Abuso sexual a un niño: primera ronda de testigos en el juicio
El docente jubilado Enrique Lucarelli y otro procesado enfrentan cargos por ultrajar a un niño cuyos abuelos ya fueron condenados el año pasado.
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Con prueba testimonial se inició el juicio oral a dos personas acusadas del abuso sexual a un niño, entre ellos el reconocido docente Enrique "Quique" Lucarelli.
En una de las salas de la planta baja de Estomba 34, la jueza Claudia Fortunatti, del Tribunal en lo Criminal N° 2, analiza la conducta del profesor jubilado y de Cristian Ariel Glebocki, quienes llegaron al debate en libertad.
Son 54 los testigos propuestos, que se escucharán a lo largo de toda la semana.
Entre ellos figura la actual secretaria de Políticas Sociales del municipio, Romina Pires, quien como trabajadora social impulsó la denuncia desde la escuela a la que concurría el chico que habría sido abusado.
Lucarelli está acusado de abuso sexual simple (dos hechos) en concurso real con promoción y corrupción de menores agravada por tratarse de una víctima menor de 13 años.
El docente -que al igual que Glebocki negó los cargos y dijo ser inocente- se jubiló del sistema educativo durante 2018, siendo por muchos años director del Centro de Formación Integral Nº 1 y también formó parte, como docente, de otras instituciones relevantes.
La acusación estará a cargo del fiscal Diego Torres y como representante del particular damnificado se encuentra la abogada Viviana Lozano.
Los procesados son representados por los abogados Gustavo Topic y Patricia Anzoategui (Lucarelli) y Leonardo Gómez Talamoni y Bárbara Sager (Glebocki).
Los primeros de ellos habían solicitado la suspensión del juicio (al parecer por la no incorporación de una pericia de parte), pero esa posibilidad se desestimó.
Antes del juicio, en declaraciones a la prensa, Anzoategui sostuvo que a su criterio se trata de una "falsa denuncia".
Condena previa
El resonante caso es derivación de la condena que, en septiembre pasado, el Tribunal en lo Criminal Nº 3 le impuso a una pareja de abuelos por los abusos contra uno de sus nietos.
El juez Julián Saldías le aplicó una pena de 23 años de prisión para el hombre, como autor de los ultrajes, y 6 a la mujer (está en libertad), en carácter de partícipe.
Los abusos, según se determinó, ocurrieron entre 2014 y 2016, cuando el procesado sometió a tocamientos y a otras prácticas sexuales a su nieto, mientras su mujer filmaba los actos.
El abuelo fue hallado culpable de exhibir material pornográfico a la víctima.