Bahía Blanca | Jueves, 16 de mayo

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UNS: una colecta donde la empatía le ganó a la solidaridad y a la generosidad

“La educación nos prepara para resolver problemas con soluciones prácticas y concretas”, dijo la Ing. Diana Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario.

Las donaciones no fueron sólo de Bahía Blanca. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva y Prensa UNS

“La solidaridad y la generosidad son características destacadas del pueblo argentino, pero el de empatizar con quien la está pasando mal, justamente en estos tiempos tan convulsionados, es lo que vimos en todos estos días”.

Lo dijo la Ing. Diana Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario de la UNS, a propósito de la campaña de donaciones para los damnificados por el trágico temporal del atardecer del último sábado 17, que provocó la muerte de 13 personas, un importante número de heridos y destrozos en casi toda la ciudad, principalmente por la caída de árboles y varios estadios polideportivos, así como la voladura de techos.

La campaña de donaciones organizada por la casa de altos estudios se inició el lunes 18 (hasta los sábados, 8 a 20), en la emblemática sede de Alem 1253, también por tratarse de un lugar estratégico y de sencillo acceso para carga y descarga de mercaderías.

“La realidad es que la respuesta nos desbordó de la mejor manera. Recibimos camas, colchones y muchísima ropa. Organizamos un mecanismo de recepción, clasificación y despacho, para lo cual estábamos en contacto permanente con el Comité de Crisis, cuyos representantes convocados desde el municipio tenían las necesidades registradas y criterios para priorizar los envíos”, agregó.

“No fueron pocos los voluntarios, y estudiantes comprometidos con proyectos de extensión, pero también otros que estaban con finales comprometidos, en una fecha crítica en ese sentido, quienes aportaron disposición y trabajo, así como vecinos, docentes y no docentes. También hubo muchos vehículos particulares y de empresas de transporte que nos ofrecían viajes para lo que necesitáramos. Fue una maquinaria de recibir, clasificar, acopiar y cargar para la distribución”, comentó.

La titular de Bienestar Universitario dijo, asimismo, que se trató de un proceso continuo que se fue optimizando con el paso de los días.
“Teníamos en claro que, en virtud de la situación, se debía llegar rápido a cada lugar de demanda”, sostuvo.

—Ing. Sánchez, ¿también llegaron donaciones desde sitios ajenos a la ciudad?

—Desde localidades cercanas, y otras no tanto, se organizaron para hacer colectas. Se generaron sus propios centros de acopio y pusieron transportes a disposición que pasaban por los pueblos, cargaban lo que tenían y llegaban a la UNS.

“También recibimos donaciones desde la provincia de La Pampa y del valle de Río Negro. Toda la región respondió. Y cuando arribaba un camión, los estudiantes que estaban en la sala de lectura aparecían para hacer la cadena de descarga de bultos.

La directiva recordó que del Comité de Crisis, conformado como consecuencia de la tragedia el mismo sábado 16, no forma parte la Universidad Nacional de Sur, aunque su rector, Dr. Daniel Vega, se puso a disposición en forma inmediata.

“Desde allí nos encomendaron organizar la campaña de donaciones”, dijo.

“El domingo (por el 17) hicimos una recorrida por todos los espacios para evaluar los daños y comenzar con el plan de reconstrucción y el mismo día pensamos la estrategia para la campaña”, agregó.

“Nos establecimos en el edificio del complejo Alem. Ya teníamos energía eléctrica e internet y dispusimos un punto de recarga, en especial para celulares. Recibimos de todo, pero la prioridad siempre fueron las velas, el agua y los alimentos no perecederos”, explicó la Ing. Sánchez.

“¿Si nos movilizó emocionalmente? Mucho. La sensación de impotencia por la magnitud de la problemática nos excede como individuos, pero la esperanza está en que lo colectivo aporte una oportunidad de solución”, expresó.

“En la medida de que se iban combinando las voluntades y los corazones, como suelo decir, teníamos la sensación de que estábamos abrazando a esas personas que la estaban pasando terrible”, aseguró.

—¿Nunca en la UNS se había realizado una campaña de estas características?

—Siempre digo que, por suerte, no tenemos entrenamiento en este tipo de movidas. Y es ahí donde uno entiende, porque es docente y cree en la educación no sólo como un recurso mágico, sino como el único que nos permite la movilidad en términos de sociedad y de posicionamiento, que también se trata de algo humanitario.

“En la medida de que uno accede a la educación tiene más sensibilidad por el otro. A partir de la formación pública aflora el compromiso del servicio social, en el sentido de estar a disposición del que no tiene, ya que la universidad nos prepara, justamente, para resolver problemas con soluciones prácticas y concretas. Es decir, la UNS nos forma académicamente y nos provee de las herramientas.

Parte del equipo de la UNS que trabajó desde el último lunes 18 y hasta este sábado 30.

“No pudimos modelar la situación (social) porque tiene una complejidad inabordable, pero sí logramos pensar estrategias que hiciesen que el mecanismo fuese efectivo, eficiente y ágil y que todos sintiésemos que estábamos cumpliendo con nuestra misión de profesionales para ayudar al otro”.

—¿Este trabajo puede ser la base para un protocolo ante eventuales futuras situaciones complejas?

—Entiendo que sí. Si bien no es el objetivo prioritario de la institución, cuando sucedió la pandemia (en 2020) tomamos la posta, organizamos a los voluntarios y dispusimos mecanismos como la asistencia telefónica y el trabajo de investigadores de ciencias de la salud para ayudar a resolver cuestiones relacionadas con la enfermedad.

“La misión primordial es formar profesionales sensibles que tengan tatuado en su corazón la responsabilidad social, ya que tenemos la fortuna de formarnos en una institución que está financiada por los impuestos de muchas personas. Nos debemos a ellos.

“Es una de las pocas instituciones públicas que conservan el prestigio y el respecto en el ciudadano común y todos los mensajes que transmite tienen una llegada con un peso especial. Eso hay que capitalizarlo y debemos estar a la altura de las circunstancias”.

—¿Las donaciones fueron menores en la última semana?

—Estuvimos trabajando hasta este sábado 30. La mecánica del centro de acopio fue la misma, aunque ya no tuvimos tantas donaciones porque, en realidad, el mayor esfuerzo ya se había hecho.

Ing. Diana Sánchez, secretaria general de Bienestar Universitario de la UNS.

“Entiendo que ahora viene el momento en que las empresas más grandes, o el Estado, hagan su aporte en otro orden de magnitud para contener una situación de demanda estructural.

“De todos modos, en simultáneo con esta acción la UNS firmó un convenio con la Cooperativa Obrera. Se trata de la campaña del Chango Solidario, donde cualquier persona que compre en las sucursales de la cooperativa de Bahía Bahía pueden dejar alimentos, elementos de higiene personal y limpieza en carritos ubicados luego de la línea de cajas. Esas donaciones se trasladan al centro de acopio que se encuentra en San Roque”.

Dos experiencias

—“El día que comenzamos la campaña (lunes 18 de diciembre) apareció una señora muy mayor, del barrio, con un paquete de arroz abierto. Estaba angustiada y, casi llorando, me decía que ella quería colaborar con algo y que esa era su forma, con lo que encontró en la casa”.

—“Hubo muchos estudiantes que juntaron lo que tenían en la alacena de sus departamentos, que generalmente no están cargados, y lo trajeron. También era lo que podían ofrecer”.

—“Una señora, de nombre Graciela que colabora en el ropero de Cáritas, estuvo 12 horas por día liderando el proceso de clasificación de ropa. Nos contagió y, además, nos transfirió todo ese conocimiento”.