Bahía Blanca | Domingo, 10 de agosto

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Se inició una obra clave para mejorar la distribución de agua en la ciudad

Se trata del acueducto que corre por Brandsen y Undiano, que está fuera de servicio desde hace al menos cinco años, debido a un mal estado de sus caños y accesorios.

Fotos: Emmanuel Briane-La Nueva.

Dio comienzo la semana pasada la obra de rehabilitación del acueducto que corre por el eje Brandsen-Undiano, entre el parque Independencia y calle Chile, intervención considerada clave para mejorar la distribución del agua en la ciudad.

La obra es parte del plan que lleva adelante el Ministerio de Infraestructuras y Servicios bonaerense –a través de la Dirección provincial de aguas y cloacas (DIPAC)— con fondos aportados por el Banco de Desarrollo de América Latina, los cuales originalmente fueron tramitados para la construcción del acueducto desde el río Colorado.

Los trabajos fueron licitados en abril de 2023 y adjudicados a principio de este año a Reconstrucción Caños SA-PRFV Liners SA, una Unión Transitoria de Empresas (UTE) que presentó una oferta de $  3.151.842.223,90, un 50 % por encima del presupuesto oficial.

El acueducto a rehabilitar está fuera de servicio desde hace al menos cinco años, debido a un mal estado de sus caños y accesorios, lo cual derivaba en repetidas roturas.

El conducto existente es de hormigón y se extiende desde la cisterna que Aguas Bonaerenses SA (ABSA) opera en el parque Independencia hasta el cruce con otro acueducto en calle Chile.

Desde su inicio y hasta la intersección de Brandsen y Avenida Napostá el conducto tiene un diámetro de 1.100 mm, siguiendo luego su recorrido con cañerías de 820 mm, completando 3.600 metros. 

Con un plazo de 360 días corridos, los beneficios de la obra no se verificarán hasta mediados de 2025 y en particular para el verano 2025-2026.

El sistema

La rehabilitación del acueducto Brandsen se hará mediante un sistema completamente inédito, el cual no exige el retiro de la cañería existente sino que se coloca una nueva en su interior.

Esta solución se adopta en virtud de la complejidad que significaría el retiro del acueducto, por su diámetro y por la profundidad a la que se encuentra, lo cual obligaría a la rotura del pavimento, a montar estructuras de contención en las zanjas para evitar su derrumbe y a deprimir la napa, sumando la dificultad de la mano de obra por trabajar en un espacio muy reducido.

Por eso para su recuperación se utilizará una metodología “no destructiva”, consistente en la inserción de una vaina dentro del conducto existente, sistema conocido como CIPP, por sus siglas en inglés (Cured in Place Pipe). 

Esa vaina es estructural, es decir que está diseñada para resistir las solicitaciones propias de un acueducto, tanto externas como internas, en forma independiente de la tubería preexistente. 

El sistema a implementar, también llamado Manga o Encamisado, es una tecnología que también resulta respetuosa del medio ambiente, que se instala con poca alteración del entorno y se utiliza en tuberías de cualquier material, sección y diámetro.

Se dispondrá además el cambio de cerca de 45 válvulas –entre esclusas, mariposas, de aire y de desagües--, la mayoría fuera de servicio y con problemas de funcionamiento.

Pegaditos

El procedimiento a utilizar se desarrolla con la colocación de una manga flexible de poliéster que recubre la superficie interior de la tubería existente. Esa manga está impregnada de una resina que es la que genera su resistencia estructural. 

Esta técnica permite la reparación sin que sea necesario realizar excavaciones, evitando posteriores filtraciones, penetración de raíces, pérdidas de presión y corrosión.

La manga es introducida en el acueducto y es impulsada a lo largo de la tubería mediante una columna de agua o de aire, presionándola contra las paredes existentes. Luego, se aplica vapor o agua caliente para generar una reacción química en la resina que es la que produce su polimerización y así se forma el nuevo tubo.

Al ser autoportante, este nuevo conducto mantiene la capacidad de conducción original y tiene el espesor adecuado para soportar el peso de la tierra y el empuje de la napa.

La nueva cañería posee además un coeficiente de rozamiento que mejora la circulación del agua un 38% respecto al hormigón. El resultado, según señalan los técnicos, equivale a disponer de un acueducto nuevo, con una vida útil superior a los 50 años.

Una esquina

Entre los varios puntos en que era habitual se produjera la rotura del acueducto Brandsen se destaca la esquina de Brandsen y Soler, afectaciones que no sólo generaba la interrupción del servicio de agua sino que por la excavación que se hacía para el arreglo correspondiente quedaba interrumpido el tránsito vehicular por varias semanas. 

Primeras roturas en Brandsen y Soler, 1975

En 2015, por citar uno de esos percances, la falta de repuestos y de bombas para deprimir la napa hizo que la reparación demorara 11 meses en completarse. Lo particular fue que el arreglo no tuvo demasiada vida útil ya que a las pocas semanas colapsó nuevamente.

Un último detalle. Los caños de hormigón utilizados para el acueducto fueron construidos en nuestra ciudad en 1969, en una fábrica montada con tal fin en Grünbein.