Bahía Blanca | Lunes, 29 de abril

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Más madera: ¿cuál es la propuesta para una transición energética urgente y sustentable?

Desde la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines alientan a descubrir, reconocer y valorar sus virtudes para morigerar los impactos negativos del cambio climático. 

El primer eslabón del sistema, con la mira hacia 2050. / Fotos: Archivo La Nueva.

El diagnóstico es claro y concreto.

Según la Organización de las Naciones Unidas (ONU), actualmente los combustibles fósiles, como el carbón, el petróleo y el gas, son los principales causantes del cambio climático, ya que se los considera responsables de más del 75 % del total de emisiones de gases globales de efecto invernadero y cerca del 90 % de todas las emisiones en dióxido de carbono.

Asimismo, los combustibles fósiles siguen representando más del 70 % del suministro global (frente al 82 % del año 2022), según el último informe de la Agencia Internacional de la Energía.

Se concluye entonces que las energías renovables son, en tal sentido, la única salida para poder convertirse en las principales fuentes de generación de electricidad para 2025.

Asimismo, las energías solar, eólica, hidráulica, geotérmica y, especialmente, la energía de biomasa, que es aquella que proviene de materiales orgánicos, como residuos agrícolas y forestales, serán protagonistas de este cambio necesario y vital para un futuro sustentable. Este tipo de energía también genera, además de electricidad, calor y biocombustibles.

Tal es consideración desde la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines (FAIMA), donde se afirma que, en un contexto en el que —según la comunidad científica— es necesario reducir las emisiones de carbono a casi la mitad en 2030 y alcanzar las cero emisiones netas en 2050 para evitar los impactos más negativos del cambio climático.

En tal sentido, la entidad convoca a la sociedad a descubrir, reconocer y valorar las virtudes de la madera y sus derivados para una transición energética urgente y sustentable.

En realidad, la iniciativa global quedó establecida por la ONU en el año 1949 para concientizar sobre la importancia de la energía para la vida cotidiana, su producción y uso responsable, así como para reflexionar sobre la eficiencia energética y las alternativas de producción.

De qué se trata

“En general, se entiende por madera a las partes de un árbol que, económicamente, pueden aprovecharse, como troncos, ramas y raíces”, dijo Roberto Luis Raimondi, asesor de Faima y especialista en eficiencia y transición energética, al momento de explicar por qué la madera tiene el poder de convertirse en una de las energías limpias, sustentables y renovables más importantes del mundo.

“La madera de los troncos se puede utilizar de múltiples maneras: como láminas, como chapas finas, triturada en tableros y como macizo para obras de construcción y carpintería”, amplió.

“Además, se beneficia del procesamiento de la madera la industria química, especialmente para la obtención de celulosa, nitrocelulosa, aceites y ácidos”, añadió.

Roberto Luis Raimondi, asesor de FAIMA y especialista en eficiencia y transición energética.

La energía necesaria para la fabricación de la madera es nula, ya que el árbol utiliza la energía solar (función clorofílica).

“Justamente, al ser un material biológico de origen vegetal es completamente diferente a otros materiales de construcción”, sostuvo Raimondi.

El consumo de energía en el proceso de transformación de la madera es muy inferior cuando se compara con los del acero, aluminio o cemento.

Por ejemplo, una tonelada de madera equivale a 430 Kwh; una tonelada de acero, a 2.700 Kwh y una tonelada de aluminio, a 17.000 Kwh.

El aspecto ambiental

“La madera es un material perecedero, pero su vida útil puede alargarse en forma considerable y hasta por cientos de años aplicando técnicas especiales en su manejo”, sostuvo Raimondi.

“De hecho, se podría afirmar que la vida de la madera tratada es ilimitada, pues se puede reusar indefinidamente si no ha sido afectado por los agentes atmosféricos, xilófagos o fuego”, detalló.

“De este modo, la madera es un material 100 % reciclable y, una vez concretado, posee todas sus cualidades físicas intactas”, sostuvo.

“Asimismo, es notable que su proceso de reciclaje no lleva asociado tratamiento y genera bajas emisiones de la maquinaria que en su caso se requiera”, explicó.

Respecto la biomasa ha ido gestionando y revalorizando algunos de sus subproductos o residuos, sobre todo los provenientes de las zonas boscosas y se están implantando políticas de gestión para esos remanentes en los territorios.

La captación de dióxido de carbono y la generación de oxígeno, por ejemplo, en una hectárea de pino, es de 20 toneladas de oxígeno por año, consumiendo 24 toneladas de dióxido.

“Actualmente, la energía con base forestal representa sólo el 0,11 % de la matriz de energía eléctrica de la Argentina”, contó.

“Esta contribución podría sextuplicarse generando una energía renovable, limpia, que contribuya a mitigar el cambio climático y que produzca empleo y desarrollo en múltiples economías regionales del país”, aseguró el especialista.

Como energía alternativa

La biomasa forestal es producto de podas y raleos de árboles (trozos finos no aptos para aserradero), así como el residuo de los aserraderos y otras industrias forestales que se pueden utilizar para generar energía térmica y eléctrica.

Uno de estos productos residuales que será la estrella del futuro energético es el pellet.

“Se trata de una utilidad obtenida por secado de aserrín con un 8 % de humedad que, luego, se comprime de manera que las mismas partículas se pegan sin ningún tipo de aditivos y no deja prácticamente ceniza (residuos) por la baja humedad”, explicó Raimondi.

El rendimiento del pellet se puede estimar de la siguiente manera:

—1 kilo de pellet genera 4.600 calorías.

—½ litro de gasoil genera 4.400 calorías.

—½ litro de gas genera 5.550 calorías.

Las energías renovables son la única salida para convertirse en las principales fuentes de generación de electricidad para 2025.

En el caso de la energía térmica, el uso de chips y pellets de madera para calderas y estufas es el combustible que más ha expandido su uso para cumplir las metas de energía renovable en Europa, Japón y Corea en los últimos 10 años.

Las tecnologías innovadoras en calderas y estufas de alta eficiencia y con potencias de menos de 100 KW permitieron la expansión de su uso en oficinas gubernamentales, escuelas, hospitales, hoteles, edificios y hogares como reemplazo del gas y otros combustibles.

En la Argentina existen varias empresas que producen y comercializan este tipo de combustible y estufas de calidad premium que, incluso, son exportadas por su gran rendimiento, diseño y consumo sustentable.

De hecho, las empresas que han optado por el uso de calderas en base a pellets o chips indican una reducción del costo de energía entre el 20 % y el 35 % al reemplazar GLP (gas licuado de petróleo) o fuel oil.

La transición energética

En el marco de la transición energética y productiva, la madera se presenta como una alternativa renovable y de baja emisión de gases de efecto invernadero (GEI).

Según la Faima, no sólo almacena CO2 en sus usos sólidos, como construcción y muebles, sino que también reemplaza productos no renovables y de alto consumo energético.

Su ampliación de uso contribuye no sólo a mitigar el cambio climático, sino que impulsa una bioeconomía circular, generando empleo y fomentando el desarrollo económico con los beneficios de intensificar el uso de la madera como material de construcción.

Según datos de Probiomasa, se estima que la construcción de una planta de energía eléctrica de 1 MW de potencia, a partir de biomasa, genera por lo menos 50 puestos de trabajo directos y al estar operativa, otras 8 fuentes laborales directas y 50 indirectas.

En su desarrollo se generarían, además, puestos de trabajo calificados al mediano y largo plazo, para la instalación, la operación y mantenimiento.

“La expansión del uso de los subproductos forestales en energía es beneficiosa, ya que mejora la productividad de las plantaciones forestales; genera empleo en toda la cadena foresto-industrial y reduce el impacto ambiental de quemar residuos forestales y de aserraderos”, se aseguró desde la entidad.

“Constituye una estratégica fuente energética para atender demandas socioeconómicas en las diferentes regiones agroecológicas, ya que es el sistema que mayor empleo genera por MW de todas las energías renovables, permitiendo el agregado de valor en las cadenas agroindustriales”, se concluyó.

Los caminos hacia un futuro sostenible

Desde la Federación Argentina de la Industria Maderera y Afines se sostiene que la madera emerge como una aliada fundamental en la construcción de un futuro sostenible.

Desde las ciudades hasta las construcciones individuales, su uso contribuye a la mitigación del cambio climático y al desarrollo de bioeconomías circulares, promoviendo un equilibrio necesario entre progreso y conservación.

La Faima es la única entidad de segundo grado que representa a nivel nacional al sector industrial maderero a través de sus 28 Cámaras asociadas en las distintas provincias del país. Allí están representados productores de envases y pallets, pisos y revestimientos, molduras, aserraderos, carpintería en general, fabricantes de aberturas, maderas y piezas para la construcción, láminas, chapas, maderas compensadas, tableros de partículas y de fibras, pellets de madera, viviendas industrializadas, muebles y demás manufacturas de madera.

La madera no sólo almacena CO2 en sus usos sólidos, sino que también reemplaza productos no renovables y de alto consumo energético.

La elección de la madera hoy es —se sostiene— una apuesta por un mañana más verde y resiliente.

Algunos de los ítems clave son los siguientes:

—Bajo impacto ambiental: la madera es fácilmente reciclable y, al final de su vida útil, puede utilizarse como combustible.

—Almacenamiento de carbono: la madera es el único material de construcción que almacena carbono, contribuyendo a la reducción de CO2.

—Neutralidad de CO2: la combustión de madera no contribuye al efecto invernadero ni al calentamiento global, ya que libera la misma cantidad de CO2 que la madera absorbió durante su crecimiento.

—Energía limpia: la madera evita la acumulación en vertederos, minimiza los costos de eliminación de desechos y su combustión se filtra antes de ser liberada. (Fuente: iconoscom.com.ar).