Bahía Blanca | Lunes, 20 de mayo

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Barcelona entra en emergencia por la sequía e impone fuertes restricciones para el uso del agua

Amplía las nuevas reglas al 80% de la población, incluida la capital de Cataluña, para garantizar el abastecimiento doméstico en los próximos meses.

La reserva de Sau, en la provincia de Girona, Cataluña.

El gobierno regional catalán declaró este jueves la fase de emergencia en Barcelona y su área metropolitana por la sequía histórica que padece gran parte de esta región del nordeste español, que dejó sus reservas de agua en niveles críticos.

Esta decisión, anunciada por el presidente del gobierno regional catalán, Pere Aragonès, implicará nuevas restricciones a partir del viernes para unos seis millones de personas, especialmente para los usos relacionados con la agricultura, la ganadería y la industria.

“Cataluña está padeciendo la peor sequía de último siglo”, indicó Aragonès en una conferencia de prensa en Barcelona. “Desde que se tienen registros en el ámbito pluviométrico no habíamos afrontado nunca una sequía tan larga y de tanta intensidad”, agregó.

Después de más de tres años con precipitaciones por debajo de lo habitual, las autoridades locales habían anunciado que se declararía la emergencia en su zona más poblada cuando el nivel de los embalses, que acumulan agua para su uso en los meses más secos, bajara del 16%, algo que sucedió en los últimos días.

Los embalses se sitúan hoy al 15,8% y la falta de previsiones de lluvias a medio plazo han atrapado a la comunidad en el largo túnel sin final a la vista y con consecuencias económicas y políticas todavía inciertas.

La entrada en la primera etapa de la fase de emergencia, de las tres previstas, implicará un aumento de las restricciones especialmente para el riego agrícola, que deberá restringirse en un 80% (hasta ahora la reducción era del 40%), mientras que los usos ganaderos deberán recortarse en un 50% (frente al 30% anterior) y los industriales en un 25% (previamente del 15%).

También se bajará el umbral de consumo permitido en los 202 municipios afectados, la mayoría en la provincia de Barcelona y el sur de Girona. Las localidades que lo superen podrán registrar bajadas en la presión del agua y sanciones.

En esta fase se prohíbe igualmente el riego, excepto en caso de supervivencia para los árboles y jardines públicos y siempre con agua no potable, y se debe limitar al máximo las duchas en instalaciones deportivas. Asimismo, se prohíbe el rellenado de piletas, menos en los equipamientos deportivos públicos con medidas de ahorro, una medida importante en esta región de fuerte actividad turística.

Los hogares, las actividades económicas y comerciales no podrán exceder los 200 litros de agua diarios y se prohíbe la limpieza de vehículos fuera de los establecimientos comerciales que cuentan con sistemas de recirculación de agua.

Si las reservas siguen bajando, se avanzará a las siguientes fases, que implican restricciones aún más severas en el umbral de consumo, así como el cierre total de duchas en los gimnasios o la prohibición de regar campos de césped, incluso federados.

Pese a que el gobierno regional trató de alargar al máximo la entrada en emergencia, que afectará a la gran mayoría de los ocho millones de habitantes de esta región que es uno de los motores económicos de España, las altas temperaturas de los últimos días forzaron a convocar una reunión extraordinaria para este jueves. (La Nación)