo acompaña; es decir, si la parte administrativa y de fondos va a la par de los plazos de obra, la sala de lectura podría estar funcionando para mediados del año lectivo 2026.