9 de Julio y mucho carácter para empatarle la final a Estrella
Perdió el primer punto y anoche, cedió el 1C 22 a 9. Terminó ganándole al auriazul por 54 a 50. Las finales femeninas de Primera están 1 a 1.
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Una doble muestra de personalidad mostró anoche 9 de Julio, al imponerse en el segundo punto de las finales femeninas de básquetbol de primera división.
El elenco de Julián Turcato resurgió a tiempo, se impuso por 54 a 50 y logró igualar la serie 1 a 1.
De acuerdo a lo informado por la ABB, las finales seguirán el próximo viernes 16 (a las 21, en el Luis Álvarez) y el domingo 25 (en 9 de Julio), con el cuarto punto. De ser necesario, el quinto y último duelo irá el miércoles 28 (en Estrella).
Ayer, en el Damiani, con mucho frío afuera y mucho calor adentro, se jugó una final tensa, cargada de vicisitudes.
Porque Estrella comenzó imponiendo condiciones (2-7, 5-12, 7-19) y amagó con resolver el partido desde el vamos, tal como sucedió una semana atrás.
Pero "9" revirtió la imagen ofrecida en el Luis Álvarez, cuando no logró meterse nunca en el partido, y dejó en claro que en su estadio va a ser durísimo.
Así, tras ceder el 1C por 22 a 9, marcó un sensacional 2C con ventaja a favor de ¡22 a 4! para llegar 31 a 26 al frente al descanso largo.
El primer sacudón llegó desde la banca: Turcato mandó a la cancha a Anahel Maurer y Paz Roberson y modificó el desarrollo del juego.
Ninguna de las dos había jugado el punto inicial de las finales: la primera estaba de viaje y la segunda no vio minutos; y anoche fueron muy importantes para estirar el plantel.
El local varió defensas, maniató —por momentos— a Ana Liz Carcas y Guillermina Rial y se animó.
Porque pese a ceder el 3C, llegó con la cabeza levantada a la recta final.
En ese tramo brotaron los nervios y hubo varios largos pasajes sin puntos.
A 5m40, Roberson le jugó a Rial en la pintura y estampó el empate 48-48.
A 3m54, y en transición, Agustina Rodríguez le devolvió la ventaja a Estrella: 48-50.
Tras un tiempo muerto, Maurer jugó en pareja con Tombesi y, descuidada, metió un triple que elevó la pulsaciones: 51-50, con 3m39 por delante.
Notarán que faltaba un montón y que apenas se anotaron 3 puntos más hasta el cierre.
En ese tramo, la visita hizo 0-6 en campo y cometió un par de desaciertos que lo dejaron con las manos vacías.
Porque Maurer estiró la diferencia a 41s (53-50) y en la reposición, en ofensiva, Marcocci cometió campo atrás y regaló la posesión.
En medio del fragor, Corvalán metió 1-2 en la línea y selló una victoria tan festejada como merecida.
Hasta ahora, tres cosas quedaron claras: habrá cuarto punto, nuevamente en el Damiani, y el vaivén de emociones es una muestra cabal de que en estas finales todo puede pasar.
Ah, y 9 de Julio no se va a dar por vencido.