Bahía Blanca | Viernes, 26 de abril

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La incómoda discusión sobre los responsables de la pobreza en Bahía

Días atrás se produjo un fuerte cruce entre el oficialismo municipal de Juntos por el Cambio y dirigentes del Frente de Todos acerca del drama social que afecta a la ciudad. Cuánta responsabilidad tiene un municipio en tratar de resolver este problema. Además, la rosca: Manes, los lilitos bahienses y el factor Lorenzo.

Acampe frente al Palacio Municipal, la semana pasada. (Foto: Pablo Presti - La Nueva.)

Maximiliano Allica / mallica@lanueva.com

   Tras el acampe y corte de calle de casi 24 horas de un grupo de militantes del Polo Obrero frente al Palacio Municipal, el gobierno comunal desató una discusión sobre el drama de la pobreza en la ciudad, sosteniendo que los principales reclamos de los manifestantes tenían que ver con déficits estructurales que exceden a una gestión local, como la alta inflación que carcome el poder adquisitivo o la falta de empleo de calidad.

   En esa línea, algunos de sus principales dirigentes apuntaron los cañones al Frente de Todos por tener el comando de los gobiernos de Nación y Provincia, así como a los referentes locales del peronismo por "estar ausentes" a la hora de atender esas quejas, argumentando que deberían dar la cara debido a su alineamiento con las administraciones centrales.

   El intendente Héctor Gay, a su vez, declaró luego de la difusión de los últimos índices de pobreza e indigencia (esta última se duplicó en la ciudad, según el Indec) que su preocupación sería mayor si se tratara de un problema solo local. No obstante, remarcó, es un asunto que depende de la macro y dijo que estamos ante una "economía absolutamente desquiciada".

   Desde el justicialismo se respondió tildando al gabinete de Gay de "inoperante y carente de gestión" para solucionar los problemas de sus vecinos, así como se lo acusó de esquivar sus responsabilidades como gobierno de cercanía.

   Ahora, ¿hay manera de medir las responsabilidades de los diferentes estamentos del Estado en un tema tan sensible? Sobre todo, ¿tiene herramientas un Municipio como para reducir la pobreza en su distrito?

   En principio, hay que aclarar que existen dos maneras de medir la pobreza y la indigencia. Una de ellas es la que utiliza el Indec, que toma como única referencia a los ingresos. Es decir, si una canasta básica para cubrir las necesidades de una familia de 4 personas se cotiza en 100 mil pesos, aquellas familias que ganan mensualmente 99 mil son pobres y, las que obtienen 101 mil, no lo son.

   Según ese parámetro, Bahía al primer semestre de 2022 tuvo un 33,4 % de pobres, lo cual representa a 106.068 personas. Dentro de ese conjunto, la indigencia se duplicó del 6,7 % en la segunda mitad de 2021 al 12,7 % en la primera de este año, esto quiere decir que 40.201 personas no alcanzan a cubrir las necesidades mínimas alimentarias por sobre las 21.107 del período anterior.

   La otra forma de medir, mucho más completa y compleja, es el análisis multidimensional de la pobreza, el cual no solo observa ingresos sino infraestructura de las viviendas, acceso a los servicios básicos, a la educación y a la salud. Siguiendo el ejemplo anterior, una familia que gana 99 mil pesos es oficialmente pobre y la de 101 mil no, pero quizás esta última vive en una casa sin luz ni cloacas ni asfalto, mientras que la primera accede a todo eso, por lo tanto, su calidad de vida real es mejor.

   La medición multidimensional se realiza en los censos nacionales, por lo que la situación nacional y local se debería conocer en breve, cuando se publiquen los resultados del último estudio.

   De todos modos, el Instituto de Investigaciones Económicas y Sociales del Sur (IIESS), dependiente del Conicet Bahía Blanca, acaba de publicar un informe sobre pobreza multidimensional en nuestro distrito que resulta sumamente revelador. Allí se estableció que el 28 % de la población local sufre de pobreza multidimensional intensa o severa, o sea, que no cuenta con acceso mínimo a infraestructura y servicios que le sirvan como umbral para aspirar al desarrollo. Dicho más directo: en estas condiciones, les va a costar horrores salir de esa situación social y económica, dificultando gravemente las posibilidades de las generaciones por venir.

   Uno de los aspectos salientes del informe es el capítulo de Seguridad Alimentaria, donde se concluye que el 16 % de la población de nuestra ciudad (46.476 personas) se encuentra en una situación de inseguridad alimentaria moderada a severa. Esto quiere decir que se trata de hogares "donde, por falta de dinero u otros recursos, al menos uno de sus miembros comió menos de lo que debería comer, o se quedaron sin alimentos en el hogar, o sintieron hambre pero no comieron o, en el extremo, pasaron un día entero sin comer". De ese total, 17.387 son niños, niñas y adolescentes de 0 a 17 años de edad. No hace falta demasiado conocimiento para entender que se trata del período clave en la formación de las personas, condicionante de su futuro.

   A esto se agrega que unos 2.000 niños, niñas y adolescentes de 4 a 17 años no estaban asistiendo a la escuela al momento del relevamiento, realizado a fines del año pasado.

   ¿Cómo se reparten las culpas de este deterioro? Es cierto que el impacto por inflación o las dificultades de generar empleo de calidad en grandes cantidades son problemas macro, fuera del alcance de un intendente y su gabinete. También es verdad que la educación no es su responsabilidad directa y que los gobiernos superiores tienen mayor presupuesto y responsabilidad para brindar soluciones en materia sanitaria y de infraestructura en general.

   Dicho esto, siempre un municipio puede hacer algo más. Aun cuando se asista con distintos programas a unas 17 mil personas, según detalló el secretario de Gobierno de la comuna Marcos Streitenberger, es evidente que no alcanza.

   Concretar un plan de desarrollo de suelo urbano para generar viviendas de calidad y resolver así una de las dimensiones de la pobreza estructural puede depender perfectamente de una intendencia o, aunque sea, levantar esa bandera. También se puede ir a buscar uno por uno a los chicos que no van a la escuela y empezar a acompañarlos, eso no debería ser imposible en una ciudad de esta escala.

   Respecto de la distribución de alimentos, desde Alsina 65 se suele señalar que el gobierno de Axel Kicillof redujo sensiblemente el envío de comida comparado con lo que mandaba su antecesora, María Eugenia Vidal. Ante ese escenario, ¿es posible hacer mayores acuerdos con grandes empresas para que colaboren? Debería serlo. ¿Podrían comprometerse más desde la oposición local para contribuir? Sin dudas.

   En cuanto al análisis discursivo, parece de poco tacto querer sacarse el peso de los problemas y apuntar a otro lugar. Por más que Gay, Streitenberger y Pablo Romera no se equivocan al adjudicar los principales males a Nación y Provincia (sería absurdo pretender pobreza cero en Bahía con un índice que oscila entre 35 y 40 % en el país), si algo se espera de los representantes más cercanos es que se pongan los conflictos de sus vecinos en la mochila.

   Además, la administración Cambiemos en Nación y Provincia durante 2015 y 2019, a la cual defienden desde el Municipio, empeoró todos los indicadores sociales y económicos. Son datos incontrastables. Y los males de hoy forman parte de un proceso.

   En cuanto al Frente de Todos local, si bien no tiene responsabilidades de gobierno municipal, hace el típico juego de ponderar virtudes propias y subrayar defectos ajenos, pero la verdad es que el gobierno de Alberto Fernández hasta aquí no ha significado ninguna evolución y casi nadie se hace cargo.

   Cuentan a su favor con los atenuantes de la pandemia, la guerra en Ucrania y la inmensa deuda heredada, pero nada de eso tiene que ver con el desbarajuste interno que profundizó todas las crisis. Pocas veces se vieron tantos papelones juntos en una coalición de gobierno, mal diseñada en su origen, que recién ahora está intentando encontrar un rumbo conciso. Y hay que ver si lo logra.

   No se ve un mea culpa sincero y profundo en el justicialismo nacional. Tampoco en Bahía Blanca.

   Volviendo a los sistemas de protección social, uno de los defectos principales, tal como reveló La Nueva en una serie de informes publicados el año pasado, es que los organismos que distribuyen subsidios y otras ayudas no cruzan información respecto de quiénes son las personas que perciben beneficios.

   Tanto Anses como el Ministerio de Desarrollo Social consideran que se trata de datos sensibles y no los comparten con autoridades municipales ni de otros organismos públicos o privados. Esto suele generar injusticia e ineficiencia, ya que hay familias que acceden a tres, cuatro o cinco planes mientras sus vecinos de al lado solo tienen uno porque no saben dónde acudir.

   De nuevo: en una ciudad de esta escala debería ser posible para una comuna detectar esos desfasajes y tratar de equilibrarlos. Seguramente no es fácil, pero no se puede poner de excusa que el trabajo sea difícil. Se trata de intentarlo, una y otra vez, por más que el huevo de la serpiente siga siendo la macro.

   En conclusión, todos tienen su cuota de responsabilidad. Según el Cippec (Centro de Implementación de Políticas Públicas para la Equidad y el Crecimiento), Argentina es uno de los pocos países de América Latina que aumentó su pobreza en las últimas décadas en lugar de reducirla. Constituye uno de los récords más tristes que podemos ostentar.

Manes desató la furia en JxC, reacciones en Bahía y la polémica del hospital

   Párrafos finales para la rosca política. Facundo Manes salió a criticar al gobierno de Mauricio Macri y lo cuestionaron desde todos los ángulos en Juntos por el Cambio.

   La estrategia de diferenciación de Manes respecto de sus eventuales competidores en la carrera presidencial se advierte en muchas de sus declaraciones, tal como en esta ocasión. Pero ese juego con aire individual, para que prospere, necesita de un respaldo popular muy fuerte. Si logra demostrar que cada vez más gente adhiere a sus posiciones, el radicalismo en particular y Juntos en general se deberán comer el sapo. Caso contrario, le queda poca nafta como aspirante a figura relevante en 2023.

   En Bahía Blanca entre los pocos que salieron a bancarlo abiertamente estuvieron Martín Salaberry y Juan Pablo Baylac, mientras que Gisela Caputo (alfil de Emiliano Alvarez Porte) mostró su desacuerdo acompañando el comunicado de la UCR nacional que se despega del neurocientífico.

   Por su parte, Lorenzo Natali mantiene su postura de defensa de Manes, a la vez que es posible aseverar que Elisa Quartucci y los integrantes del Grupo Hospital están de acuerdo con las ideas que transmitió el diputado, acerca de la necesidad de dar vuelta la página del kirchnerismo y el macrismo.

   A propósito del Hospital Municipal, la polémica en torno a la designación del doctor Gustavo Carestía para continuar al frente del sanatorio comunal parecía ir apagándose, sin embargo, desde la Coalición Cívica aseguran que el concejal Gonzalo Vélez insistirá con sus críticas y se presentará en el consejo de administración para ratificar sus planteos de falta de transparencia en el proceso de nombramiento.

   Los lilitos, de este modo, no solo mantienen abierto un frente contra esa vertiente del radicalismo sino que también emprenden otro contra la decisión del intendente de mantenerlo a Carestía en la función. Es lógico suponer que Vélez no hizo la "gran Manes" sino que actúa con la anuencia de su jefe político, el senador Andrés de Leo, uno de los aspirantes a la sucesión de Gay en 2023 dentro de Juntos.

   La Coalición Cívica viene dando muestras de autonomía en el último tiempo. Como se viene advirtiendo desde esta columna, es esperable que las tensiones continúen.

   Y una apostilla de cierre para Lorenzo, que ayer habló de su eventual postulación para la intendencia el año que viene. Es evidente que su presencia no pasa inadvertida e, incluso, incomoda a buena parte del microclima. Para ser un "verde" de la política, no es poco.