Guardias veterinarias en Bahía: un problema que necesita urgente solución
Días atrás, en coincidencia con los feriados del nuevo año, en las redes sociales se viralizaron los casos de personas que rogaban encontrar algún profesional de turno. Entre ellos, un gato atacado por un perro que murió en plena búsqueda de atención médica y un perro que convulsionó toda la noche hasta que a las 8 abrió la primera veterinaria.
El 31 de diciembre a las 8.30, "Rocky", un perrito de raza Yorkie de 14 años, con epilepsia, empezó a convulsionar. Medicado desde abril del año pasado, al ser tan chiquito de tamaño y viejito, la medicación podría haberle afectado órganos vitales.
"Mi marido salió corriendo a la veterinaria donde lo atendieron en la guardia, en pleno centro. Le pusieron una sonda, le sacaron sangre y le dieron una medicación y se lo trajo a casa porque la veterinaria estaba sobrepasada. Y el primero de enero la pasó en reposo todo el día y en la madrugada del 2 de enero de enero le vuelve a agarrar un ataque fuerte. No paraba, le dimos las gotitas de cannabis y no frenaban los ataques. Se babeaba, se hacía sus necesidades encima, preguntamos por redes sociales si alguien sabía de alguna veterinaria porque la guardia donde habíamos ido el día anterior, ya había terminado, y peregrinamos con el perro en el auto convulsionando hasta las 7 de la mañana, porque el celular que dice guardia las 24 horas nunca nadie nos respondió ni los mensajes ni las llamadas. No sabemos ni quienes están de guardia o donde quedan las veterinarias", contó Celeste, dueña de "Rocky".
"Rocky" antes de las convulsiones.
En medio de la desesperación, un amigo de la familia decidió consultarle a un farmacéutico qué podían darle.
"Un amigo de mi mamá que ama a los perros me pasó unos números más y tampoco nadie nos atendió y ya estábamos desesperados porque mi perro no paraba, el corazón le iba a mil y pensábamos que le iba a agarrar un ataque. Lo teníamos a upa, se caía, se le caían las patas, se le abrían, lo bajamos y no podía caminar, hasta que pensamos en darle un cuarto de clonazepam para tratar de ver si se calmaba un poco, para que no sufriera porque no paraba de temblar. Ese amigo nos hizo el favor de hablar a una farmacia de turno y le dijeron que hasta un cuarto se le podía dar y ahí recién Rocky se pudo dormir".
Según cuenta Celeste, "nunca lo habían visto así", porque "se estremecía, aullaba, parecía un bebé de cómo lloraba".
"Eran las 7 de la mañana cuando se durmió y desde las 2 estábamos deambulando con él en ese estado. A las 8 llamamos a la veterinaria de él y nos dijo que lo lleváramos pero como estaba dormido profundamente le sentíamos el corazón, respiraba y estaba todo bien lo llevamos a las 9 a su médica y ahí le volvió a sacar sangre y lo dejó internado hasta el otro día. Luego lo trajimos a casa porque Rocky es un perro que está acostumbrado a dormir en una cama, no en jaula, así estaba más tranquilo. Y desde ese día así vivimos, rezando para que no le vuelva a pasar porque sabemos que estamos a la buena de Dios, la única veterinaria que nos atendió en el centro entendemos que también tenia que descansar después de haber estado de guardia, tienen que cerrar en algún momento, pero esta ciudad es lo suficientemente grande como para tener un cronograma de veterinarias de guardia que sea de público conocimiento y rotativo", razonó.
"Rocky" tuvo que ser rapado de manera completa.
Luego de ese 2 de enero, "Rocky" volvió a convulsionar varias veces más.
"La verdad que es desesperante porque es una vida y tiene que haber -como las farmacias- una veterinaria de turno siempre. Es un servicio que uno abona, entonces me pregunto qué es lo que pasa o si no hay suficientes profesionales para rotarse. En el caso de mi cuñada, también tenía un perrito y pasó por lo mismo. También le tocó salir de noche desesperada porque no encontraba a nadie para ayudarlos y ver a los animales sufriendo te mata, porque para nosotros son parte de la familia. Fue horrible, un momento espantoso, porque pensás que se te muere en tus brazos y no podés hacer nada, absolutamente nada, porque le agarra el ataque y se queda ahí con el corazón a mil, en un camino que conduce a una muerte segura".
Lo pedidos urgentes en las redes sociales
Graciela cuenta, aún conmovida, que la novia de su hijo encontró unos gatitos en un potrero.
"No sabemos cuánto tiempo estuvieron tirados pero enseguida una chica ofreció tránsito y anduvo peregrinando con los gatos por toda la ciudad cuando vio a los pocos días que algo no andaba bien. Yo lo que pido es que si se comprometen en guardia, que cumplan. Porque no tienen derecho a dejar que nuestras mascotas, que para nosotros son familia, que se nos mueran en nuestras manos sufriendo, ahogados, sin poder respirar. Si bien los programas de castración están buenos, el tema de las guardias es importantísimo también que se organice".
"Vainilla", el único sobreviviente del potrero
Los gatitos los recibió la gatita de Cintia, que había sido mamá hacía poco tiempo.
"Patricio, Renato, Vainilla y Morita se llamaban porque yo les había puesto nombre. Estos michis tienen que tener identidad, son vidas, pensé. Mi gata los agarró súper bien, los adoptó, les dio su leche. Graciela me ayudó con alimento, gatolac y hasta los llevamos al control veterinario y todo parecía bien entonces. Pero a los pocos días apareció muerto Patricio y al día siguiente, pese a todo lo que hicimos, murió Morita. Era un domingo, empezamos a recorrer con Matías, un Uber, todas las veterinarias de la ciudad. Mientras llamaba al teléfono de la guardia y nadie me respondía. Al rato escriben y me dan turno para casi la medianoche. Conclusión, la gata se murió en mis manos. Después se murió Renato y solo sobrevivió Vainilla que la adoptamos y quedó en casa porque con todo lo que pasamos y vivieron ellos, queremos darle lo mejor", cerró Cintia.