El agua en los espacios públicos: un componente clave y vital
La presencia del agua ayuda al ambiente al tiempo de afectar de manera positiva el estado de ánimo.
Es periodista, ingeniero civil y docente de la Universidad Nacional del Sud en materias relacionadas con el Patrimonio arquitectónico y el planeamiento urbano. Ha publicado notas en revistas Vivienda, Todo es Historia, Obras & Protagonistas y Summa +. Participa en varios micros radiales referidos a la historia de Bahía Blanca. En dos ocasiones recibió primera mención por parte de ADEPA en el rubro Cultura e Historia.
El agua es indispensable para todas las formas de vida, ya que desempeña un papel vital en el mantenimiento de los procesos biológicos, de los ecosistemas y el bienestar humano.
Cuando está presente en los espacios públicos urbanos también ofrece beneficios. Por caso ayudar a mejorar la calidad del aire, al capturar y eliminar el polvo y los contaminantes, lo cual es ventajoso en áreas urbanas con altos niveles de contaminación.
Incorporada en forma de jardines de lluvia o superficies permeables ayuda a gestionar la escorrentía de aguas pluviales, reduce el riesgo de inundaciones y contribuye a prácticas sostenibles de gestión del agua. Además, desempeña un papel crucial en el enfriamiento del medio ambiente circundante, ayudando a mitigar el efecto de la denominada isla de calor.
Paz y amor
Además de estos beneficios relacionados con la sostenibilidad y la ecología, mejoran el atractivo de los espacios públicos al proporcionar una sensación de tranquilidad. La vista y el sonido del agua tienen un efecto calmante en las personas, creando un ambiente más relajado y agradable, lo que contribuye a la reducción del estrés y promueve el bienestar.
En este sentido, los elementos acuáticos refuerzan su calidad como puntos de reunión, fomentando la interacción y el compromiso comunitario al atraer a residentes y visitantes.
Con tantos beneficios, es evidente que este elemento natural enriquece los proyectos urbanos, ofreciendo experiencias reconfortantes que varían según la intención de cada espacio, mostrando los diversos roles que pueden asumir en las ciudades.
En el caso de Bahía Blanca, con su clima seco y árido, es un recurso clave para mejorar el ambiente, aunque lamentablemente los proyectos o intentos de generar sitios con agua terminan en fracaso, por su mal diseño, por falta de mantenimiento, por vandalismo o por un uso inadecuado. Todas sus fuentes –como las del Paseo de las Esculturas, las de la plaza Rivadavia o la de sus parques--, están fuera de uso.
Los proyectos que ilustran esta nota son ejemplos de lo que podría hacerse, fuera de los diseños más tradicionales, con poca inversión y muchos beneficios.