Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

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Bahía Blanca | Jueves, 28 de marzo

Malvinas y un edificio frente a una plazoleta inexistente

Iniciada en 1992, el primero monumento para homenajear a los caídos en Malvinas en Bahía Blanca fue parcialmente inaugurado 21 años después. Una parte esencial del proyecto todavía aguarda ser materializado.

“La invasión a las islas fue aprobada cuando se la creyó una victoria; cuando se reveló que era una derrota fue condenada.  Debemos obrar de un modo ético; de las consecuencias nada sabemos”. JL Borges

 

A poco de cumplirse un nuevo aniversario de la efímera recuperación de las islas Malvinas, el primer monumento que se pretendió erigir en la ciudad en memoria de los combatientes caídos en combate cumple 31 años sin completarse. Se trata del denominado Centro Cultural, ubicado en el paseo Cuyo, a la altura de calle Zelarrayán, un edificio de planta circular, revestido exteriormente con cerámica blanca y que tiene en su frente las siluetas de las islas en color azul, que es en realidad apenas una parte de la obra propuesta en 1992.

El Centro Cultural de espaldas a la calle

Fue la primera construcción pensada para rendir homenaje a quienes dieron su vida por un reclamo justo pero cuyos veteranos regresaron envueltos en un manto de neblina por la insensatez de quienes decidieron llevar adelante la invasión.

El edificio es sólo una parte del memorial proyectado, de una obra incompleta que explica porqué el edificio se ubica de espaldas a la calle, con su acceso desde el paseo y su terraza orientada hacia ese espacio.

El complejo conmemorativo incluía además el tratamiento de su espacio exterior, de modo de generar un sitio de contemplación y evocación de los héroes. Hacia ese lugar (inexistente) se abre en realidad el inmueble.

Un lugar para la historia, otro para la reflexión

La obra fue el resultado de un concurso provincial realizado en 1992, cuyo primer premio correspondió al estudio local de los arquitectos Alejandro Bostal y Horacio Scabuzzo.

Disponía de dos componentes, una plazoleta y un inmueble que serviría de museo o centro social. La parte a cielo abierto era clave, casi el corazón del diseño. Con un suave declive y la silueta de las islas materializadas en el piso  estaba limitado por taludes de tierra, que lo aislaban de las calles y ayudaban a generar un ambiente intimista, un lugar de reflexión.

Vista desde la plazoleta pendiente de ejecución, hacia el edificio

En esos taludes se colocarían  placas con los nombres de los caídos. Una hilera de álamos rodeando al conjunto lo orientaba hacia al sur, “al lugar de la reivindicación y la guerra”.

Esa plazoleta, que tendría además una llama siempre encendida, sigue esperando ser materializada.

Planta del conjunto completo: edificio más espacio de reflexión

Delmalvinización, esa conducta

Los autores recuerdan que en esa época percibían que el 2 de abril revestía “significados muy distintos para los bahienses en general pero además no estaba resuelto con claridad qué lugar darle a los militares –responsables de lo ocurrido—y cual a los soldados. Por eso se evitó que haya significaciones directas sobre la contienda, salvo el nombre de los caídos, y la causa por la que se luchó estaba presente en la silueta de las islas y en los álamos.

Memorial a Malvinas en Mar del Plata: la idea de un espacio abierto para la contemplación y el homenaje

Prueba de la complejidad años acompañó la cuestión Malvinas es que la obra demoró 21 años en completarse. O mejor dicho en completar el edificio, habilitado el 2 de abril de 2011.

Por entonces nadie tenía en mente que una parte relevante del proyecto, quizá su alma, estaba (y sigue ausente). Casi como una metáfora de un conflicto que todavía sigue siendo un rompecabezas donde muchas piezas no se terminan de colocar en su justo lugar.

Lectura sugerida: www.trabajosycomunicaciones.fahce.unlp.edu.ar/article/view/TyC2014n40a03/html_15