Héroes de trocha ancha
"Vengo a despertar la figura de Vicente Almandos Almonacid, el héroe nacional de Francia que nació en La Rioja.”
En medio de tanta mediocridad, peor que la corrupción, surge la necesidad de recordar a uno de los tantos héroes que la historia oficial oculta.
Alberdi -arrepentido- en “Peregrinación a la luz del día”, profetizaba que “la falsedad de la historia es el presupuesto indispensable de la falsedad política”. Hay dos formas de incurrir en ella: por indiferencia o por ignorancia, que es la preferida del presidente, quien confiesa gobernar de carambola.
Vengo a despertar la figura de Vicente Almandos Almonacid, el héroe nacional de Francia que nació en La Rioja, en San Miguel de Anguinán.
A los 13 años fabricó su primer avión y voló en él. Creció, y tras estudiar en la Facultad de Ciencias Exactas de la Universidad publica, se fue a Francia. Se alistó en la Aviación Francesa.Cuando estalló la guerra del 14,brilló en las batallas aéreas. Fue el primero en la Historia en hacer un vuelo nocturno. En el cual él descubrió que podía hacerlo guiándose por ríos y vías del ferrocarril que reflejaban a la perfección la luz de la luna. Derribó cinco aviones enemigos en un mismo vuelo.
En toda Francia iban a aprender de él, catalogado como el Primer As de la Aviación de Guerra de la Historia. Íntimo amigo de otro piloto muy destacado llamado Roland Garrós y de Gustave Eiffel, volvió a la Argentina con la Legión de Honor y algunas medallas más en su pecho. Una multitud de porteños lo llevó en andas por las calles, apenas llegó al Puerto y por Retiro.
El Aeropuerto de La Rioja y el Helipuerto Presidencial -Casa Rosada- llevan su nombre. De este helipuerto sacaron a mandatarios. De allí se irá Dios mediante el presidente que llamó héroes en el Llao-Llao a los otrora miembros de la patria financiera, o sea contrabandistas de divisas y evasores de impuestos que han refugiado más de 500.000.000.000 de dólares en paraísos fiscales.
Su adolescente óptica confunde héroes de trocha ancha con cipayos a los que una justicia restauradora espera demasiado paciente y dudosamente implacable.