Porque la dignidad no puede esperar
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Señor intendente Federico Susbielles, mi nombre es María Monserrat López Alemán, vengo de Rosario, hoy ciudadana bahiense. Le escribo no solo en nombre propio, sino en representación de una realidad que atraviesan muchas personas en nuestra ciudad: la de quienes vivimos en situación de calle.
Yo misma me encuentro actualmente sin un lugar propio donde habitar, residiendo de manera transitoria en el hogar de Nati. Pero lo que quiero transmitirle va más allá de mi historia personal. Lo urgente aquí es visibilizar que no somos números ni expedientes a resolver en el tiempo que marcan las burocracias. Somos personas, con dignidad, con necesidades inmediatas, con derechos.
Sabemos que existen programas y planes, pero las soluciones que se nos ofrecen son siempre a largo plazo, cargadas de trámites, y mientras tanto la vida sucede en el frío, en la calle, en la desesperación. La ayuda diferida se convierte en una condena, porque lo que se pierde en ese proceso no es solamente techo o alimento, sino la dignidad misma.
Usted, como intendente y como representante de un espacio político, tiene en sus manos la posibilidad de humanizar la gestión pública: de recordar que cada decisión y cada demora impactan en vidas concretas, en historias reales que necesitan respuestas ahora.
Porque la dignidad no puede esperar.
Porque la calle no perdona los tiempos administrativos.
Porque cada día sin soluciones es un día en que alguien más se rompe por dentro.
Señor Intendente, no le escribo para pedir compasión, sino para exigir humanidad. Escuche nuestras voces. Vea nuestras miradas. Y actúe.
Atentamente, aunque con la urgencia de quien ya no puede esperar,
María Monserrat López Alemán.