Bahía Blanca | Lunes, 25 de agosto

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Asociación Alborada: Cuando las obras reafirman la huella del crecimiento

Un moderno predio de 650 m2 —en Avellaneda al 3.000— será el nuevo destino del taller protegido. Pero el proyecto es más ambicioso: en el mismo lugar se apunta a la creación de un centro de día y hasta una residencia.

Sergio Alcalá (izq.) y Luis Jouglard, en las instalaciones del denominado proyecto Bigio. / Fotos: Pablo Presti-La Nueva.

Lucchi. Jorge. Cenoz. Alcalá.

Son las cuatro familias que fundaron, el 2 de agosto de 1970, la Asociación Alborada y, en paralelo, la Escuela de Enseñanza Especial.

“El proyecto Bigio, tal como lo denominamos, se lanzó porque la institución siempre creció a la par de las demandas y, ahora, había que acompañar este desarrollo. Las instalaciones que tenemos sobre la calle 9 de Julio, sea la escuela como el taller protegido, ya no nos dan cabida al mirar hacia el futuro”.

Lo dijo Sergio G. Alcalá, presidente de la Asociación Alborada, una de las instituciones más respetables —y respetadas— de la comunidad bahiense.

Se refiere a una obra de vanguardia ubicada entre las calles Presbítero Juan Bautista Bigio y Ricardo Güiraldes, entre Bolivia y Nicolás Avellaneda (casi al 3.000), que ocupa unos 650 metros cuadrados y donde se prevé instalar el taller protegido que, actualmente, se desarrolla en las instalaciones de 9 de Julio 864.

El avance de obra es cercano al 90 %. Y la inauguración prevé concretarse a partir del inicio de 2023.

Por estos días se están terminando detalles de la etapa de infraestructura, más allá de la instalación de los servicios generales indispensables.

“Debemos resolver también la logística para transportar al personal y adecuar a las familias a nuevos hábitos, porque la ubicación es diferente a la actual. No son cuestiones menores porque hacen a la rutina diaria”, agregó, por otra parte, Luis Jouglard, quien es coordinador general de Asociación Alborada.

La citada mudanza es el primer paso para el gran proyecto que moviliza a la actual dirigencia: el centro de día.

“La edad cronológica de los chicos se ha ido extendiendo y hay que pensar en la posibilidad de que estén contenidos. Entendemos que el lugar ideal es un centro de día para una vez que concluyan los estudios y ya no tengan la habilitación para estar en el taller protegido”, comentó Alcalá.

“Una vez que estemos en funciones en Bigio iremos motorizando este proyecto, así como la instalación de una quinta, o una huerta”, añadió.

El avance de obra del proyecto Bigio es cercano al 90 %. Y la inauguración se prevé concretar a partir del inicio de 2023.

“Las familias van cumpliendo años y sabemos que el discapacitado debe ocupar un rol dentro de ella, donde no todas tienen la posibilidad de ofrecerlo. Lo mejor es que los chicos estén contenidos, y entretenidos, una buena parte del día. Sería el complemento que, hoy, está faltando”, aseguró Alcalá.

Jouglard también se refirió a la nueva etapa.

“Poner en funcionamiento el taller no es una tarea menor. Hemos sumado un terapista ocupacional; estamos con psicólogos y psicopedagogos, y todo un equipo en esta nueva dimensión de la discapacidad”, sostuvo.

“Venimos de una concepción donde el operario trabaja a las órdenes de un supervisor, de alguna manera imitando lo que hace una persona con todas sus habilidades”, afirmó.

“Pero en esta nueva visión ponemos profesionales a disposición, quienes entienden la lógica de la discapacidad y complementan las necesidades con acompañamiento, asesoramiento y herramientas que hacen falta y, además, garantizan la sustentabilidad y la proyección para que la persona pueda completar las distintas etapas en forma integral y con calidad de vida”, explicó.

También aludió Jouglard a los eventuales plazos para el centro de día.

“Estamos hablando de dos a tres años más para el final de obra, aun con todo lo que cuesta proyectar en la Argentina”, expresó.

“Si dependiera sólo de la voluntad de la Asociación y de quienes acompañan, porque no estamos solos en este emprendimiento, acaso los tiempos serían ser más cortos, pero en cuanto a trámites, habilitaciones, permisos y demás no escapamos a la realidad”, sostuvo.

“Básicamente, queremos estar junto a la persona con discapacidad empezando desde la escuela, acompañándolo con el taller protegido especial de empleo y dándole una continuidad con el Centro de Día. Y, si Dios quiere, a futuro con una residencia de día. Esa es la máxima aspiración”, concluyó Alcalá.

Las demandas actuales

El presidente Alcalá también destacó el trabajo de los pioneros de la Asociación Alborada.

“Analizo la perspectiva desde que mis padres (Matilde Mucci y Raúl) fundaron la Asociación (NdR: su hermano mayor, Alejandro, aún acude a la entidad) y vi atravesar todas las etapas”, sostuvo.

“Que hoy por hoy una entidad tenga un plantel como el que se ofrece, en el sentido de profesionales que están abocados a la educación, era algo impensado hace 50 años”, contó.

Para el proyecto de un centro de día, en el mismo predio de Avellaneda al 3000, se prevé un plazo de entre dos y tres años.

“Pero esa amalgama de especialistas con que cuenta hoy Alborada también se refleja en el taller. Por eso insisto: nuestra mayor aspiración es que quien termine la escolaridad en la institución pueda pasar al taller; si se poder desde el punto de vista laboral, mejor, pero si no que esté contenido en el centro de día”, describió.

“Tanto Luis Jouglard, quien está a cargo de la administración y talleres, como Verónica Rodríguez, quien es la directora de la escuela, son los responsables de esta realidad en cuanto a la elección y formación de profesionales”, aseveró.

El directivo recordó que cuando la Asociación comenzó casi no había docentes especializados en discapacidad y que se fue haciendo camino al andar.

“Pero siempre se apuntó a los mejores profesionales de cada área y ese fue el hilo conductor para las sucesivas comisiones directivas. Todas trabajaron en ese sentido, no obstante que debieron sortearse no pocas barreras, especialmente económicas”, comentó.

Respecto de los proyectos en materia de discapacidad, Alcalá dijo que se avanza, pero a paso lento.

“Se ha logrado mucho, en especial por la integración del chico a la sociedad. Pero aún falta mucho”, comentó.

“Mi hermano fue a un jardín normal hace más de 50 años, pero este caso fue distinto a todos. Fuimos a un club (por el Club Atlético Estrella) donde le abrieron las puertas y hasta le dieron una camiseta para que juegue”, recordó.

“Hablar de un Down hace 50 años era algo impensado, pero por fortuna eso ha cambiado. Insisto: hay muchos desafíos por delante, como que puedan acceder a una obra social, a un salario digno y a una jubilación”, añadió Alcalá.

“Tuve parientes con discapacidad y esto lo veo como otro desafío para instalar en el imaginario colectivo la idea de la discapacidad como una, justamente, diferencia que no debería ser tal como se veía antes”, comentó Jouglard.

“Trabajamos para lograr ese equilibrio y que los chicos sean uno más en la sociedad y que estén integrados, aún con sus limitaciones”, dijo.

“Si bien siempre decimos que nos debemos a los chicos, porque si no fuera por ellos no estaríamos acá trabajando, la forma de honrarlos es tratarlos por igual desde sus condiciones intelectuales. Eso es lo que hacemos todos los días”, concluyó.

El aporte clave de las empresas

“El espaldarazo que nos da la Cooperativa Obrera es invalorable”, dijo Alcalá.

“Hoy vendemos la marca Cooperativa, con todo lo que ello implica. Estar con los productos que hacen los chicos en las 145 sucursales que hay en seis provincias no es algo menor”, agregó.

“Sólo una firma como la Cooperativa Obrera es capaz de abrirte las puertas y no pedirte nada a cambio”, enfatizó.

El directivo dijo que, hoy, la mayor producción está destinada a la demanda de la Cooperativa, ya sea en bolsas de residuos, de consorcio y para freezer, entre los principales productos.

“Así como la Cooperativa Obrera nos acompaña desde el rol de cliente, Dow lo hace desde el rol de proveedor”, añadió Jouglard.

El 4 de octubre de 2005, la firma asumió el padrinazgo de Asociación Alborada.

“Nos hace un aporte permanente anual de materia prima, polietileno virgen de baja densidad, en pellets, que es el utilizado para la fabricación de las distintas bolsas, así como rollos para las precortadas. Este apoyo es incondicional, porque se extiende a material de laboratorio de distintas densidades, así como determinados equipamientos”, detalló.

“Incluso, en 2021 nos donó una extrusora, la tercera con la que contamos”, dijo.

“Es un aporte que nos permite desenvolvernos en un mercado desafiante, porque no dejamos de estar en el sector industrial del polietileno donde competimos con empresas con fines de lucro; con producciones a escala mayores; con personal calificado y con maquinarias adecuadas, cuando nosotros contamos con elementos adaptados a personas con discapacidad”, admitió Jouglard.

“Si bien no tenemos el mismo ritmo, sí contamos con calidad de producto gracias al aporte de Dow”, aclaró.

La Asociación Alborada tiene un plantel de 33 empleados (en forma directa). Y otras seis personas en calidad de asesores profesionales, indispensables para el funcionamiento de la institución.

“También apoyamos a la economía circular por intermedio de la Asociación de Cooperativas Argentinas, ya que compramos el reciclado negro por la alianza de ACA con Dow”, agregó.

Además, se trabaja con 26 operarios en el taller protegido. El total de alumnos actual es de 51.

Una historia de más de 50 años

—La Asociación Alborada se creó el 2 de agosto de 1970. Al mismo tiempo, se iniciaron las clases en la escuela de enseñanza especial.

—En 1981 finalizó la primera promoción de alumnos de la escuela. Y, en el mismo año, la comisión directiva resolvió fundar un taller protegido de producción para que los egresados puedan insertarse en el ámbito laboral.

—También se comenzó con la fabricación manual de bolsas de polietileno que, en una primera instancia, se distribuyen entre familiares y amigos.

—En 1986 se firmó un convenio de cooperación de becas y peculios con el gobierno provincial.

—En 1993 se incorporó la primera cortadora automática, con una capacidad de corte de 40 k/día. En 1996 se sumó una segunda máquina de ese tipo; ambas son operadas por personas con discapacidad.

—En 1997 se adquirió una extrusora y, en los dos años siguientes, una tercera y una cuarta cortadora.

—La firma Dow asumió, el 4 de octubre de 2005, el padrinazgo del taller protegido. Este compromiso consistió (y consiste) en la donación de polietileno virgen de baja densidad, a partir del cual se producen distintas clases de bolsas.

—En 2011 se incorporó una segunda extrusora.

—En el año 2014 se adquirieron dos nuevas cortadoras con capacidad para cortar 400 k/d. En el mismo tiempo, la Asociación compró un inmueble que debió readecuarse al nuevo proceso productivo.

—En el período 2014-2020 se construyó el nuevo taller protegido, siempre con el acompañamiento de Dow, que es un donante exclusivo, que, incluso, incluyó —en 2021— la donación de una tercera máquina extrusora.